Re: Una alerta OVNI moviliza a dos cazas sobre Washington
LA NACION (Buenos Aires) - 14/04/04 - Por Fabiola Czubaj - Durante años, la literatura y el cine alimentaron la fantasía de la existencia de seres de otros planetas que llegaban a la Tierra en enormes naves luminosas. Y hasta miles de personas, en distintos lugares del mundo, afirmaron verlas en el cielo.
En realidad, el 99% de esas supuestas apariciones extraterrestres no fueron nada más ni nada menos que fenómenos naturales, novedosos ensayos espaciales o la reentrada a la atmósfera de nuestro planeta de chatarra espacial.
"Cuando hablamos de OVNI no se está diciendo más que lo que la sigla significa: objetos voladores sin identificar en el momento en que se estudian -explica Milton Hourcade, fundador en 1958 del Centro de Investigación de Objetos Voladores Inidentificados (Ciovi) en Uruguay-. De ahí que no se puede inferir que un OVNI sea una nave del tiempo, un objeto extraterrestre ni nada por el estilo."
Invitado por el Area de Ciencia y Tecnología del Centro Cultural Rojas de la UBA, Hourcade visitó nuestro país para intentar explicar qué vemos en el cielo. "El 98,5% o el 99% de los OVNI denunciados tiene una explicación científica", afirma el licenciado en teología, tras 46 años de investigar estos casos en el Ciovi, como socio de la Asociación de la Fuerza Aérea y del Museo Nacional del Aire y el Espacio de los Estados Unidos, donde vive desde hace catorce años.
Y en ello coincide el doctor en física y astrónomo Fernando Colomb, director científico de las misiones satelitales SAC-C y SAC-D de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae). "No creo que existan los famosos platos voladores -señala Colomb, que encabezó en nuestro país el proyecto de Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI) de la Sociedad Planetaria fundada por Carl Sagan-. Hay miles de objetos que están dando vuelta en el espacio, producen efectos en la atmósfera terrestre que la gente confunde y que en algún momento caen en la Tierra."
Se estima que dos millones de kilos de residuos de satélites y cohetes en desuso orbitan nuestro planeta a unos 35.000 kilómetros por hora como verdaderos proyectiles sin control. Según los expertos, se prevé que al entrar en contacto con la atmósfera se desintegren a una altura de entre 80 y 120 kilómetros del suelo. De ahí que la Agencia de Actividades Espaciales de los Estados Unidos (NASA, por sus siglas en inglés) actualice cada dos meses la lista de fragmentos de más de diez centímetros que podrían regresar a la Tierra (
www.conae.gov.ar ), como ocurrió en enero último en Corrientes.
Se trató, según informó la Conae, de un fragmento del cohete Delta 2 que en 1993 había colocado en órbita el satélite GPS Navstar 35 lanzado desde Cabo Cañaveral, en los Estados Unidos.
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Duendes y luces
Entre los fenómenos naturales que suelen confundirse en el cielo se encuentran extrañas formaciones de nubes; descargas eléctricas atmosféricas, como los fuegos de San Telmo; grandes formaciones de plasma en la alta atmósfera -por encima de las nubes, como los duendes rojos- denunciadas por pilotos en vuelo, o la luz terrestre, de origen geomagnético, producida por factores geológicos que iluminan el cielo, como ocurre en la cordillera de los Andes.
Sin embargo, la fantasía influye en la mayoría de los observadores aficionados. Venus, Júpiter, el reflejo de la luz solar sobre la Estación Espacial Internacional, los escapes de gases de lanzamiento de cohetes rusos en América del Sur, los globos estratosféricos y suborbitales lanzados desde la Antártida que durante 100 días vuelan alrededor de la Tierra y reflejan la luz del Sol, los modelos experimentales de aviones y los rayos láser de uso militar son los elementos que con mayor frecuencia confunden al ojo poco experimentado.
"Como los ensayos en la alta atmósfera que hacía la Argentina al atardecer desde la base Mar Chiquita con cohetes que lanzaban nubes de sodio o de bario -recuerda el licenciado Hourcade-. Los rayos tangenciales del Sol iluminaban esos gases y era un fenómeno absolutamente desconocido... Pero no eran extraterrestres, sino argentinos haciendo legítimas pruebas científicas."
La visita de seres de las más diversas formas y colores, interesados en estudiar nuestra biología, es también parte de una fantasía sin sustento científico. "La inteligencia no humana es un mito y hasta ahora no hay evidencias de que una civilización extraterrestre haya tomado contacto con nosotros y haya hecho del viaje transgaláctico algo tan habitual como un viaje de turismo."
Para el doctor Colomb, los platos voladores y los marcianos son las brujas del siglo XX. "Hace 300 años se pensaba que existían y muchas personas fueron a la hoguera por ello -dice-. Desde la ciencia no tenemos evidencias de visitas de otros seres tanto o más inteligentes que el ser humano. Esto no quiere decir que no exista vida en otros planetas, ya que la Tierra no es el centro del universo, pero aún no hay motivos válidos para pensar lo contrario."
Pero si el 99% de lo que vemos en el cielo tiene explicación, ¿qué pasa con el uno por ciento restante? "Es un porcentaje bajísimo desde el punto de vista científico -opina el titular del Ciovi-. Con los años, esa cifra pasó del 20% al 7%, después al 3% y los especialistas ya hablan de un 0,5%, como siempre lo sostuve."
Un recuerdo de la Guerra Fría
El concepto OVNI, afirma el licenciado Milton Hourcade, fue creado en 1947 por el área de inteligencia de la fuerza aérea de los Estados Unidos como una necesidad de defensa al comienzo de la Guerra Fría. Con la caída del Muro de Berlín, en 1989, cesaron las denuncias de avistamiento de OVNI "porque ya no se necesitaba usar el tema para cubrir ciertas actividades y porque la tecnología determinó que lo que se hacía desde la atmósfera ya se podía hacer con los satélites", señala.
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Tanto la NASA como las Naciones Unidas poseen protocolos para seguir en caso de que civilizaciones inteligentes no humanas realicen algún tipo de contacto con la Tierra. Y, hasta ahora, esos protocolos nunca fueron puestos en práctica.