Visa para Emigrar al Cielo

Pancho Frijoles

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30 Noviembre 2016
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Abro este hilo para que conversemos sobre la salvación.
Quisiera, sin embargo, presentarlo de manera diferente, usando la analogía de una visa.

Toño desea emigrar al país llamado cielo, donde espera tener un conocimiento íntimo de Dios y un grado de felicidad que no conoce en el país donde actualmente vive.
Le han dicho a Toño que para pasar por el filtro de Migración en el aeropuerto del cielo, necesita presentar una visa o visado.

Toño no tiene idea de qué es una visa, más allá de que es una autorización del País Cielo para admitir migrantes.
Intenta fabricar una visa propia. En su computadora trabaja toda la noche, la imprime, y se presenta orgulloso a Migración. Pero se le dice que su visa no es auténtica, que parece el trabajo escolar de un niño de primaria, y es deportado.
Toño entonces intenta comprar una visa. Busca en Amazon, recorre los mercados de su ciudad, y hasta los barrios más tenebrosos donde busca un "dealer" que por cierto monto de dinero, se la proporcione. Obviamente, sus esfuerzos resultan inútiles. No encuentra visas a la venta, y cuando parece haber comprado una, resulta un engaño, un fraude, y es deportado de nuevo.

Decide ir al Consulado del Cielo en su país, y solicitar una entrevista con el cónsul. Se prepara muy bien memorizando un pitch para convencerlo que es un buen ciudadano, que puede aportar talento y dinero a la economía del Cielo, y que vale la pena dejarlo emigrar. Pero el cónsul, al oírlo, le dice que ningún discurso, por bien preparado que esté, lo convencería de que merece la visa para emigrar. Le dice el cónsul que en el País Cielo hay tanta belleza, riqueza y conocimiento, que no cree que, en las condiciones actuales, Toño pueda aportar nada nuevo.

De aquí en delante, ¿cómo completarían la historia?

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Abro este hilo para que conversemos sobre la salvación.
Quisiera, sin embargo, presentarlo de manera diferente, usando la analogía de una visa.

Toño desea emigrar al país llamado cielo, donde espera tener un conocimiento íntimo de Dios y un grado de felicidad que no conoce en el país donde actualmente vive.
Le han dicho a Toño que para pasar por el filtro de Migración en el aeropuerto del cielo, necesita presentar una visa o visado.

Toño no tiene idea de qué es una visa, más allá de que es una autorización del País Cielo para admitir migrantes.
Intenta fabricar una visa propia. En su computadora trabaja toda la noche, la imprime, y se presenta orgulloso a Migración. Pero se le dice que su visa no es auténtica, que parece el trabajo escolar de un niño de primaria, y es deportado.
Toño entonces intenta comprar una visa. Busca en Amazon, recorre los mercados de su ciudad, y hasta los barrios más tenebrosos donde busca un "dealer" que por cierto monto de dinero, se la proporcione. Obviamente, sus esfuerzos resultan inútiles. No encuentra visas a la venta, y cuando parece haber comprado una, resulta un engaño, un fraude, y es deportado de nuevo.

Decide ir al Consulado del Cielo en su país, y solicitar una entrevista con el cónsul. Se prepara muy bien memorizando un pitch para convencerlo que es un buen ciudadano, que puede aportar talento y dinero a la economía del Cielo, y que vale la pena dejarlo emigrar. Pero el cónsul, al oírlo, le dice que ningún discurso, por bien preparado que esté, lo convencería de que merece la visa para emigrar. Le dice el cónsul que en el País Cielo hay tanta belleza, riqueza y conocimiento, que no cree que, en las condiciones actuales, Toño pueda aportar nada nuevo.

De aquí en delante, ¿cómo completarían la historia?

Ver el archivo adjunto 3330371

Es un coño lo de Toño, buscar visa sin arreglarse el moño en temporada de otoño y sin conocer al Retoño...

Es como ir a la frontera de Tejas hoy donde se va a encontrar 'el cielo' cerrado por reparaciones y deportaciones express a la tierra con viaje gratuito.

Si en verdad hay quien quiera adquirir una visa de entrada al cielo no tiene que ir a ninguna embajada a que se la den o adquirirla, la visa está más cerca y asequible que lo que puedan imaginar y a Toño quiero decirle: La visa está dentro de ti, cuando la encuentres podrás viajar gratuitamente...

¡Buen viaje!
 
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Es un coño lo de Toño, buscar visa sin arreglarse el moño en temporada de otoño y sin conocer al Retoño...

Es como ir a la frontera de Tejas hoy donde se va a encontrar 'el cielo' cerrado por reparaciones y deportaciones express a la tierra con viaje gratuito.

Si en verdad hay quien quiera adquirir una visa de entrada al cielo no tiene que ir a ninguna embajada a que se la den o adquirirla, la visa está más cerca y asequible que lo que puedan imaginar y a Toño quiero decirle: La visa está dentro de ti, cuando la encuentres podrás viajar gratuitamente...

¡Buen viaje!

Esa visa la da Jesucristo, pero hay que hacer algún esfuerzo personal que muchos quieren obviar y algunas puertas del cielo están vedadas y esas llaves espirituales se dan aquí mientras estas vivo y no pienso dar más información .​

 
La salvación es desde luego un tema muy importante, pero acotado así, a secas, me parece un término muy ambiguo o polifacético, si se prefiere.
Por ejemplo muchos pueden entenderlo como salvarse de la muerte -si es que uno la entiende como aniquilación, como un dejar de existir en absoluto-. Y uno puede salvarse de una enfermedad corporal que amenazaba matarle, aunque sabe que en última instancia no podrá esquivar a la muerte, de la que ningún mortal se salva. ¿Podrá decir que se ha salvado cuando sabe que una fosa abierta le espera? ¿Puede uno realmente salvarse "para un rato", es decir, por el momento y para vivir aquí un poco más?
Otros pueden entender la salvación como librarse de la pobreza o de cualquier tipo de adversidad. Y se sentirán a salvo... de momento.
Y otros lo entenderán como salvarse de los infiernos, o de pagar por los pecados y errores que uno ha coleccionado en su vida mortal.
Pero aún habrá otros que entiendan la salvación como salvarse de la numinosa incertidumbre del alma humana gracias a alcanzar la certeza de que uno vivirá eternamente -cosa que entiendo que nunca se nos ha garantizado ni demostrado debidamente, más allá de una fe y esperanza de que así pueda ser-.

Entonces, ¿qué es susceptible de salvarse? Porque el cuerpo no va a poder salvarse, se ponga la Ciencia como se ponga. Está hecho para durar un tiempo, y se podrá alargar artificiosamente un tanto más, pero al más allá todos vamos a llegar indefectiblemente. Y con esto ya huelga hablar de salvarse de cualquier clase de circunstancia aún más efímera y transitoria que el lapso de la vida humana, como puede ser salvarse de una trampa, de un accidente, de una enfermedad, del ostracismo o de cualquier otra penuria, En todos estos casos -muerte incluida- no parece que el concepto de salvación esté cabalmente aplicado. Más bien es como un saltar de la sartén para acabar en el fuego.
Y es igualmente o incluso más imposible salvarse de pagar las sanciones que las leyes de Dios nos imponen por todos y cada uno de nuestros actos, omisiones y aún pensamientos no acordes con las leyes de armonía que Él implantó en toda Su creación. Recordemos que "hasta los pelos de nuestra cabeza están contados..." y todo cuanto Él ha hecho funciona perfectamente, siempre y sin excepciones. Así que tampoco parece tener mucho sentido la idea de salvarse de tener que pagar hasta el último céntimo de cuantas deudas o desequilibrios hayamos engendrado. Nadie va a poder salvarse de las operaciones de ley de compensación. Y este es el sentido que le veo a aquella expresión "De Dios nadie se burla".

Y por último, si entendemos salvarse como un mero constatar que sobrevivimos a la muerte, sin duda alguna que todos vamos a salvarnos. Pero eso no demuestra que nosotros, en tanto que almas, seamos inmortales. Sobrevivir a la muerte del cuerpo físico no tiene mérito alguno. Es algo garantizado, simplemente porque no somos el cuerpo sino el alma; lo que lo anima.
Claro que también el alma humana puede estar como muerta, sea aquí o en el más allá. Inerte, estancada, petrificada o dormida; da igual cómo lo designemos. Pero ¿basta con que el alma, es decir, el individuo propiamente dicho, haya experimentado un despertar y esté buscando la luz -y por ende su Fuente- para poder decir que se ha salvado? ¿Puede un náufrago por sus solos y propios medios salvarse, o será necesario que intervenga Alguien más? ¿Y cómo llamar a ese Alguien? ¿Cómo pedirle auxilio?