¿Quién es tu cobertura?
Hermanos del foro, amados lectores:
Abro este epígrafe para mostrarles una breve exposición basado en el ensayo de Frank Viola “¿Quién es tu cobertura? Una mira fresca al liderazgo, la autoridad y responsabilidad de rendir cuentas.
Ya desde el siglo III cuando se instauró la separación de creyentes en dos clases, el clero y los laicos, vemos nacer el concepto de “cobertura” con el afán de acabar con Las divisiones ideológicas, herejías doctrinales, independencia anárquica y el subjetivismo individualista problemas que aún persisten en la actualidad.
Con esta enseñanza de “cobertura” se trata de solucionar estos problemas estableciendo una máxima autoridad espiritual que, supuestamente concede a la vez, “infabilidad” en las decisiones doctrinales de estos “líderes” y así, la membresía regular o laicos, estarían seguros de seguir el camino correcto, al confiar en la dirección de las autoridades eclesiales.
Es bien sabido, que el sistema de gobierno llamado monarquía es de origen pagano. Desde mi particular punto de vista, el sistema monárquico fue la que le dio vida a la enseñanza de “cobertura” o este mismo fue completamente basado en el anteriormente mencionado. De ahí, tenemos que el sistema romanista presenta el peor de estos errores pues, sus jerarcas, aprovechando esa “autoridad espiritual” que les confiere la enseñanza de la cobertura, pretenden convertir (y lo han hecho) esa autoridad espiritual en autoridad temporal. También en el mundo protestante, consecuencia de haber salido de la reforma se ha colado esta enseñanza que en definitiva, suprime el señorío de Cristo en su Iglesia.
Luego entonces, si la cobertura eclesiástica es un error ¿Cuál es el antídoto entonces para evitar errores doctrinales y divisiones en el cuerpo de cristo?, citando al autor del ensayo:
Si leemos las epístolas apostólicas de Pablo, podemos darnos cuenta que la exhortación (nunca por órdenes) del apóstol Pablo es a desarrollar la sujeción mutua y la comunión entre hermanos y hermanas, los unos con los otros. Básicamente en la iglesia primitiva, lo que se trataba de establecer era un funcionamiento “orgánico” de toda la iglesia más que “institucional” siguiendo la comparación de la Iglesia con el cuerpo de Cristo, donde Cristo es la única Cabeza y nosotros su cuerpo siendo miembros en él que se mueven por medio del sistema nervioso que en este caso es el E.S. pero siempre por orden de nuestro único pastor: Jesucristo. El principio Bíblico de la sujeción mutua enfatiza la sumisión de los unos a los otros de manera opuesta a la obediencia indisputable a un líder humano u organización jerárquica.
En resumen, como ya escribí anteriormente, el peor de los ejemplos de este error doctrinal de cobertura es la institución romanista con su sistema sacerdotal y papal, que divide a sus miembros en categorías clero-laico haciendo de ello un sistema jerárquico (y en tiempos antiguos monárquico) tradicional y mundano. La comprobación evidente de que la cobertura eclesial no es sinónimo de “protectora” contra errores doctrinales o “infabilidad” fue el caso de la herejía arriana. Cuando toda la jerarquía romana había aceptado la herejía arriana, la ortodoxia Cristiana fue apoyada por los laicos quienes apoyaron a Atanasio y finalmente lograron desechar esa herejía.
El problema también radica en las denominaciones cristianas evangélicas. Se siguen credos o incluso en algunas otras escritos formulados por sus fundadores. Muy parecido al sistema clero-laico instaurado por el romanismo, pues la membresía tiene que acatar las ordenes de un pastor, donde éste administra y programa el culto de acuerdo a sus pareceres o al credo de la institución, mientras que la membresía se sienta pasivamente a escucharlo o en la alabanza la membresía se limita a escuchar y aplaudir al grupo musical de alabanza. Me recuerda mucho a un salón de clases donde el maestro da la clase y los niños solo lo escuchan. Teniendo entonces tanto en el romanismo con sus misas como en las denominaciones protestantes “una clase eterna, niños eternos” que necesitan de sus jerarcas o líderes para edificarse en Cristo. En otras palabras, el error de Cobertura eclesial manifestado en su máxima expresión.
La solución es: Dejar al E.S. conducir nuestras reuniones, cultos y alabanzas, que sea Cristo Jesús quién se manifieste a través de E.S. en cada uno de los creyentes para edificación de su cuerpo, de su iglesia la cual no es institucional, sino orgánica. Sólo el E.S. es infalible y nos evita caer en el error. Participemos todos los creyentes para la edificación del cuerpo de Cristo, sólo así, dejaremos de ser “niños fluctuantes, llevador por doquiera de todo viento de doctrina” Efesios 4:14.
Más información, pueden bajar el ensayo de Frank Viola en la siguiente dirección:
http://www.odresnuevos.org/descargas.php
Hermanos del foro, amados lectores:
Abro este epígrafe para mostrarles una breve exposición basado en el ensayo de Frank Viola “¿Quién es tu cobertura? Una mira fresca al liderazgo, la autoridad y responsabilidad de rendir cuentas.
Mateo 21:23
Cuando vino al templo, los
principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a
Él mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces
estas cosas? ¿y quién te dio esta autoridad?
Ya desde el siglo III cuando se instauró la separación de creyentes en dos clases, el clero y los laicos, vemos nacer el concepto de “cobertura” con el afán de acabar con Las divisiones ideológicas, herejías doctrinales, independencia anárquica y el subjetivismo individualista problemas que aún persisten en la actualidad.
Con esta enseñanza de “cobertura” se trata de solucionar estos problemas estableciendo una máxima autoridad espiritual que, supuestamente concede a la vez, “infabilidad” en las decisiones doctrinales de estos “líderes” y así, la membresía regular o laicos, estarían seguros de seguir el camino correcto, al confiar en la dirección de las autoridades eclesiales.
Es bien sabido, que el sistema de gobierno llamado monarquía es de origen pagano. Desde mi particular punto de vista, el sistema monárquico fue la que le dio vida a la enseñanza de “cobertura” o este mismo fue completamente basado en el anteriormente mencionado. De ahí, tenemos que el sistema romanista presenta el peor de estos errores pues, sus jerarcas, aprovechando esa “autoridad espiritual” que les confiere la enseñanza de la cobertura, pretenden convertir (y lo han hecho) esa autoridad espiritual en autoridad temporal. También en el mundo protestante, consecuencia de haber salido de la reforma se ha colado esta enseñanza que en definitiva, suprime el señorío de Cristo en su Iglesia.
Luego entonces, si la cobertura eclesiástica es un error ¿Cuál es el antídoto entonces para evitar errores doctrinales y divisiones en el cuerpo de cristo?, citando al autor del ensayo:
El antídoto espiritual para los males de la herejía, independencia e individualismo no es la "cobertura", sino la
sujeción mutua al Espíritu de Dios y de los unos a los otros por reverencia a Cristo. Nada menos que esto puede
proteger al Cuerpo de Cristo. Ninguna otra cosa podrá sanar sus llagas abiertas
Si leemos las epístolas apostólicas de Pablo, podemos darnos cuenta que la exhortación (nunca por órdenes) del apóstol Pablo es a desarrollar la sujeción mutua y la comunión entre hermanos y hermanas, los unos con los otros. Básicamente en la iglesia primitiva, lo que se trataba de establecer era un funcionamiento “orgánico” de toda la iglesia más que “institucional” siguiendo la comparación de la Iglesia con el cuerpo de Cristo, donde Cristo es la única Cabeza y nosotros su cuerpo siendo miembros en él que se mueven por medio del sistema nervioso que en este caso es el E.S. pero siempre por orden de nuestro único pastor: Jesucristo. El principio Bíblico de la sujeción mutua enfatiza la sumisión de los unos a los otros de manera opuesta a la obediencia indisputable a un líder humano u organización jerárquica.
En resumen, como ya escribí anteriormente, el peor de los ejemplos de este error doctrinal de cobertura es la institución romanista con su sistema sacerdotal y papal, que divide a sus miembros en categorías clero-laico haciendo de ello un sistema jerárquico (y en tiempos antiguos monárquico) tradicional y mundano. La comprobación evidente de que la cobertura eclesial no es sinónimo de “protectora” contra errores doctrinales o “infabilidad” fue el caso de la herejía arriana. Cuando toda la jerarquía romana había aceptado la herejía arriana, la ortodoxia Cristiana fue apoyada por los laicos quienes apoyaron a Atanasio y finalmente lograron desechar esa herejía.
El problema también radica en las denominaciones cristianas evangélicas. Se siguen credos o incluso en algunas otras escritos formulados por sus fundadores. Muy parecido al sistema clero-laico instaurado por el romanismo, pues la membresía tiene que acatar las ordenes de un pastor, donde éste administra y programa el culto de acuerdo a sus pareceres o al credo de la institución, mientras que la membresía se sienta pasivamente a escucharlo o en la alabanza la membresía se limita a escuchar y aplaudir al grupo musical de alabanza. Me recuerda mucho a un salón de clases donde el maestro da la clase y los niños solo lo escuchan. Teniendo entonces tanto en el romanismo con sus misas como en las denominaciones protestantes “una clase eterna, niños eternos” que necesitan de sus jerarcas o líderes para edificarse en Cristo. En otras palabras, el error de Cobertura eclesial manifestado en su máxima expresión.
La solución es: Dejar al E.S. conducir nuestras reuniones, cultos y alabanzas, que sea Cristo Jesús quién se manifieste a través de E.S. en cada uno de los creyentes para edificación de su cuerpo, de su iglesia la cual no es institucional, sino orgánica. Sólo el E.S. es infalible y nos evita caer en el error. Participemos todos los creyentes para la edificación del cuerpo de Cristo, sólo así, dejaremos de ser “niños fluctuantes, llevador por doquiera de todo viento de doctrina” Efesios 4:14.
Más información, pueden bajar el ensayo de Frank Viola en la siguiente dirección:
http://www.odresnuevos.org/descargas.php