<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por Danikaze:
Estimado Jetonius:
La Biblia dice que Sodoma y Gomorra fueron literalmente destruidas, y eso sin perjuicio de que sus habitantes, el día del juicio final, sean condenados para la "muerte eterna" como la llamas.
De acuerdo, pero volvamos al contexto. Judas está advirtiendo contra los falsos maestros, y a modo de introducción menciona tres ejemplos del pasado que nos advierten acerca del juicio de Dios:
1. Los israelitas incrédulos
2. Los ángeles rebeldes
3. Los habitantes de Sodoma y Gomorra
En los dos últimos casos, el énfasis parece estar en la continuidad del castigo. Se trata de solemnes advertencias para sus lectores: del mismo modo en que ángeles y hombres han sufrido un castigo cuyos efectos perduran, para los falsos maestros "está reservada la oscuridad de las tinieblas para siempre" [ois ho zofos tou skotous eis aiöna tetërëtai], v. 13. En todo caso, sería imprudente basar una doctrina fundamental en un versículo aislado.
Yo también creo en una "muerte eterna", pero no en que el impío esté en un "infierno eterno", sino en la muerte de "consecuencias eternas". Esto es fácilmente demostrable por la misma Biblia, la que declara que:
"Toda alma que pecare, esa morirá"(Eze.18 :4).
No se dice que sufrirá eternamente¨.
Ante todo habría que ver qué se entiende por 'alma' (hebreo néfesh), palabreja que se las trae por su amplitud de significado.
El siguiente texto es ilustrativo:
"La néfesh es el principio de vida; esta palabra se traduce a menudo por alma (en griego por psyjé).
En hebreo, la raíz nafash tiene el sentido de soplo o respiración; puede ser el soplo del animal o el perfume, la exhalación de una planta.
Es preciso determinar cómo se produce el paso de un sentido a otro.
Néfesh es también el órgano de las respiración: la garganta por dentro, o el cuello por fuera, ya que por allí se escapa el soplo vital.
A veces su sentido es más refinado, v.g. en Ezekiel 24:21,25: «la alegría de su adorno, el deseo de sus ojos y lo que buscan sus almas», es decir lo que se lleva al cuello, las joyas.
Jonás 2:6: «las aguas me rodearon hasta el alma», es decir hasta el cuello.
En Números 11:6 hay un pasaje interesante. Caminando por el desierto, los hebreos se acuerdan de los peces, de las calabazas y melones que «comíamos en Egipto, pero ahora nuestra alma está seca», es decir, tenemos la garganta seca (¡y el estómago vacío!), «nuestros ojos no ven más que maná»...
Vemos una idea análoga en el sueño del hambriento de Isaías 29:8: «Será como el hambriento que sueña y he aquí que bebe, pero está sediento y su néfesh está cerrada». Es decir, tiene el estómago vacío y la garganta seca.
En 1 Samuel 19:5, la curiosa expresión «poner su néfesh en la mano» equivale a «arriesgar la vida».
Lo mismo, cuando el profeta Elías, perseguido por los esbirros de Jezabel, huye «por causa de su néfesh», hemos de entender que intenta «salvar la vida» (1 Reyes 19:3). En efecto, «tomar su vida» sería lo mismo que «matarlo».
Dios, el creador, hace vivir y convierte al hombre modelado del barro en un «alma viviente» (Génesis 2:7). Pablo recogerá esta expresión por su cuenta al escribir a los corintios (1 Corintios 15:45): «Adán se hizo un alma viviente». ¿No decimos también nosotros: «una ciudad de cien mil almas», en lugar de «cien mil habitantes»?
Néfesh sirve también de pronombre reflexivo; para decir «yo mismo, tú mismo», etc ... se dice «mi alma , tu alma».
A veces, néfesh llega a designar la tumba, es decir la estela funeraria que indica que hay allí uno enterrado.
Cuando el griego se hizo lengua bíblica, psyjé pasó también a designar el alma, la vida, la persona, el «yo», alguien , yo mismo. Psyjé tomó así una amplitud de sentido considerable. Se trata del yo, con la connotación interior de fuerza vital:
Marcos 8:34 «Si alguien quiere venir detrás de mí, qué renuncie a sí mismo, lleve su cruz y venga a mí.
35: El que quiere salvar su alma (= salvarse a sí mismo), la perderá (se perderá quien pierda su alma); y el que se pierda por mí y el evangelio, se salvará.
36: ¿Qué le serviría al hombre ganar el mundo entero y perder su alma? (= perderse)?
37: ¿Qué da un hombre en cambio de su alma (en cambio de sí mismo)?».
La mayor parte de las traducciones cambian de palabra a lo largo del texto. Se utiliza primero «vida» y luego se pasa a hablar de «alma».
Aquí la salvación del alma, es decir de sí mismo, es la victoria de la vida sobre la muerte."(Maurice Carrez, "Las lenguas de la Biblia - del papiro a las Biblias impresas. Estella: Verbo Divino, 1984, p. 85-86).
Si nos referimos al texto que citas, conviene notar ante todo que Ezekiel se refiere a la responsabilidad individual por el pecado. Cada cual ha de cargar con su propia culpa, pero no con las ajenas. El significado de néfesh debe determinarse por el contexto. Por ejemplo, la Biblia de Jerusalén coloca aquí "vida" en lugar de "alma" (y traduce con un pronombre la cuarta aparición de la palabra; dice simplemente "El que peque es quien morirá."
Igualmente, John B. Taylor comenta sobre Ezekiel 18:4
"Como en 13:20, la palabra 'almas' no debe entenderse de espíritus incorpóreos. El hebreo 'alma' (néfesh) representaba la totalidad de la persona, o la fuerza vital en ella. Ninguna palabra inglesa puede traducir las varias connotaciones que traen los cuatro usos de néfesh en este versículo. Posiblemente la traducción más aproximada, para evitar la ambigua palabra 'alma', sería: «Todas las vidas son mías; la vida del padre ... la vida del hijo ... la persona que peque morirá»." (Ezekiel- An Introduction and Commentary. Tyndale OT Comm, 20. Downers Grove: InterVarsity Press, 1969, p.149).
A continuación el profeta da ejemplos concretos del principio general que está enunciando. Por su propia naturaleza, el texto simplemente no es adecuado para defender ni para atacar la creencia en la vida en el más allá.
Además, ¿sería razonable y propio de un Dios de amor, el hecho de que por 80 años en pecado (considerando la vida máxima promedio de una persona= tenga que estar sufriendo toda la eternidad en un infierno?
¿Crees que Dios es un Dios de amor? Entonces ¿crees que El se complacería en ver sufrir eternamente a los que no siguieron sus caminos? Ello distorsiona rotundamente el concepto de Dios.
¿Y si Dios nos ha prometido la felicidad en el cielo con El, serías verdaderamente feliz sabiendo que un pariente o amigo está condenado eternamente a sufrir?
Aquí ya entramos en el terreno pantanoso de nuestras propias concepciones de Dios, no de los datos bíblicos. Si conoces la Biblia, verás que nadie habló con más fuerza y en más ocasiones de la perdición eterna que el mismísimo Señor Jesús. Y en segundo lugar viene el Apóstol Juan, quien habló como ninguno del amor de Dios. De modo que, si creemos lo que Jesús, Juan y el resto del Nuevo Testamento dicen acerca del amor y la misericordia divinas, no veo ninguna razón para ignorar las solemnes advertencias que ellos nos dejaron.
Bendiciones en Cristo,
Jetonius
[email protected]
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