Niccolo Paganini es reconocido mundialmente como uno de los mayores violinistas de todos los tiempos. Fue un niño prodigio, y presento su primer concierto a la edad de once años. Aunque también tocaba la viola y la guitarra, se le recuerda fundamentalmente por sus importantes aportaciones a la interpretación violinística europea, a la que transformó para siempre. Paganni influyo notablemente a otros músicos posteriores como Johannes Brahams y Sergei Rajmáninov.
Cuando Pagannini murió en 1840, legó su violin, Un Guarnieri, a su ciudad natal, Génova. Curiosamente su legado iba acompañado de una condición difícil de entender. Pagannini no quería que ningún otro tocara su violín. Los responsables del gobierno municipal aceptaron la condición impuesta por el virtuoso y pusieron el violín en un estuche de cristal y lo colocaron en unan vitrina, en la que es observado por miles de personas que visitan el museo. Los instrumentos de madera tienen una virtud que mientras mas son tocados mejor suenan y si no son tocados pierden su sonido. Eso le ocurrió al violín de Pagannini . Otros violines son mas famosos ahora porque han sido tocados y se han perfeccionado pero el de Pagannini se ha quedado solo en la vitrina. Esto encierra una gran lección de vida que no debe olvidarse.
El apóstol Pablo escribió a Timoteo, su hijo espiritual, las siguientes palabras. “No descuides el don que hay en ti”. 1 Tim. 4:14) Él éxito es dinámico. Conlleva crecimiento y desarrollo, el logro de una cosa, y el uso de ese logro es un peldaño que ayuda a alcanzar el próximo. Pensemos en los dones que Dios nos da y nos ha dado por lo menos uno a cada uno de nosotros. Usemos ese don y ejercitémoslo paras honrar a Dios y beneficiar a la humanidad. Los dones que el Señor nos da son para el servicio de su iglesia y beneficio de la humanidad.
“Mas el que sin conocerla hizo cosa dignas de azotes, será azotado poco; Porque a todo aquel a quien se le haya dado mucho, mucho se le demandará, y al que mucho se le haya confiado mucho se le demandará”. Lucas 12:48
Cuando Pagannini murió en 1840, legó su violin, Un Guarnieri, a su ciudad natal, Génova. Curiosamente su legado iba acompañado de una condición difícil de entender. Pagannini no quería que ningún otro tocara su violín. Los responsables del gobierno municipal aceptaron la condición impuesta por el virtuoso y pusieron el violín en un estuche de cristal y lo colocaron en unan vitrina, en la que es observado por miles de personas que visitan el museo. Los instrumentos de madera tienen una virtud que mientras mas son tocados mejor suenan y si no son tocados pierden su sonido. Eso le ocurrió al violín de Pagannini . Otros violines son mas famosos ahora porque han sido tocados y se han perfeccionado pero el de Pagannini se ha quedado solo en la vitrina. Esto encierra una gran lección de vida que no debe olvidarse.
El apóstol Pablo escribió a Timoteo, su hijo espiritual, las siguientes palabras. “No descuides el don que hay en ti”. 1 Tim. 4:14) Él éxito es dinámico. Conlleva crecimiento y desarrollo, el logro de una cosa, y el uso de ese logro es un peldaño que ayuda a alcanzar el próximo. Pensemos en los dones que Dios nos da y nos ha dado por lo menos uno a cada uno de nosotros. Usemos ese don y ejercitémoslo paras honrar a Dios y beneficiar a la humanidad. Los dones que el Señor nos da son para el servicio de su iglesia y beneficio de la humanidad.
“Mas el que sin conocerla hizo cosa dignas de azotes, será azotado poco; Porque a todo aquel a quien se le haya dado mucho, mucho se le demandará, y al que mucho se le haya confiado mucho se le demandará”. Lucas 12:48