A los 14 años, pareja sexual de sacerdote
Esta es una historia de desesperación de un joven que acudió a este periódico para contar su verdad, porque no ha encontrado otro medio para contarla.
El Heraldo de Chihuahua se deslinda de los hechos contados, ya que son el testimonio de un joven que siente que su vida ya no tiene sentido, que ha sido destruida y le da igual lo que pase con ella, pero desea proteger a su familia.
A los catorce años Jaime se dejó deslumbrar por el dinero y de esta debilidad, así como de su ingenuidad.
Un sacerdote se aprovechó para convencerlo de que fuera su pareja sexual y lo logró. Ahora lo ha amedrentado enviando abogados a la casa del joven porque el sacerdote se siente extorsionado.
Hace doce años el muchacho acudía con frecuencia a las canchas ubicadas cerca del templo de Santa Teresita, en donde conoció a Fernando Moriel Guerrero, quien se dejaba ver como un amigo más entre ellos.
Jaime Huerta proviene de familia de escasos recursos, situación que aprovechó el nuevo amigo, según cuenta el afectado, para comprarle ropa a manera de regalo, como surgimiento de una buena amistad.
La relación amistosa transcurría de manera normal, pero poco a poco Fernando Moriel lo comprometía más económicamente, porque sabía de la necesidad de su familia. "Yo todavía no sabía que era sacerdote".
Como regalo de cumpleaños, a los cuatro meses de haber conocido al padre Moriel, Jaime se enteró que era sacerdote. "Un amigo de los dos fue por mí a mi casa y me dijo que me tenía una sorpresa.
Entré al templo de La Soledad (donde oficiaba una misa de unos conocidos) y escuché una voz conocida, no había visto hacia el altar.
Cuando me di cuenta el padre me dijo que no quería que hiciera escándalos y entonces supe que de Santa Teresita lo habían cambiado por un problema con otro joven, no sé que tipo de problema".
"Cuando me enteré que era sacerdote me sentí desilusionado, porque me había engañado, pero habló conmigo y seguimos siendo amigos, iba a mi casa, lo acompañaba a retiros espirituales".
INICIO DE UNA RELACION
Pasados los días, el padre le confesó sus intenciones, ejerciendo la presión espiritual, psicológica y económica, lo convenció de entablar una relación.
"Me tocaba mis partes, se sinceró, me dijo que él tenía otra pareja, que era un seminarista, pero que ya había terminado esa relación".
"Económicamente mis padres no estaban bien, él me dio una tarjeta de crédito para que yo la usara, para que yo tuviera una deuda más con él".
El número de cuenta que el padre abrió para Jaime está a nombre de Fernando Moriel Guerrero, en Bancrecer, sucursal Centro, es el 0161 0120567058. Esta tarjeta la usó durante el año 1999.
La mamá de Jaime no sabía nada, recuerda que ellos le daban el pase al padre a su casa y lo trataban muy bien, como a un sacerdote.
El padre Moriel se convirtió en la excusa de Jaime para que lo dejaran salir y llegar tarde, o salir por días para acompañarlo. Comenzó a ayudarles a sus papás y su mamá le cuestionaba de dónde sacaba el dinero y él aseguraba que trabajaba en el templo con el padre, barriendo o ayudándole en lo que podía.
UN CERTIFICADO COMPRADO
De los 14 a los 18 años Jaime estudiaba, pero cada vez seguía más al padre, "me decía que lo acompañara a todos lados, íbamos al cine (tiene los boletos), lo acompañaba a México, al teatro en esa ciudad (conserva Jaime los boletos de avión y del teatro)".
Llegó un momento en que Jaime descuidaba sus estudios y le dijo al padre que "si te voy a seguir acompañando no voy a poder con mis estudios".
Pero eso no fue problema, el padre le consiguió un certificado del Gobierno del Estado de Tlaxcala, que acredita todo el nivel medio superior del joven, en la preparatoria América Nueva, ubicada en Santa Ana Chiautempan.
En el certificado aparece el nombre de Jaime, su fotografía y calificaciones de nueve y diez únicamente, con excepción de dos ochos. "Yo no soy un burro, pero nunca tuve tan buenas calificaciones".
El certificado tiene las firmas correspondientes de la directora de la escuela, de la jefa de departamento de educación superior, del director de educación media superior y superior del instituto, así como el oficial mayor del gobierno. Se extendió el documento el 23 de julio de 1998.
ACTITUDES DE CELOS Y OBSESION
Cuando Jaime tenía 18 años comenzó a trabajar en una empresa, pero le dijo al padre que trabajaba en otra para evitar problemas, ya que el joven tenía novia.
Un día el padre lo siguió y se enteró de que trabajaba en otro lugar, de donde salía acompañado de su novia. El padre le habló y Jaime fue con él, su novia se retiró.
"Mi novia era muy bonita (Jaime tiene fotos con ella), pero el padre me exigió que la dejara, porque si no lo hacía, él le iba a decir que yo era homosexual. Terminé con ella".
Después Jaime se enamoró de otra joven, cuando tenía casi 20 años de edad. El noviazgo transcurrió y el padre no se enteraba, pero decidieron casarse, pidieron la mano de la joven y publicaron la petición en el periódico.
Inmediatamente el padre investigó que iba a casarse en Santa Teresita, habló con un sacerdote amido suyo que estaba en el Sagrado Corazón y le contó que Jaime quería casarse, pero que no podía hacerlo porque era homosexual, le pidió que hablara con el joven para hacerlo desistir.
"A mí me buscó y me amenazó diciéndome que si no paraba la boda él mismo lo haría el mero día. Por miedo a que todos se enteraran rompí mi compromiso".
La mamá de Jaime explicó que los padres de la joven con la que se iba a casar su hijo se enojaron demasiado, "todavía no nos hablamos".
Moriel Guerrero tuvo otra idea, que Jaime fuera seminarista, "me dijo que así me tendría más cerca. Me presionó al grado de que fui a mi parroquia para solicitar al sacerdote de ahí que me diera una carta para que me aceptaran. Incluso me vestía con su sotana para ver cómo me veía".
"Me decía que él pagaría los gastos del seminario, que él me mantendría mientras estuviera allí y cuando fuera sacerdote ya no batallaría, porque se gana muy bien, que no me iba a faltar nada".
Lo anterior sucedió en 1999, año en que, asegura Jaime, vivió un infierno, "yo ya no aguantaba, ya no quería estar cerca de él". Al final el joven no quiso enterar.
Constantemente le tomaba fotografías, "quería que me quitara el pantalón, pero yo no quería". Le tomaba fotografías siempre, conserva algunas.
Recuerda además, que en una ocasión visitaron a una familia de dinero en Camargo y que el padre no disimuló la atracción que sentía por Jaime, así que la señora de la casa le cuestionó a Moriel sobre su actitud -como de coqueteo con el joven- y el padre se enojó, por lo que los corrieron de esa casa.
En otra ocasión fueron al Divisadero y se quedarían en un hotel, donde les reservaron una habitación doble. Pero sucedió lo mismo que en Camargo, la dueña se dio cuenta que algo raro pasaba y decidió darles habitaciones separadas.
"El padre se fue a mi cuarto en la noche y yo le abrí, pero en la mañana se dieron cuenta de que habíamos dormido juntos y se enojaron".
JAIME ASEGURA QUE HUYO
En el 2000 Jaime optó por irse a Estados Unidos, por lo que le dijo al padre Moriel que sólo iba de visita, no a quedarse. Vivió tres años allá, mantenían comunicación ocasional por teléfono.
Asegura Jaime que cuando se fue a aquel país el padre le dijo que él también pediría su cambio fuera de la Diócesis para no recordarlo y se fue a Puebla.
EL REGRESO
Fue hasta este año, en enero, que regresó y habló con el padre para decirle que ya no quería tener nada con él. "Me dijo que como ya trabajaba y tenía dinero para comprarme buena ropa, ya no lo necesitaba. Se enojó, pero al final me dijo que yo tampoco le interesaba ya, porque ahora tenía otra pareja".
Jaime regresó a Estados Unidos y una enfermedad muy grave lo hizo regresar. "Regresé derrotado, me tivieron que internar el lunes (pasado). Fuimos al Hospital Central porque estaba muy grave, me internaron en la Clínica Las Américas".
Desde su regreso, hace una semana, Jaime ha buscado al padre porque necesitaba dinero, pero Moriel Guerrero se sintió sobornado y "le dio miedo", ha mandado abogados a la casa de Jaime para presionarlo y que desista de buscarlo y para que no llegara a decir todo lo que ha pasado.
Todo este movimiento obligó a Jaime a decir la verdad a su familia. Fue el lunes pasado cuando confesó todo y lo han apoyado. El joven está viviendo una enfermedad que aún no detectan, pero cada día se siente peor.
Comenzó a tener abscesos en el brazo hasta que se le deformó, el hueso de la muñeca se subió a la altura del codo y él mismo lo acomodó, pero lo tuvieron que internar porque se complicó el problema. Ahora se encuentra en su casa, débil y decaído.
A partir del lunes pasado han visitado muchos carros la casa de Jaime, el mismo padre fue a buscarlo a las once de la noche, han ido abogados en carros con placas DVE9005, color blanco; otro verde, con placas DUP1022, y uno más color rojo. "Yo anoto todo porque no sé qué va a pasar, nos tienen amedrentados", comenta angustiada la mamá de Jaime.
El joven acudió con el arzobispo, José Fernández Arteaga, para contarle todo y evitar que le hagan daño a su familia, pero no encontró eco.
"El padre Moriel me llegó a contar que había otros sacerdotes que tenían pareja, que muchos de ellos se reúnen en la colonia Rosario".
Actualmente el padre se encuentra en la parroquia de Cristo Rey, en Delicias, en donde se trató de hablar con él, pero se encontraba fuera de la ciudad.
La secretaria comentó que el joven ha hablado contantemente, pero que no ha encontrado al padre y que éste les ha dicho que es una persona que está mal de la cabeza, que está enfermo y le quiere hacer daño.
El padre actualmente tiene aproximadamente 42 años de edad, cuando comenzaron la relación, Jaime recuerda que tenía entre 33 y 34 años.
El Heraldo de Chihuahua
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Ni hablar..
Paz y bendiciones en Cristo...
Sakar <><
Esta es una historia de desesperación de un joven que acudió a este periódico para contar su verdad, porque no ha encontrado otro medio para contarla.
El Heraldo de Chihuahua se deslinda de los hechos contados, ya que son el testimonio de un joven que siente que su vida ya no tiene sentido, que ha sido destruida y le da igual lo que pase con ella, pero desea proteger a su familia.

A los catorce años Jaime se dejó deslumbrar por el dinero y de esta debilidad, así como de su ingenuidad.
Un sacerdote se aprovechó para convencerlo de que fuera su pareja sexual y lo logró. Ahora lo ha amedrentado enviando abogados a la casa del joven porque el sacerdote se siente extorsionado.
Hace doce años el muchacho acudía con frecuencia a las canchas ubicadas cerca del templo de Santa Teresita, en donde conoció a Fernando Moriel Guerrero, quien se dejaba ver como un amigo más entre ellos.
Jaime Huerta proviene de familia de escasos recursos, situación que aprovechó el nuevo amigo, según cuenta el afectado, para comprarle ropa a manera de regalo, como surgimiento de una buena amistad.
La relación amistosa transcurría de manera normal, pero poco a poco Fernando Moriel lo comprometía más económicamente, porque sabía de la necesidad de su familia. "Yo todavía no sabía que era sacerdote".
Como regalo de cumpleaños, a los cuatro meses de haber conocido al padre Moriel, Jaime se enteró que era sacerdote. "Un amigo de los dos fue por mí a mi casa y me dijo que me tenía una sorpresa.
Entré al templo de La Soledad (donde oficiaba una misa de unos conocidos) y escuché una voz conocida, no había visto hacia el altar.
Cuando me di cuenta el padre me dijo que no quería que hiciera escándalos y entonces supe que de Santa Teresita lo habían cambiado por un problema con otro joven, no sé que tipo de problema".
"Cuando me enteré que era sacerdote me sentí desilusionado, porque me había engañado, pero habló conmigo y seguimos siendo amigos, iba a mi casa, lo acompañaba a retiros espirituales".
INICIO DE UNA RELACION
Pasados los días, el padre le confesó sus intenciones, ejerciendo la presión espiritual, psicológica y económica, lo convenció de entablar una relación.
"Me tocaba mis partes, se sinceró, me dijo que él tenía otra pareja, que era un seminarista, pero que ya había terminado esa relación".
"Económicamente mis padres no estaban bien, él me dio una tarjeta de crédito para que yo la usara, para que yo tuviera una deuda más con él".
El número de cuenta que el padre abrió para Jaime está a nombre de Fernando Moriel Guerrero, en Bancrecer, sucursal Centro, es el 0161 0120567058. Esta tarjeta la usó durante el año 1999.
La mamá de Jaime no sabía nada, recuerda que ellos le daban el pase al padre a su casa y lo trataban muy bien, como a un sacerdote.
El padre Moriel se convirtió en la excusa de Jaime para que lo dejaran salir y llegar tarde, o salir por días para acompañarlo. Comenzó a ayudarles a sus papás y su mamá le cuestionaba de dónde sacaba el dinero y él aseguraba que trabajaba en el templo con el padre, barriendo o ayudándole en lo que podía.
UN CERTIFICADO COMPRADO
De los 14 a los 18 años Jaime estudiaba, pero cada vez seguía más al padre, "me decía que lo acompañara a todos lados, íbamos al cine (tiene los boletos), lo acompañaba a México, al teatro en esa ciudad (conserva Jaime los boletos de avión y del teatro)".
Llegó un momento en que Jaime descuidaba sus estudios y le dijo al padre que "si te voy a seguir acompañando no voy a poder con mis estudios".
Pero eso no fue problema, el padre le consiguió un certificado del Gobierno del Estado de Tlaxcala, que acredita todo el nivel medio superior del joven, en la preparatoria América Nueva, ubicada en Santa Ana Chiautempan.
En el certificado aparece el nombre de Jaime, su fotografía y calificaciones de nueve y diez únicamente, con excepción de dos ochos. "Yo no soy un burro, pero nunca tuve tan buenas calificaciones".
El certificado tiene las firmas correspondientes de la directora de la escuela, de la jefa de departamento de educación superior, del director de educación media superior y superior del instituto, así como el oficial mayor del gobierno. Se extendió el documento el 23 de julio de 1998.
ACTITUDES DE CELOS Y OBSESION
Cuando Jaime tenía 18 años comenzó a trabajar en una empresa, pero le dijo al padre que trabajaba en otra para evitar problemas, ya que el joven tenía novia.
Un día el padre lo siguió y se enteró de que trabajaba en otro lugar, de donde salía acompañado de su novia. El padre le habló y Jaime fue con él, su novia se retiró.
"Mi novia era muy bonita (Jaime tiene fotos con ella), pero el padre me exigió que la dejara, porque si no lo hacía, él le iba a decir que yo era homosexual. Terminé con ella".
Después Jaime se enamoró de otra joven, cuando tenía casi 20 años de edad. El noviazgo transcurrió y el padre no se enteraba, pero decidieron casarse, pidieron la mano de la joven y publicaron la petición en el periódico.
Inmediatamente el padre investigó que iba a casarse en Santa Teresita, habló con un sacerdote amido suyo que estaba en el Sagrado Corazón y le contó que Jaime quería casarse, pero que no podía hacerlo porque era homosexual, le pidió que hablara con el joven para hacerlo desistir.
"A mí me buscó y me amenazó diciéndome que si no paraba la boda él mismo lo haría el mero día. Por miedo a que todos se enteraran rompí mi compromiso".
La mamá de Jaime explicó que los padres de la joven con la que se iba a casar su hijo se enojaron demasiado, "todavía no nos hablamos".
Moriel Guerrero tuvo otra idea, que Jaime fuera seminarista, "me dijo que así me tendría más cerca. Me presionó al grado de que fui a mi parroquia para solicitar al sacerdote de ahí que me diera una carta para que me aceptaran. Incluso me vestía con su sotana para ver cómo me veía".
"Me decía que él pagaría los gastos del seminario, que él me mantendría mientras estuviera allí y cuando fuera sacerdote ya no batallaría, porque se gana muy bien, que no me iba a faltar nada".
Lo anterior sucedió en 1999, año en que, asegura Jaime, vivió un infierno, "yo ya no aguantaba, ya no quería estar cerca de él". Al final el joven no quiso enterar.
Constantemente le tomaba fotografías, "quería que me quitara el pantalón, pero yo no quería". Le tomaba fotografías siempre, conserva algunas.
Recuerda además, que en una ocasión visitaron a una familia de dinero en Camargo y que el padre no disimuló la atracción que sentía por Jaime, así que la señora de la casa le cuestionó a Moriel sobre su actitud -como de coqueteo con el joven- y el padre se enojó, por lo que los corrieron de esa casa.
En otra ocasión fueron al Divisadero y se quedarían en un hotel, donde les reservaron una habitación doble. Pero sucedió lo mismo que en Camargo, la dueña se dio cuenta que algo raro pasaba y decidió darles habitaciones separadas.
"El padre se fue a mi cuarto en la noche y yo le abrí, pero en la mañana se dieron cuenta de que habíamos dormido juntos y se enojaron".
JAIME ASEGURA QUE HUYO
En el 2000 Jaime optó por irse a Estados Unidos, por lo que le dijo al padre Moriel que sólo iba de visita, no a quedarse. Vivió tres años allá, mantenían comunicación ocasional por teléfono.
Asegura Jaime que cuando se fue a aquel país el padre le dijo que él también pediría su cambio fuera de la Diócesis para no recordarlo y se fue a Puebla.
EL REGRESO
Fue hasta este año, en enero, que regresó y habló con el padre para decirle que ya no quería tener nada con él. "Me dijo que como ya trabajaba y tenía dinero para comprarme buena ropa, ya no lo necesitaba. Se enojó, pero al final me dijo que yo tampoco le interesaba ya, porque ahora tenía otra pareja".
Jaime regresó a Estados Unidos y una enfermedad muy grave lo hizo regresar. "Regresé derrotado, me tivieron que internar el lunes (pasado). Fuimos al Hospital Central porque estaba muy grave, me internaron en la Clínica Las Américas".
Desde su regreso, hace una semana, Jaime ha buscado al padre porque necesitaba dinero, pero Moriel Guerrero se sintió sobornado y "le dio miedo", ha mandado abogados a la casa de Jaime para presionarlo y que desista de buscarlo y para que no llegara a decir todo lo que ha pasado.
Todo este movimiento obligó a Jaime a decir la verdad a su familia. Fue el lunes pasado cuando confesó todo y lo han apoyado. El joven está viviendo una enfermedad que aún no detectan, pero cada día se siente peor.
Comenzó a tener abscesos en el brazo hasta que se le deformó, el hueso de la muñeca se subió a la altura del codo y él mismo lo acomodó, pero lo tuvieron que internar porque se complicó el problema. Ahora se encuentra en su casa, débil y decaído.
A partir del lunes pasado han visitado muchos carros la casa de Jaime, el mismo padre fue a buscarlo a las once de la noche, han ido abogados en carros con placas DVE9005, color blanco; otro verde, con placas DUP1022, y uno más color rojo. "Yo anoto todo porque no sé qué va a pasar, nos tienen amedrentados", comenta angustiada la mamá de Jaime.
El joven acudió con el arzobispo, José Fernández Arteaga, para contarle todo y evitar que le hagan daño a su familia, pero no encontró eco.
"El padre Moriel me llegó a contar que había otros sacerdotes que tenían pareja, que muchos de ellos se reúnen en la colonia Rosario".
Actualmente el padre se encuentra en la parroquia de Cristo Rey, en Delicias, en donde se trató de hablar con él, pero se encontraba fuera de la ciudad.
La secretaria comentó que el joven ha hablado contantemente, pero que no ha encontrado al padre y que éste les ha dicho que es una persona que está mal de la cabeza, que está enfermo y le quiere hacer daño.
El padre actualmente tiene aproximadamente 42 años de edad, cuando comenzaron la relación, Jaime recuerda que tenía entre 33 y 34 años.
El Heraldo de Chihuahua
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Ni hablar..
Paz y bendiciones en Cristo...
Sakar <><