Y ENTONCES DIJO EL HOMBRE: "HAGAMOS A DIOS A NUESTRA IMAGEN Y SEMEJANZA"

Fede

2
1 Noviembre 2000
24
0
Los sistemas religiosos son y han sido los únicos sistemas capaces de involucrar en un todo nuestros deseos y nuestras pasiones con una narración "ad hoc" de nuestros orígenes y nuestros destinos, esa tentativa universal de explicarlo todo, de dejar sentadas preguntas y respuestas de una vez por todas, de organizar los datos y los hechos en la estructura de una narración asequible en base a formas e imágenes analógicas a nuestra experiencia cotidiana encaja como un guante en las estructuras de nuestra percepción sensible. Los humanos sentimos una inclinación innata al mito y los dos elementos primordiales que conforman la estructura de los mitos son la analogía y la mímesis. Por medio de la analogía y la mímesis obtenemos la inmediata sensación de dominar y controlar (al menos, narrativamente hablando) cuantos nexos y relaciones causales escapen del ámbito de nuestra experiencia y capacidad de comprensión, porque lo envuelve todo en un círculo perfecto de una sola y única dirección (el principio y el fin es uno solo y lo mismo, a saber, Dios)

El Homo Sapiens nace provisto de una tendencia innata al mito (al mito en general, ya sea al mito animista, ya sea al mito religioso propiamente dicho) a involucrarse en el orden general de los acontecimientos.. El psiquismo infantil, puramente geocéntrico y egocéntrico, concuerda plenamente con la narración del Génesis, es decir, con la noción de creación por la palabra. Desde la perspectiva infantil es sencillo de entender el mito de la cigüeña que trae a los niños, (mas que la sexualidad de los padres), el de los Reyes Magos que llenan la habitación de juguetes, el del Ratoncito Pérez y también desde la perspectiva infantil la muerte es un fenómeno inasumible.

Hay que distinguir entre la innata inclinación del hombre al mito de la inclinación del hombre a reconocer la existencia de Dios que no es innata precisamente y obedece a razones y condicionantes históricas. El hombre del paleolítico no cree en Dios. Cree en númenes, espíritus de la naturaleza y entes impersonales diversos. Su visión del mundo es mágica y animista. La aparición de Dios en la mente de los hombres será algo posterior. Antes de creer en nuestro Dios antropomorfo los hombres creyeron en dioses creados a la imagen y semejanza de los animales (fíjaos, por ejemplo, en la religión egipcia: el halcón, el perro, el gato, el escarabajo...). Dios aparecerá en la mente de los hombres tras la consolidación de las grandes civilizaciones agrícolas articuladas por un sistema jerárquico piramidal. Por tanto, Dios, y su creencia en él, serán, en lógica consecuencia, un producto histórico.

El hombre, por tanto, no creó a Dios en el principio de los tiempos, lo creó coincidiendo con el origen de las primeras civilizaciones históricas durante un proceso de evolución (porque las religiones, al igual que las especies, y como objetivaciones culturales que son también evolucionan) que duraría unos diez mil años.
 
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por Fede:
...snip...
El hombre, por tanto, no creó a Dios en el principio de los tiempos, lo creó coincidiendo con el origen de las primeras civilizaciones históricas durante un proceso de evolución (porque las religiones, al igual que las especies, y como objetivaciones culturales que son también evolucionan) que duraría unos diez mil años.
[/quote]

Estimado Fede:

Por cierto que el hombre no creó a Dios ni a dioses en el principio de los tiempos por la sencilla razón de que el hombre todavía no estaba allí. A propósito,

¿Cómo se habrá originado el tiempo y el hombre?

Noto que abre un nuevo epígrafe con meditaciones materialistas pero desde el 7 de noviembre a las 00.28 abandonó el mensaje que había abierto con el título "HACIA UNA ÉTICA MATERIALISTA DE LA MUERTE".

Que Dios lo bendiga,

Jetonius

<{{{><