"¿Quién es este, que aun el viento y el mar le obedecen?" (Marcos 4:41).
La "hipótesis del desarrollo" dominante en la academia teológica moderna, dice que la divinidad de Cristo fue un concepto progresivo, evolutivo. En el Evangelio de San Marcos, considerado comúnmente el más antiguo, la naturaleza divina de Cristo está ausente, mientras que en el Evangelio de San Juan, el último de los cuatro evangelios canónicos, la divinidad de Cristo ha madurado plenamente.
Pero esto va en contra de toda evidencia. Muchas son las señales reveladoras de Marcos que indican la naturaleza divina de Cristo. Pero de todas, mi preferida es el que se encuentra en la perícopa de Marcos 6:45-52.
El Señor acaba de alimentar milagrosamente a una multitud de 5.000 hombres (sin contar mujeres y niños). Mientras está despidiendo las multitudes les dice a sus discípulos que crucen el mar de Galilea y Él llegará más tarde a su encuentro.
Está avanzada la noche, la cuarta vigilia (3:00 a 6:00 am); Jesús está solo en lo alto de una montaña orando al Padre, los discípulos están remando en medio del mar en contra de vientos furiosos que azotan la barca. La Escritura nos dice que Jesús lo ve todo. De repente, se ve a Jesús caminando sobre el mar "junto a ellos" (Gr. parerchomai), como si una fuerza protectora acogiera a los aterrorizados marineros. Los discípulos, sobrecogidos de miedo, gritan: "¡un fantasma!"
El Señor les dice: "ἐγώ εἰμι... Yo Soy ... no temáis". Se sube al barco con ellos y los vientos amainan.
Marcos concluye diciendo que aún "no entendían, pues tenían los corazones endurecidos".
¿Qué no entendían? El versículo 48 es clave: Marcos dice: "caminando sobre el mar, tenía la intención de pasar junto a ellos". Esta es una clara alusión al antiguo libro de Job, específicamente, Job 9:8: "Él solo extendió los cielos, y anda sobre las olas del mar" ... en la Septuaginta griega, "περιπατῶν ὡς ἐπʼ ἐδάφους ἐπὶ θαλάσσης" ... es decir, "el que camina sobre el mar como sobre un suelo".
Y luego Job 9:11, para declarar su incapacidad humana para entender a Dios incluso si Él se acercara a él, usando el mismo verbo griego que Marcos usa en Marcos 9:48 "parerchomai", Job dice: "Si pasara por encima de mí, no me daría cuenta, y si pasara a mi lado, tampoco lo percibiría".
¿Qué está haciendo el evangelista San Marcos?
Clara y contundentemente: está poniendo a los discípulos en el lugar de Job y a Jesús en el lugar de Yahvé: Él es quien camina sobre las aguas y utiliza los vientos como ruedas a sus pies. Jesús es Yahvé, que desde el fuerte torbellino llama a los suyos (Job 38:1) y les dice, "No tengáis miedo, YO SOY EL QUE SOY" (Éxodo 3:14).
Así que, "¿Quién es este, que aun el viento y el mar le obedecen?" (Marcos 4:41).
Es Dios encarnado, el santo Ángel del SEÑOR en quien reside el Nombre de Dios (Éxodo 23:21), el Principe de las huestes celestiales, la segunda hipóstasis de la Deidad: el eterno Hijo de Dios ahora hecho carne para que ojos humanos lo puedan contemplar.
"He aquí, ¡ÉL viene en las nubes! Y todo ojo le verá, incluso los que lo traspasaron; y todos los pueblos del mundo se lamentarán. Sí, amén" (Apocalipsis 1:7).
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