Los testimonios son importantes, porque edifican la vida y las sensibilidades del cristiano; son ejemplo de lo que el Senor hace en sus vidas; son senales del senor, que su Santo Espiritu esta pendiente y trabajando; que no estamos abandonados; que la fe, la esperanzay la oracion tienen poder; nos da pautas para saber que hacer en determinados casos; como imitar vidas virtuosas, en fin, los testimonios son senal que hay riqueza de vida cristiana y corazones agradecidos que no se quedan con la satisfaccion guardada; sino que la comparten, derramando sus testimonios con alegria a los hermanos de la fe.
Es un privilegio poner el primer testimonio en este forum, y lo voy a iniciar relatando esta historia de la vida real.
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Alla por los comienzos del 90, unos hermanos me invitaron a hacer evangelismo hospitalario; no eran de mi congregacion, pero yo siempre he sentido compartir con hermanos de diferentes denominaciones, incluso catolicos carismaricos reformados. Era un hospital publico, de gente indigente, con grandes salones, limpio pero no bien equipado; enfermeras de ceno adusto, poco gentiles, escasos medicos.
Pacientes de toda edad, diferentes sexos; miradas que arrancaban compasion, miradas que registraban la presencia de la muerte; otros con expresiones gozosas, alegria porque se iban pronto; familiares alrededor de las camas, sonriendo unos, otros laconicos de expresion, con miradas perdidas en el tiempo.
Asi ibamos pasando por las camas, visitandolos, dandoles aliento, entregandoles el mensaje de salvacion, generalmente aceptaban a Cristo, otros seguian confundidos porque que diria el padrecito que estuvieron con los protestantes hablando.
Hasta que llegamos a un lecho, un hombre cano ya, de unos 65 anos, parecia muy debil, tenia suero y oxigeno, pero hablaba con dificultad.
Una hermana tomo la iniciativa, ya nos habian dicho que "estaba pedido", pero no dijeron por quien, ni para adonde. Nos apresuramos, orabamos los otros, mientras ella llena del Senor le alcanzaba el evangelio de salvacion, con esa mezcla de firmeza, seguridad, amor y dulzura a la vez. Nos escucho por el lapso de media hora, hasta que abrio su boca, y decente pero convencido el, dijo; gracias por su tiempo, pero no me han dicho nada que ya antes no hubiere escuchado. Me estoy muriendo y fui abandonado hace anos por mi familia, por asuntos de negocios; muero en la miseria, solo, pero tengo mis convicciones firmes.
La hermana ponia mas empeno en persuadirlo de la Biblia, de su alma, de su salvacion, de su destino, de una vida mejor, llena de felicidad, alla con Jesus, en coronas de gloria y salvacion.
El decia, donde esta vuestro Jesus ?, donde estuvo cuando lo necesite. donde cuando se lo pedi con todas mis fuerzas que me ayudara ?, donde amigos, donde esta vuestro poderoso Senor que no escucha a los desamparados ?. Sus lagrimas asomaban, habia sinceridad en ese hombre, y no tenia miedo a la muerte, la desafiaba; no quiso aceptarlo.
Nos fuimos tristes, muy tristes, habiamos perdido una batalla, pero no la guerra. Solo quedaba orar para que el Senor lo tocara y se quebrara ante el.
Pasaron tres dias, yo no me hallaba tranquilo, su rostro venia a mi mente con frecuencia, aunque habia orado por su alma. Decidi entonces aquella tarde visitarlo, si acaso lo encontrara. Me reconocio, y me dijo, te estaba esperando, sabia que vendrias, porque eres curioso.
No le dije, no es curiosidad, es amor de Cristo lo que me trajo a verlo; empezo a contarme su vida. Realmente habia tenido una vida llena de zozobras, tuvo mucho dinero, y habia ayudado a much gente; realmente estaba ante un hombre de estatura humana, con sensibilidad social, culto; me preguntaba a mi mismo, por que Senor esto ?. Ponme las palabras que no tengo. Luego me dijo, no pido nada a la vida, estamos en paz con la vida, nada me debe, nada le debo; la vida es vanidad de vanidades, todo tiene un tiempo, amar, odiar, plantar, cosechar, comer y defecar, vivir, y ahora, me toca morir. Conoce usted la palabra entonces ?, quedo callado, lagrimas mojaban su rostro. Si, la conozco hijo me dijo, pero no funciono en mi, el me abandono.
Esta usted cargado de rencor y resentimiemto contra su Dios, nuestro Senor. Vamos pidale perdon, el lo limpiara y le dara la paz que necesita, vamos, no se abandone.
Me desesperaba por momentos, porque ya la enfernmera me habia hecho una sena, que no deberia agitarse ni tener emociones. Me dije Dios mio, estoy perdiendo, no lo abandones.
Me repitio, yo muero en paz con la vida, todo tuve y lo perdi, pero con Dios no estoy en paz, hay una cuenta que no hemos saldado, y el lo sabe.
Don Alfonso, acepte al Senor, amistese con el, el lo ama.
Me tomo fuertemente mi mano, y suspiro profundo, me miro con alegria y profunda tristeza a la vez, me dijo gracias, casi lo lograste............estuviste a punto.............no hablo mas, le sobrevinieron los estertores, vinieron los medicos, unos minutos mas y se fue, lo perdi.
Nunca habia visto asi a alguien al borde de la muerte mantenerse en su necedad, pero a la vez reconociendo que Jesus es el Senor.
No quiero pensar donde estara su alma, pero admire su fortaleza, su decision, sabia lo que hablaba, pero se equivoco en un solo punto; Jesus es Dios de perdon, de amor, el hace maravillas en la vida; por que a veces no lo hace ?, no lo se, no puedo responder por que permite cosas en esta vida. La Biblia nos da respuestas, pero no he encontrado aun la respuesta para don Alfonso.
Es un privilegio poner el primer testimonio en este forum, y lo voy a iniciar relatando esta historia de la vida real.
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Alla por los comienzos del 90, unos hermanos me invitaron a hacer evangelismo hospitalario; no eran de mi congregacion, pero yo siempre he sentido compartir con hermanos de diferentes denominaciones, incluso catolicos carismaricos reformados. Era un hospital publico, de gente indigente, con grandes salones, limpio pero no bien equipado; enfermeras de ceno adusto, poco gentiles, escasos medicos.
Pacientes de toda edad, diferentes sexos; miradas que arrancaban compasion, miradas que registraban la presencia de la muerte; otros con expresiones gozosas, alegria porque se iban pronto; familiares alrededor de las camas, sonriendo unos, otros laconicos de expresion, con miradas perdidas en el tiempo.
Asi ibamos pasando por las camas, visitandolos, dandoles aliento, entregandoles el mensaje de salvacion, generalmente aceptaban a Cristo, otros seguian confundidos porque que diria el padrecito que estuvieron con los protestantes hablando.
Hasta que llegamos a un lecho, un hombre cano ya, de unos 65 anos, parecia muy debil, tenia suero y oxigeno, pero hablaba con dificultad.
Una hermana tomo la iniciativa, ya nos habian dicho que "estaba pedido", pero no dijeron por quien, ni para adonde. Nos apresuramos, orabamos los otros, mientras ella llena del Senor le alcanzaba el evangelio de salvacion, con esa mezcla de firmeza, seguridad, amor y dulzura a la vez. Nos escucho por el lapso de media hora, hasta que abrio su boca, y decente pero convencido el, dijo; gracias por su tiempo, pero no me han dicho nada que ya antes no hubiere escuchado. Me estoy muriendo y fui abandonado hace anos por mi familia, por asuntos de negocios; muero en la miseria, solo, pero tengo mis convicciones firmes.
La hermana ponia mas empeno en persuadirlo de la Biblia, de su alma, de su salvacion, de su destino, de una vida mejor, llena de felicidad, alla con Jesus, en coronas de gloria y salvacion.
El decia, donde esta vuestro Jesus ?, donde estuvo cuando lo necesite. donde cuando se lo pedi con todas mis fuerzas que me ayudara ?, donde amigos, donde esta vuestro poderoso Senor que no escucha a los desamparados ?. Sus lagrimas asomaban, habia sinceridad en ese hombre, y no tenia miedo a la muerte, la desafiaba; no quiso aceptarlo.
Nos fuimos tristes, muy tristes, habiamos perdido una batalla, pero no la guerra. Solo quedaba orar para que el Senor lo tocara y se quebrara ante el.
Pasaron tres dias, yo no me hallaba tranquilo, su rostro venia a mi mente con frecuencia, aunque habia orado por su alma. Decidi entonces aquella tarde visitarlo, si acaso lo encontrara. Me reconocio, y me dijo, te estaba esperando, sabia que vendrias, porque eres curioso.
No le dije, no es curiosidad, es amor de Cristo lo que me trajo a verlo; empezo a contarme su vida. Realmente habia tenido una vida llena de zozobras, tuvo mucho dinero, y habia ayudado a much gente; realmente estaba ante un hombre de estatura humana, con sensibilidad social, culto; me preguntaba a mi mismo, por que Senor esto ?. Ponme las palabras que no tengo. Luego me dijo, no pido nada a la vida, estamos en paz con la vida, nada me debe, nada le debo; la vida es vanidad de vanidades, todo tiene un tiempo, amar, odiar, plantar, cosechar, comer y defecar, vivir, y ahora, me toca morir. Conoce usted la palabra entonces ?, quedo callado, lagrimas mojaban su rostro. Si, la conozco hijo me dijo, pero no funciono en mi, el me abandono.
Esta usted cargado de rencor y resentimiemto contra su Dios, nuestro Senor. Vamos pidale perdon, el lo limpiara y le dara la paz que necesita, vamos, no se abandone.
Me desesperaba por momentos, porque ya la enfernmera me habia hecho una sena, que no deberia agitarse ni tener emociones. Me dije Dios mio, estoy perdiendo, no lo abandones.
Me repitio, yo muero en paz con la vida, todo tuve y lo perdi, pero con Dios no estoy en paz, hay una cuenta que no hemos saldado, y el lo sabe.
Don Alfonso, acepte al Senor, amistese con el, el lo ama.
Me tomo fuertemente mi mano, y suspiro profundo, me miro con alegria y profunda tristeza a la vez, me dijo gracias, casi lo lograste............estuviste a punto.............no hablo mas, le sobrevinieron los estertores, vinieron los medicos, unos minutos mas y se fue, lo perdi.
Nunca habia visto asi a alguien al borde de la muerte mantenerse en su necedad, pero a la vez reconociendo que Jesus es el Senor.
No quiero pensar donde estara su alma, pero admire su fortaleza, su decision, sabia lo que hablaba, pero se equivoco en un solo punto; Jesus es Dios de perdon, de amor, el hace maravillas en la vida; por que a veces no lo hace ?, no lo se, no puedo responder por que permite cosas en esta vida. La Biblia nos da respuestas, pero no he encontrado aun la respuesta para don Alfonso.
