Unas pocas ideas sobre ley de Compensación

JuandelaCruz

Miembro senior
2 Febrero 2024
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Todos tenemos nuestros problemas aquí en la tierra. Parece ser el hado o el destino de los mortales el experimentar problemas. Como alguien dijo, el hombre nació para los problemas, aunque esto no es exactamente cierto, ya que en gran medida el hombre crea sus propios problemas, o más bien el funcionar de su mente los agiganta y engendra nuevos donde no tendría por que haber ninguno.

Pero gracias a Dios, aunque el hombre crea sus propios problemas y la ley de Compensación (la ley de la siembra y la cosecha) actúa imparcialmente, nuestro amoroso Padre puede aliviarnos de nuestras cuitas y agobios y hacernos felices incluso estando inmersos en los enredos y exigencias que impone la vida en la tierra.

Y al hacer esto –hay que dejarlo bien claro– las exigencias de la ley de Compensación no quedan insatisfechas. Pues esta ley está ella misma sujeta a otra ley superior, y es que, a menos que existan causas, ella no puede exigir nada del mortal; y el Padre, al ayudar a Sus hijos, no le dice a la ley, “No exijas castigo a este hijo a quien deseo ayudar”, sino que le dice al hijo, “Recibe mi Amor y ayuda, y los motivos para que esta ley ejerza sus exigencias dejarán de existir”.

Si los mortales (también los espíritus) comprendieran esta verdad no seguirían creyendo que el Padre no puede ayudar a Sus hijos, y también verían que a fin de conferir tal ayuda no es preciso dejar de lado o en suspenso la ley de Compensación en sus operaciones. Esta ley nunca queda abolida, pero sí puede quedar superada por la aplicación de la ley suprema, la ley del Amor Divino. Merece recordarse aquí que repetidamente el Maestro nos dijo “El Padre es Amor”…

La ley del Amor Divino es la más grande ley, y cuando entra en operación reemplaza a todas las demás leyes en la actuación sobre las almas y las mentes de los mortales. Pero no muchos cuentan con el poder sustentador del Amor Divino y, por lo tanto, viven lo mejor que pueden con sólo la ayuda de los poderes naturales y las virtudes que de inicio posean.

De modo que el Padre jamás regala una dispensa especial para eximir a los mortales del pago de las sanciones de esa ley, inmutable y perfecta como todas las Suyas, pero sí que les da su Gran Amor cuando ellos se lo piden ferviente y sinceramente, y cuando Lo poseen, las causas que conllevan esas sanciones dejan de tener existencia. “Pedidlo y os será dado”.