Una palabra tuya, una mirada... y mi hijo sanará

Leon

0
20 Enero 2001
57
0
Testimonio del Dios vivo que obra en la vida de Diego, su esposa y su pequeñín.

XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX

¡Qué alegría! No os podéis imaginar qué alegría sentimos al saber que un niño venía de camino. Llevábamos sólo unos meses casados y mi mujer estaba encinta. No nos importaba no tener una casa grande, ni empleo estable. Nuestro amor lo habíamos puesto al servicio de Dios y Él nos daba este regalo. En secreto consagramos este niño al Señor: “Este hijo nuestro es tuyo Señor”. Y constantemente le dábamos gracias.
Y llegó el momento de la primera ecografía. Fue el 19 de octubre. Estábamos exultantes. ¡Por fin íbamos a ver a nuestro hijo!. Se pone en marcha el ecógrafo... Y ahí estaba, flotando en el vientre de su madre, con sus bracitos, sus piececitos, su cabecita...
“Bueno –dice la doctora- tiene pliegue bucal positivo y alto. ¿Has pensado hacerte una amniocentesis?” “No –responde mi mujer-, si no es necesario no queremos hacerla por los riesgos que conlleva para el hijo”. Pues yo te recomiendo que te la hagas porque este niño viene con síndrome de Down o alguna otra anomalía cromosómica y cuanto antes lo sepas, antes podrás decidir, que aún estáis a tiempo”.
“¿Nos estás hablando de abortar?”. Os podéis imaginar cómo nos sentíamos. Todo nos daba vueltas, iba demasiado deprisa. Hacía sólo unos momentos estábamos llenos de gozo y ahora nos hablaban de problemas... Nos pasaron inmediatamente con otra doctora que nos explicó en lo que consistía la prueba, los riesgos que tenía, etc.
Pasamos con una tercera doctora que le practicó a mi mujer un “screening”, prueba determinante para conocer el síndrome de Down. Dio positivo. Enseguida nos habló de “interrumpir voluntariamente este embarazo...” A estas alturas del día, nuestro dolor y aturdimiento eran enormes. Al llegar a casa cogí los Evangelios, le pedí a Dios una palabra en la que me explicase qué estaba ocurriendo. Y me dijo: “El señor lo necesita...”. Fui a donde estaba mi mujer y le dije que no entendía porqué necesitaba Dios esto de nuestro hijo, pero que teníamos que decir sí como María. Y comencé a llorar como cuando era pequeño buscando consuelo en Ella.
Comprenderéis que fuimos a otro ginecólogo para nuestra consulta y desgraciadamente nos corroboró el diagnóstico, añadiendo otra angustia: Aparecían unas manchitas en el cerebro que “podrían borrarse o convertirse en una hidrocefalia”. Esto, en un niño con síndrome de Down, “podría morir al nacer, tener diversas cardiopatías... o ser un niño adorable y extraordinariamente cariñoso... Pero sufren mucho y sufren sus padres... Sois jóvenes... Podréis tener más hijos.... Esto no es más que un accidente”. ¿Tu hijo un accidente? Otra vez nos hablaban de abortar.
Al volver a casa, Dios me dio otra palabra: “Antes de haberte formado Yo en el seno materno, te conocía y antes de que nacieses te tenía consagrado” (Jr 1,5) ¡Bendito sea Dios! Nos corroboraba que este niño estaba presente de manera palpable en el amor de Dios. Nuestras oraciones se hicieron más vivas que nunca, más sinceras y profundas. Sí, aceptábamos la voluntad de Dios con todas sus consecuencias –aunque no entendíamos nada-, pero estábamos convencido de que Cristo sana y atiende cada una de nuestras peticiones. Nosotros le rogábamos que sanase a nuestro hijo.
El 24 de octubre fuimos a Misa de Sanación al Templo de María Reparadora con el padre Jaime Burke O.P, al que Dios bendiga cada día de su vida. Fuimos a verle y le contamos lo que nos ocurría, humildemente le rogamos que rezara por nosotros y por el niño. “Muy bien –nos dijo-, pon las manos sobre el vientre de tu esposa”. Nos abrazó y entre otras palabras nos dijo: “Que en la próxima revisión, los médicos se maravillen de Tus prodigios Señor”. Tras aquella oración sentimos muchísima paz.
Hermanos, no dejé en ningún momento de confiar en Dios, pero a veces dudaba que su voluntad fuese la de curar a nuestro hijo. Iba caminando por la calle con esta angustia, cuando escuché en mi interior una voz clarísima que me dijo: “Confía en mí”. Y comencé a cantar: “.. y deja que Dios sea Dios, tú sólo adórale...”
Llegó el día de la siguiente prueba –30 de octubre-. Al llegar a la consulta me dijeron que yo no podía pasar. Esperé, sabía que a esa hora varios hermanos estaban orando por nosotros. Yo también me puse a rezar: “Hágase tu voluntad Padre, pero una palabra Tuya, una mirada... y mi hijo sanará”. Cuando se abrió la puerta, salió mi mujer riéndose y dijo: “ los médicos no se lo explican, pero ha desaparecido el pliegue bucal y las manchas en el cerebro. El niño está perfectamente. Me han hecho una segunda ecografía porque no entendían lo que estaba pasando”. Me eché a llorar, os podéis imaginar, lloraba ante la Grandeza de Dios, ante su Amor derrochado sobre nosotros a borbotones, sobre nuestro hijo...
Dios necesitaba a mi hijo para hacer sus prodigios, para que los médicos se maravillasen, para que brillase su Gloria para que los creyentes le adoremos, para que CONFIEMOS EN ÉL, para que le demos GRACIAS, para que le cantemos eternamente.
Diego Carvajal
Grupo Fuente Viva (Madrid)

Fuente: Nuevo Pentecostés, Revista de la Renovación Carismática Católica en España, nº 72. Enero-Febreo 2001
 
¡¡¡Gloria a Dios por ese milagro de sanidad!!!


Al menos nadie afirma, como una compañera muy católica que tengo, que la Virgen sanó a su hermana. Eso si es lamentable
frown.gif


Maripaz

------------------
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.(Salmo 51:10)
 
Una vez mas el Señor responde a la oracion de sus hijos, BENDITO SEA EL SEÑOR NUESTRO DIOS POR TODA LA ETERNIDAD.

------------------
QUE DIOS LOS BENDIGA
 
Me siento tal feliz de ver como Dios Trino y uno a pesar de todo no regala tantas y tantas cosas y nos sigue y seguira manifestando Su inmenso amor.
 
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Arial, Helvetica, Verdana">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por Maripaz:
¡¡¡Gloria a Dios por ese milagro de sanidad!!!


Al menos nadie afirma, como una compañera muy católica que tengo, que la Virgen sanó a su hermana. Eso si es lamentable
frown.gif


Maripaz

[/quote]

wink.gif
Maripaz hija, no ofendas en su humildad al padre Jaime Burke. Seguro que el no se considera mas que la Virgen Maria