Hay un pasaje en los Evangelios que siempre me ha intrigado; incluso me ha inquietado. Es la parábola de los talentos (Lc. 19, 13). No la copio, porque es muy conocida. Se trata de aquel amo que marcha lejos y deja a sus siervos diez denarios, cinco y un denario respectivamente. Vuelve y les pide cuentas. Los dos primeros negociaron y ganaron. Fueron recompensados. El desgraciado que recibió un solo talento lo escondió, lo conservó y no ganó nada. Se le quitó lo poco que tenía.
Ahora comprendo todo el sentido de la parábola: Hay que vivir en tensión espiritual. El que tiene poco, explote su talento; no lo arrincone. Dios no otorga sus dones como un capital muerto, sino como un tesoro que es menester incrementar para bien del Reino. La no cooperación significa la pérdida del tesoro.
Consecuencia: cada uno haga lo que pueda en orden a su
salvación y a la ayuda a los demás. Todo para bien del Reino de Dios. Es necesario vivir en tensión espiritual, aunque sin perder la paz. JM.Lorenzo
Ahora comprendo todo el sentido de la parábola: Hay que vivir en tensión espiritual. El que tiene poco, explote su talento; no lo arrincone. Dios no otorga sus dones como un capital muerto, sino como un tesoro que es menester incrementar para bien del Reino. La no cooperación significa la pérdida del tesoro.
Consecuencia: cada uno haga lo que pueda en orden a su
salvación y a la ayuda a los demás. Todo para bien del Reino de Dios. Es necesario vivir en tensión espiritual, aunque sin perder la paz. JM.Lorenzo