Y DIOS CREO… A LOS ABUELOS
Y dijo Dios: …“Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza (Gen.1. 26). Y exhalando su Espíritu, creó al primer hombre al que llamó Adán y a la primera mujer que la llamó Eva enviándolos a la tierra para que sus vidas fueran fecundas.
De la unión de Adán y Eva nacieron tres hijos. Caín que se dedicó a labrar la tierra, Abel que pastoreó con ovejas y Set, que Dios se lo concedió por Abel que había sido asesinado por Caín (Gen.4. ss.).
Caín después de matar por envidia a su hermano Abel y ser maldecido por Yavé, anduvo herrante y vagabundo sobre la tierra.
Después de una relación con una mujer tuvo un hijo al que llamó Henoc. Así mismo a Set también le nació un hijo al que le puso por nombre, Enos.
Y es precisamente en este punto, pienso yo, cuando por propia voluntad el Padre, también creó… a los primeros abuelos en las personas de Adán y Eva.
Uno, que hace pocos años entró en la “santa cofradía” de los abuelos, pasea con sus nietos y observa ese nuevo mundo que le rodea y a veces… no le gusta o le gusta poco.
Y no le agrada al contemplar con tristeza los rostros de algunos abuelos (generalmente hombres) apagados, serios y con caras de resignación.
Entiendo que enfrentarse cara a cara con la vejez y con los clásicos achaques que ante o después todos nos vemos obligados a aceptar, evidentemente es una situación que resulta poco divertida si a esto se une el tener que cuidar durante muchas horas del día a nuestros nietos, por la variadas circunstancias actuales por las que pasan nuestros hijos.
Sin embargo, habría que tener en cuenta que al jubilarnos y con ello descansar de nuestras obligaciones laborales, no tendríamos que pensar que nuestra vida se habría de convertir en una siesta interminable. Todo lo contrario. Mostrarnos dispuestos a colaborar con aquellos que precisaran de nuestra ayuda y entre otras necesidades dedicarnos a cuidar de nuestros nietos.
Para mí sería muy importante llegar al convencimiento de que existen dos formas de hacer las cosas. Por obligación y entonces resultan cansadas, aburridas y latosas. O hacerlas por amor y en este caso se convierten en ligeras, gozosas y fecundas.
A fin de cuentas en el caso de nuestros nietos el premio viene envuelto en la sonrisa y en el amor que nos regalan.
Para otros, sin duda en mayor número, confiesan ser felices ante esa situación que les ha tocado vivir recordando aquella juventud vivida con la ilusión de ver crecer a sus hijos.
No obstante también existen algunos desilusionados que se lamentan por la falta de libertad que les produce el pasar gran parte del día dedicado a cuidar de sus nietos.
Yo pienso que posiblemente esta anómala situación se deba a que al parecer han perdido ilusión y fuerza para seguir luchando por este ideal tan hermoso, como es el de atender y cuidar a sus nietos.
Creo que la vida sigue siendo hermosa para seguir viviéndola con amor y con esperanza y de este modo encontrar siempre algo positivo detrás de cada adversidad. De este modo contemplaremos con alegría el gran regalo que Dios nos envía con la llegada de nuestros nietos, que sin duda vienen para rejuvenecer nuestros gastados espíritus y para llenar nuestra vida de ilusionados sueños.
Y para ello, tal vez la solución sería tener un alma llena de alegría y de amor para alejarnos de la tristeza y dar cabida a ese sabor especial que quizás para otros no sea más que aburrimiento.
No cabe duda que lo importante es tener siempre presente, que la creación de los abuelos, es otra obra de Dios
De Dios, nada más ni nada menos
Y dijo Dios: …“Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza (Gen.1. 26). Y exhalando su Espíritu, creó al primer hombre al que llamó Adán y a la primera mujer que la llamó Eva enviándolos a la tierra para que sus vidas fueran fecundas.
De la unión de Adán y Eva nacieron tres hijos. Caín que se dedicó a labrar la tierra, Abel que pastoreó con ovejas y Set, que Dios se lo concedió por Abel que había sido asesinado por Caín (Gen.4. ss.).
Caín después de matar por envidia a su hermano Abel y ser maldecido por Yavé, anduvo herrante y vagabundo sobre la tierra.
Después de una relación con una mujer tuvo un hijo al que llamó Henoc. Así mismo a Set también le nació un hijo al que le puso por nombre, Enos.
Y es precisamente en este punto, pienso yo, cuando por propia voluntad el Padre, también creó… a los primeros abuelos en las personas de Adán y Eva.
Uno, que hace pocos años entró en la “santa cofradía” de los abuelos, pasea con sus nietos y observa ese nuevo mundo que le rodea y a veces… no le gusta o le gusta poco.
Y no le agrada al contemplar con tristeza los rostros de algunos abuelos (generalmente hombres) apagados, serios y con caras de resignación.
Entiendo que enfrentarse cara a cara con la vejez y con los clásicos achaques que ante o después todos nos vemos obligados a aceptar, evidentemente es una situación que resulta poco divertida si a esto se une el tener que cuidar durante muchas horas del día a nuestros nietos, por la variadas circunstancias actuales por las que pasan nuestros hijos.
Sin embargo, habría que tener en cuenta que al jubilarnos y con ello descansar de nuestras obligaciones laborales, no tendríamos que pensar que nuestra vida se habría de convertir en una siesta interminable. Todo lo contrario. Mostrarnos dispuestos a colaborar con aquellos que precisaran de nuestra ayuda y entre otras necesidades dedicarnos a cuidar de nuestros nietos.
Para mí sería muy importante llegar al convencimiento de que existen dos formas de hacer las cosas. Por obligación y entonces resultan cansadas, aburridas y latosas. O hacerlas por amor y en este caso se convierten en ligeras, gozosas y fecundas.
A fin de cuentas en el caso de nuestros nietos el premio viene envuelto en la sonrisa y en el amor que nos regalan.
Para otros, sin duda en mayor número, confiesan ser felices ante esa situación que les ha tocado vivir recordando aquella juventud vivida con la ilusión de ver crecer a sus hijos.
No obstante también existen algunos desilusionados que se lamentan por la falta de libertad que les produce el pasar gran parte del día dedicado a cuidar de sus nietos.
Yo pienso que posiblemente esta anómala situación se deba a que al parecer han perdido ilusión y fuerza para seguir luchando por este ideal tan hermoso, como es el de atender y cuidar a sus nietos.
Creo que la vida sigue siendo hermosa para seguir viviéndola con amor y con esperanza y de este modo encontrar siempre algo positivo detrás de cada adversidad. De este modo contemplaremos con alegría el gran regalo que Dios nos envía con la llegada de nuestros nietos, que sin duda vienen para rejuvenecer nuestros gastados espíritus y para llenar nuestra vida de ilusionados sueños.
Y para ello, tal vez la solución sería tener un alma llena de alegría y de amor para alejarnos de la tristeza y dar cabida a ese sabor especial que quizás para otros no sea más que aburrimiento.
No cabe duda que lo importante es tener siempre presente, que la creación de los abuelos, es otra obra de Dios
De Dios, nada más ni nada menos