Re: Los sacrificios imperfectos del A.T.eran mas importantes que el sababo semanal.
Estimado eduardin el deshonesto y chismoso. Saludos cordiales.
Cuando se le acusó de violar el sábado en Betesda, Jesús se defendió afirmando su condición de Hijo de Dios y declarando que él obraba en armonía con el Padre. Ahora que se atacaba a sus discípulos, él citó a sus acusadores ejemplos del Antiguo Testamento, actos verificados en sábado por quienes estaban en el servicio de Dios.
Los maestros judíos se jactaban de su conocimiento de las Escrituras, y la respuesta de Cristo implicaba una reprensión por su ignorancia de los sagrados escritos. "¿Ni aun esto habéis leído --dijo,-- qué hizo David cuando tuvo hambre, él, y los que con él estaban; cómo entró en la casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, y comió, . . . los cuales no era lícito comer, sino a solos los sacerdotes?" "También les dijo: El sábado por causa del hombre es hecho; no el hombre por causa del sábado." " ¿No habéis leído en la ley, que los sábados en el templo los sacerdotes profanan el sábado, y son sin culpa? Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí." "El Hijo del hombre es Señor aun del sábado.'
Si estaba bien que David satisficiese su hambre comiendo el pan que había sido apartado para un uso santo, entonces estaba bien que los discípulos supliesen su necesidad recogiendo granos en las horas sagradas del sábado. Además, los sacerdotes del templo realizaban el sábado una labor más intensa que en otros días. En asuntos seculares, la misma labor habría sido pecaminosa; pero la obra de los sacerdotes se hacía en el servicio de Dios. Ellos cumplían los ritos que señalaban el poder redentor de Cristo, y su labor estaba en armonía con el objeto del sábado. Pero ahora, Cristo mismo había venido. Los discípulos, al hacer la obra de Cristo, estaban sirviendo a Dios y era correcto hacer en sábado lo que era necesario para el cumplimiento de esta obra.
Cristo quería enseñar a sus discípulos y a sus enemigos que el servicio de Dios está antes que cualquier otra cosa. El objeto de la obra de Dios en este mundo es la redención del hombre; por lo tanto, lo que es necesario hacer en sábado en cumplimiento de esta obra, está de acuerdo con la ley del sábado. Jesús coronó luego su argumento declarándose "Señor del sábado," es decir un Ser por encima de toda duda y de toda ley. Este Juez infinito absuelve a los discípulos de culpa, apelando a los mismos estatutos que se les acusaba de estar violando.
Jesús no dejó pasar el asunto con la administración de una reprensión a sus enemigos. Declaró que su ceguera había interpretado mal el objeto del sábado. Dijo: "Si supieseis qué es: Misericordia quiero y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes." Sus muchos ritos formalistas no podían suplir la falta de aquella integridad veraz y amor tierno que siempre caracterizarán al verdadero adorador de Dios.
Cristo volvió a reiterar la verdad de que en sí mismos los sacrificios no tienen valor. Eran un medio, y no un fin. Su objeto consistía en señalar el Salvador a los hombres, y ponerlos así en armonía con Dios. Lo que Dios aprecia es el servicio de amor. Faltando éste, el mero ceremonial le es una ofensa. Así sucede con el sábado. Estaba destinado a poner a los hombres en comunión con Dios; pero cuando la mente quedaba absorbida por ritos cansadores, el objeto del sábado se frustraba. Su simple observancia exterior era una burla."
Los fariseos acusaron a nuestro Señor de sanar en sábado. Sin embargo él los corrige: “es lícito hacer el bien en los días de reposo” (Mat. 12:12). “Lícito” (gr. éxesti): legal, permitido, correcto. En otras palabras, Cristo no quebrantó el sábado, pues lo que hizo era lícito, es decir, permitido por la ley.
Lo acusaron además de permitir que sus discípulos arranquen espigas en sábado y que justificó esa conducta, oponiéndose igualmente a la ley mosaica (Ex 31, 12-17); 34,21; 35,2).
Pero. "¿En qué parte de la ley se prohíbe “expresamente” arrancar espigas en sábado? Como bien lo observa Adam Clarke, todo se trataba de una superstición de los fariseos (Commentary on the Bible, Mat. 12.2).
Y John Lightfoot acuciosamente observa que esa norma procedía de la tradición de los judíos, que decía: “El que coseche en sábado, aunque sea muy poco, es culpable. Arrancar las espigas de trigo es una forma de cosechar; y quienquiera que arranque cualquier cosa de su propia siembra es culpable, bajo el nombre de cosechador” (John Lightfoot, A Commentary on the New Testament from the Talmud and Hebraica,
http://philologos.org/__eb-jl/matt12.htm).
"Ahora bien, la ley de Dios prohíbe el trabajo servil en sábado, y en tanto cosechar una siembra en sábado como trabajo cotidiano sería una violación del mandamiento, no lo es así arrancar unas cuantas espigas para comer. En realidad, arrancar unas espigas para comer no requiere de más trabajo que servirse un plato y masticar la comida, o bañarse o realizar cualquier otra actividad necesaria e impostergable. Se trataba de una interpretación judía de la ley, no de un “así dice Jehová”.
De modo que Cristo tampoco violó el cuarto mandamiento al permitir a sus discípulos arrancar unas espigas para comer, que tal acto no está prohibido en toda la Biblia." (Aporte de Giovanni Cabrera)
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.