YO SOY TU PADRE
En las mañanas te escucho llamándome
clamando con todo tu ser,
hijo mío, Yo soy tu Padre
y tus batallas Yo pelearé.
En esas noches pesadas de dolor
que parecen no tener final,
Te sostengo siempre con mi amor
con mi gracia siempre vencerás.
No importa que oscuro este todo
te guiaré cada paso del camino,
hijo mío, Yo soy tu Padre
soy Tu Señor, soy Tu amigo.
Nunca te dejaré amado
dentro de ti siempre estaré,
aunque te sientas derrotado
con victoria te levantaré.
En las mañanas cuando amaneces
desanimado y sin fuerza,
clama a mi Santo Nombre
poderoso en fortaleza.
Hijo mío, Yo soy tu Padre
permanece perseverando en mí,
así siempre tendrás la confianza
de que permanezco siempre en Ti.
Recuerda en cualquier situación,
Yo soy tu Padre Eterno y te amo,
busca mi rostro y mi dirección
nunca te soltaré de tu mano.
Cuando la batalla ruja de nuevo
y parece no haber esperanza,
recuerda, Yo soy tu Padre
y con fe tu rostro levanta.
Si tu corazón está quebrantado
y tu ser lleno de dolor,
ven a mí, hijo amado;
te libraré con mi amor.
Descansa en mi regazo
como un niño en el de su padre,
y verás como por mi brazo
toda puerta a su tiempo se abre.
BENDICIONES DEL ETERNO
GLORIA A DI-S
Autor: Héctor Aldrete
Arreglo: Clara Paz
En las mañanas te escucho llamándome
clamando con todo tu ser,
hijo mío, Yo soy tu Padre
y tus batallas Yo pelearé.
En esas noches pesadas de dolor
que parecen no tener final,
Te sostengo siempre con mi amor
con mi gracia siempre vencerás.
No importa que oscuro este todo
te guiaré cada paso del camino,
hijo mío, Yo soy tu Padre
soy Tu Señor, soy Tu amigo.
Nunca te dejaré amado
dentro de ti siempre estaré,
aunque te sientas derrotado
con victoria te levantaré.
En las mañanas cuando amaneces
desanimado y sin fuerza,
clama a mi Santo Nombre
poderoso en fortaleza.
Hijo mío, Yo soy tu Padre
permanece perseverando en mí,
así siempre tendrás la confianza
de que permanezco siempre en Ti.
Recuerda en cualquier situación,
Yo soy tu Padre Eterno y te amo,
busca mi rostro y mi dirección
nunca te soltaré de tu mano.
Cuando la batalla ruja de nuevo
y parece no haber esperanza,
recuerda, Yo soy tu Padre
y con fe tu rostro levanta.
Si tu corazón está quebrantado
y tu ser lleno de dolor,
ven a mí, hijo amado;
te libraré con mi amor.
Descansa en mi regazo
como un niño en el de su padre,
y verás como por mi brazo
toda puerta a su tiempo se abre.
BENDICIONES DEL ETERNO





Autor: Héctor Aldrete
Arreglo: Clara Paz