Vivir según la voluntad del Señor

2 Junio 1999
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Juan 18:1-27


Juan cuenta el relato del intento de Judas de entregar a Jesús a los judíos para demostrar que Jesús, siendo el Mesías, se entregó voluntariamente a ellos.

"Habiendo dicho Jesús estas cosas,"

Jesús ha terminado de instruir a sus discípulos y de orar por ellos. (Juan 13-17) No hay nada más que pueda hacer para prepararles para lo que va a suceder. Aún más, ha llegado la hora de llevar a cabo Su obra en la tierra. (cp. 17:1) En otra ocasión, Él hizo la siguiente declaración: "Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre." (Juan 10:17,18) Juan quiere demostrar que eso es exactamente lo que Jesús hizo. La muerte de Jesús no fue una muerte cualquiera, fue la muerte del Hijo de Dios que se ofreció voluntariamente como sacrificio por los pecados de los hombres. Dios es el protagonista principal de este drama, no Judas ni los judíos. Juan lo demuestra en este pasaje contando cinco aspectos de su entrega:

* Jesús eligió el sitio donde sucedería. (1,2)

"Jesús...salió con sus discípulos al otro lado del torrente de Cedrón, donde había un huerto, en el cual entró con sus discípulos. Y también Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos."

Jesús sabía a dónde iba. Si hubiera querido escapar de Judas y de los judíos, hubiera podido ir a miles de sitios dentro y fuera de Jerusalén donde no le hubieran podido encontar. De hecho, en otra ocasión, antes de que Su hora había llegado, Jesús hizo lo necesario para seguir el plan de Dios y no ser capturado por los judíos, alejándose de ellos. (11:53,54) Ahora, sin embargo, va a un sitio bien conocido por Judas y los otros discípulos. Ciertamente era el sitio donde se quedaban por la noche durante la fiesta de la Pascua. (cp. Lucas 21:37) Ya será fácil encontrarle.

Vemos que Él facilita aún más Su captura.

* Jesús salió al encuentro de Judas y los soldados sabiendo lo que le iba a pasar. (3,4)

"Judas, pues, tomando una compañía de soldados, y alguaciles de los principales sacerdotes y de los fariseos, fue allí con linternas y antorchas, y con armas. Pero Jesús, sabiendo todas las cosas que le habían de sobrevenir, se adelantó y les dijo: ¿A quién buscáis?"

Como se puede ver, el grupo que fue a arrestarle era un grupo mixto. "Una compañia de soldados" traduce la palabra "speira" en griego. Se refiere a un grupo de soldados romanos que era parte de una cohorte romana. (cp. Mat. 27:27; Mar. 15:16; Hechos 10:1) Dado el hecho de que los alguaciles de los judíos fallaron en su primer intento de arrestarle (Juan 7:32-47) y sabiendo que no podían crucificarle sin la autoridad de los romanos (Juan 18:31), puede ser que los principales sacerdotes sintieran la necesidad de enviar a los soldados romanos. Además, fueron oficiales de los principales sacerdotes.

Juan deja claro que Jesús sabía todo lo que estaba pasando. Aunque sabía que le iban a arrestar, se les acercó y les dio la oportunidad de identificarle. Cualquier criminal se daría a la fuga en tal situación sabiendo que es culpable. Jesús, sin embargo, no tiene por qué huir. Siendo el Hijo de Dios, es inocente. Han traído armas, pero no serán necesarias. Ellos creen que han venido a tomarle por la fuerza, demostrando su gran fuerza. No entendien que el Soberano de todo el universo ha decidido dejarse llevar por ellos para demostrar Quién es, el Cordero de Dios que ha venido a quitar el pecado del mundo. (1:29)

* Jesús se dio a conocer de tal manera que Sus captores cedieron ante Él. (5,6)

"Le respondieron: A Jesús nazareno. Jesús les dijo: Yo soy. Y estaba también con ellos Judas, el que le entregaba. Cuando les dijo: Yo soy, retrocedieron, y cayeron a tierra."

De una manera u otra, la declaración de Jesús influyó en los que querían prenderle. Oyendo Su declaración, ceden ante Él. Juan enfatiza que entre ellos estaba Judas. Aún él tiene que reconocer la autoridad de Jesús. Sí, le va a entregar, pero no contra la voluntad del Señor.

* Jesús no les dejó a los soldados arrestar a Sus discípulos. (7-9)

"Volvió, pues, a preguntarles: ¿A quién buscáis? Y ellos dijeron: A Jesús nazareno. Respondió Jesús: Os he dicho que yo soy; pues si me buscáis a mí, dejad ir a éstos; para que se cumpliese aquello que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno."

Supuestamente Jesús es un malhechor que quiere hacerse rey sobre Israel. (19:12) Supuestamente, los discípulos son sus soldados, dispuestos a luchar para instalarle como rey. Si todos van actuando contra el César, entonces todos son enemigos del imperio y deben ser arrestados. Jesús demuestra, de nuevo, quién tiene autoridad en esta situación:

Él es quien hace el interrogatorio: "¿A quién buscáis?"
Él es quien manda: "dejad ir a éstos"
Él es quien cuyo propósito se cumple: "para que se cumpliese aquello que había dicho: De los que me diste, no perdí ninguno." (17:12)

Esto sirve, además, para demostrarles a los discípulos la fuerza del Señor para guardarles. (cp. 17:11,12) Los judíos no pueden tocarles mientras Él está con ellos.

* Jesús declaró que el Padre mismo había determinado que Él iba a sufrir. (10,11)

"Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la desenvainó, e hirió al siervo del sumo sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Y el siervo se llamaba Malco. Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina; la copa que el Padre me ha dado, ¿no la he de beber?"

De esta manera, Pedro demuestra dos cosas. Primero, demuestra que está dispuesto a poner su vida por el Señor. (13:37) No hay manera alguna por la cual podrá vencerles a los soldados que le acompañan a Judas, pero eso no le importa. Eso demuestra, sin embargo, otra cosa acerca de Pedro. Él no entiende la voluntad de Dios. En otra ocasión, el Señor le había explicado que era la voluntad del Padre que Él sufriera y fuera muerto por los judíos. (cp. Mat. 16:21-23) De nuevo, él se opone a la voluntad de Dios. Como en la otra ocasión, Jesús le recuerda de que el Padre ha determinado que todo sucederá de esta manera.

Aplicación

¡Qué maravilloso es el ejemplo del Señor en este pasaje! Juan lo vio todo y quiere que nosotros lo veamos y entendamos. ¡El Señor dio Su vida por nosotros! ¡Él sufrió voluntariamente en la cruz por nosotros! ¡Qué amor! Sólo Dios puede amarnos de esa manera.

El ejemplo del Señor debe de motivarle al que lo ve de dos maneras.

Al que no le conoce, deber de motivarle a dejar de confiar en algo aparte de Él y poner su fe únicamente en Él. (20:30,31) A lo largo del evangelio, hemos visto que los fariseos le rechazaban porque les importaba más la opinión de los demás que lo que Dios pensaba de ellos. (5:44) Incluso muchos de los gobernantes siguieron su ejemplo. Aunque saben quién es, no se comprometen a Él porque más les importa lo que los demás piensan de ellos. (12:37-43) Ya, Él les da la mayor señal de todas. ¿Cómo podría alguien resistir ante la magnitud del amor del Señor por ellos? Desafortunadamente, como pronto veremos, muchos seguieron rechazándole. Utilizando el ejemplo de la muerte voluntaria del Señor, Juan le ruega al testigo considerarle a Jesús. Le amó tanto que estaba dispuesto a morir en su lugar en la cruz. Sólo le pide que crea en Él.

El ejemplo del Señor debe de motivarle al creyente también. Sí, viendo la inmensidad de Su amor por él, debe de decidir entregarse de nuevo a Él. Esa entrega debe de llevarse a cabo, sin embargo, de una manera específica. Se describe lo mejor con sus propias palabras:

"Pero él les mandó que a nadie dijesen esto, encargándoselo rigurosamente, y diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas, y sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto, y resucite al tercer día. Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará." (Lucas 9:21-24)

Jesús nos llama a hacer lo que Él hizo. Cada día de nuestras vidas, necesitamos decidir poner la voluntad de Dios como primera prioridad de nuestras vidas. Es quiere decir ir contra la corriente del mundo. Cuando hacemos eso, sufriremos a manos de los que no le conocen al Señor. (cp. 2ª Tim. 2:12) De todos modos, sufriendo de esa manera dejará patente quiénes somos: hijos de Dios en los cuales mora el Espíritu de Dios. (cp. 1ª Pedro 4:12-14) ¡No hay nada mejor que saber que uno es un hijo de Dios! ¡No hay nada mejor que experimentar el poder transformador de Dios en tu vida! ¡No hay nada mejor que vivir según la voluntad del Señor! Eso es lo que Jesús hizo y es lo que nos llama a hacer cada día


Samuel Snodgrass
 
Samuel Snodgrass lo entendió a la perfección
Gracias, Maripaz.
 
Originalmente enviado por: Tobi
Samuel Snodgrass lo entendió a la perfección
Gracias, Maripaz.



Tobi


Samuel Snodgrass, es un hermano americano que colaboraba, creo que como pastor o anciano en una iglesia de Hermanos del pais vasco; hace dos años, cuando estuve en Tárrega, me llamó poderosamente la atención algo en él: lo primero que le vi haciendo fue tomando una escoba y barriendo la estancia en la que comíamos todos los colaboradores en una campaña de evangelización que se efectuó en ese pueblo de Lérida; luego, pude comprobar su calidad de maestro de la Palabra (nos impartió un interesante estudio sobre Efesios) y su buen testimonio cristiano.


Fue un buen ejemplo de "servir las mesas" y palabra poderosa, como Esteban y Felipe.