En cierta reunión en nuestra asamblea, el estudio estaba a cargo de un obrero del interior de nuestro país. De repente aludió a Watchman Nee, como responsable de quienes con sus doctrinas particulares venían causando divisiones en las iglesias. Sentado junto al pasillo levanté mi mano para que me viera y tras su pausa aclaré:
- ¡Te equivocaste de chino! Tú te refieres al movimiento del Recobro de Witness Lee.
Nada tuvo ni tiene que ver con eso Watchman Nee. Simplemente, su ex colaborador
se aprovecha del respeto y prestigio alcanzado por aquel, para imponer su propia
organización.
Cuando ahora releemos los libros, mensajes y conferencias de Watchman Nee, entendemos el actual progreso del Evangelio en China, preocupando a las autoridades del gobierno el auge de estas reuniones sencillas por las casas, donde no cuentan con edificios, liturgias, programas, clérigos ni nada de lo que parecería imprescindible en cualquier iglesia protestante y evangélica, que se precie de tal.
La misma presencia del Señor en medio de los congregados en Su nombre, la guía del Espíritu Santo, la Biblia y el amor fraternal, parecen ser cuanto ellos necesitan.
A poco más de medio siglo de la emigración de Witness Lee de Taiwan a California (Anaheim), y casi doce años de su fallecimiento, es posible evaluar si se hizo o no una contribución efectiva al reino de Dios.
Mi sentir es que no; que mas bien constituyó en Occidente un penoso paréntesis que malogró las aspiraciones de muchos cristianos que creían ver una continuación de aquel obrar de Dios en el extremo oriente. Lejos de recobrar algo, el Recobro en realidad perdió todo cuanto en China continental los hermanos por gracia de Dios habían visto.
Pero los que se quedaron allí, sufriendo los peores tiempos de la persecución comunista, trasmitieron a otros el caudal de enseñanza bíblica recibida, de modo que hoy día aún sigue dando muchos y preciosos frutos.
Siendo que nuestro Dios es siempre el mismo y no cambia, su Espíritu no ha perdido su poder, y ni un ápice de verdad se ha desprendido de su inalterable Palabra, confiamos que el Señor Jesús volverá a ser reconocido en todo su señorío - hoy menospreciado por muchos -, a fin de que podamos disfrutarlo ahora como nuestra vida abundante, ya que pronto viene y entonces unidos a Él le disfrutaremos en plenitud perfecta.
Ricardo.
- ¡Te equivocaste de chino! Tú te refieres al movimiento del Recobro de Witness Lee.
Nada tuvo ni tiene que ver con eso Watchman Nee. Simplemente, su ex colaborador
se aprovecha del respeto y prestigio alcanzado por aquel, para imponer su propia
organización.
Cuando ahora releemos los libros, mensajes y conferencias de Watchman Nee, entendemos el actual progreso del Evangelio en China, preocupando a las autoridades del gobierno el auge de estas reuniones sencillas por las casas, donde no cuentan con edificios, liturgias, programas, clérigos ni nada de lo que parecería imprescindible en cualquier iglesia protestante y evangélica, que se precie de tal.
La misma presencia del Señor en medio de los congregados en Su nombre, la guía del Espíritu Santo, la Biblia y el amor fraternal, parecen ser cuanto ellos necesitan.
A poco más de medio siglo de la emigración de Witness Lee de Taiwan a California (Anaheim), y casi doce años de su fallecimiento, es posible evaluar si se hizo o no una contribución efectiva al reino de Dios.
Mi sentir es que no; que mas bien constituyó en Occidente un penoso paréntesis que malogró las aspiraciones de muchos cristianos que creían ver una continuación de aquel obrar de Dios en el extremo oriente. Lejos de recobrar algo, el Recobro en realidad perdió todo cuanto en China continental los hermanos por gracia de Dios habían visto.
Pero los que se quedaron allí, sufriendo los peores tiempos de la persecución comunista, trasmitieron a otros el caudal de enseñanza bíblica recibida, de modo que hoy día aún sigue dando muchos y preciosos frutos.
Siendo que nuestro Dios es siempre el mismo y no cambia, su Espíritu no ha perdido su poder, y ni un ápice de verdad se ha desprendido de su inalterable Palabra, confiamos que el Señor Jesús volverá a ser reconocido en todo su señorío - hoy menospreciado por muchos -, a fin de que podamos disfrutarlo ahora como nuestra vida abundante, ya que pronto viene y entonces unidos a Él le disfrutaremos en plenitud perfecta.
Ricardo.