En Lucas 16:1-13, Jesús cuenta la parábola del mayordomo infiel, un hombre que, al enterarse de que va a perder su puesto por malgastar los bienes de su amo, decide reducir secretamente las deudas de los deudores de su señor para asegurarse su futuro. Sorprendentemente, el amo no lo castiga, sino que lo elogia por su astucia. Jesús comenta la historia reflexionando sobre la fidelidad en lo poco y lo mucho, la correcta administración de los bienes materiales y la incompatibilidad de servir a Dios y al dinero.
A la luz de la parábola del administrador infiel y el comentario de Jesús sobre la astucia y la fidelidad, ¿cómo compaginas la invitación de Jesús a “hacernos amigos por medio de las riquezas injustas” con su advertencia de que “no se puede servir a Dios y al dinero”?
¿En qué momento el uso sagaz de los recursos deja de ser una correcta mayordomía y se convierte en infidelidad o idolatría, y cómo lo discernimos en la vida diaria?
A la luz de la parábola del administrador infiel y el comentario de Jesús sobre la astucia y la fidelidad, ¿cómo compaginas la invitación de Jesús a “hacernos amigos por medio de las riquezas injustas” con su advertencia de que “no se puede servir a Dios y al dinero”?
¿En qué momento el uso sagaz de los recursos deja de ser una correcta mayordomía y se convierte en infidelidad o idolatría, y cómo lo discernimos en la vida diaria?