UN SACERDOTE ITALIANO RESCATA A 1800 MUJERES ESCLAVIZADAS POR EL MERCADO DE LA PROSTITUCIÓN
En su libro «Prostitutas», Benzi describe cómo son obligadas a venderse en
las calles de Italia
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<< ROMA. 12 febrero 2002. Cientos de mujeres nigerianas, albanesas y de los
países del Este llegan a Italia con la falsa promesa de un trabajo bien
retribuido en algún restaurante o pizzería del país. En pocas horas
descubren que quién les ofreció trabajo las ha vendido a un proxeneta o, con
cuchillo en mano las obliga a vestir sucintamente y a «trabajar en la
calle». Sus «dueños» les confiscan el documento de identidad y las amenazan
de muerte, a ella o a sus familiares, si se resisten a vender su cuerpo.
Todo el dinero que ganan se lo llevan los «mercaderes del sexo». Mafias y
clientes esclavizan a las jóvenes.
=== A don Oreste Benzi le han prometido hacerle «trocitos», y le han
insultado en varias ocasiones, por tratar de liberar de la esclavitud a
decenas de mujeres obligadas a prostituirse en las calles de tantas ciudades
italianas. Este sacerdote no tiene miedo de las amenazas y mucho menos de
meterse en ambientes corruptos para acabar con el vicio allí donde se
comete, junto con sus colaboradores de la Comunidad Papa Juan XXIII.
=== Benzi nos ofrece en su libro una larga lista de testimonios de
prostitutas acogidas y ayudadas por la Comunidad. Vidas, que son reflejo de
un grave problema, la violación de la dignidad y libertad de muchas mujeres,
y que los gobiernos parecen ignorar.
=== Las jóvenes tienen miedo de huir o denunciar a los proxenetas porque
éstos las amenazan con matar a sus familiares. Cuando se enteran del que
será su nuevo «trabajo» se resisten, entonces llegan los golpes y las
quemaduras con cigarros.
=== La mujer en Albania no cuenta nada, al casarse se convierte en propiedad
del marido. Muchas albanesas cayeron en el mercado de la prostitución
después de casarse; su marido las vendió o se casó con ella para explotarla.
Otras, son secuestradas para el «racket», así se llama al tráfico o la trata
de blancas en el que los albaneses son expertos.
=== En Nigeria, suele ser una mujer la que capta a las chicas. La llamada
«madamme» se ofrece generosa a pagarles el viaje, diciéndoles que ya se lo
devolverán cuando comiencen a trabajar. Pero antes de abandonar su país,
somete a las jóvenes al rito «Voodoo», una maldición muy extendida entre las
tribus subsaharianas. Las nigerianas, que tienen una gran religiosidad no se
atreven a violar el rito y pagan todo lo que les pidan.
=== La comunidad Juan XXIII inició su andadura en favor de las prostitutas
en 1991 de la mano de Don Oreste. El centro neurálgico fue la ciudad norteña
de Rímini; años más tarde comenzaron a trabajar en otras ciudades de Italia.
Los voluntarios, desafiando a las mafias, salen a la calle a hablar con las
chicas y las invitan a cambiar de vida y a restituir su dignidad.
=== Las prostitutas se insertan primero en una comunidad donde son acogidas
en una casa familia, verdaderas familias con quienes viven las 24 horas. El
camino hacia la autonomía de las jóvenes es un proyecto personalizado. En la
acogida se evalúan sus exigencias inmediatas y futuras. Algunas piensan en
regresar a sus países, otras insertarse en la sociedad italiana, formar una
familia y encontrar un trabajo decente. Además de la atención psicológica y
espiritual, se les ofrece un servicio social y se contacta con la comisaria
para la documentación y permisos de permanencia o trámites de repatriación.
Fuente: La Razón
Redacción: ICPress
En su libro «Prostitutas», Benzi describe cómo son obligadas a venderse en
las calles de Italia
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<< ROMA. 12 febrero 2002. Cientos de mujeres nigerianas, albanesas y de los
países del Este llegan a Italia con la falsa promesa de un trabajo bien
retribuido en algún restaurante o pizzería del país. En pocas horas
descubren que quién les ofreció trabajo las ha vendido a un proxeneta o, con
cuchillo en mano las obliga a vestir sucintamente y a «trabajar en la
calle». Sus «dueños» les confiscan el documento de identidad y las amenazan
de muerte, a ella o a sus familiares, si se resisten a vender su cuerpo.
Todo el dinero que ganan se lo llevan los «mercaderes del sexo». Mafias y
clientes esclavizan a las jóvenes.
=== A don Oreste Benzi le han prometido hacerle «trocitos», y le han
insultado en varias ocasiones, por tratar de liberar de la esclavitud a
decenas de mujeres obligadas a prostituirse en las calles de tantas ciudades
italianas. Este sacerdote no tiene miedo de las amenazas y mucho menos de
meterse en ambientes corruptos para acabar con el vicio allí donde se
comete, junto con sus colaboradores de la Comunidad Papa Juan XXIII.
=== Benzi nos ofrece en su libro una larga lista de testimonios de
prostitutas acogidas y ayudadas por la Comunidad. Vidas, que son reflejo de
un grave problema, la violación de la dignidad y libertad de muchas mujeres,
y que los gobiernos parecen ignorar.
=== Las jóvenes tienen miedo de huir o denunciar a los proxenetas porque
éstos las amenazan con matar a sus familiares. Cuando se enteran del que
será su nuevo «trabajo» se resisten, entonces llegan los golpes y las
quemaduras con cigarros.
=== La mujer en Albania no cuenta nada, al casarse se convierte en propiedad
del marido. Muchas albanesas cayeron en el mercado de la prostitución
después de casarse; su marido las vendió o se casó con ella para explotarla.
Otras, son secuestradas para el «racket», así se llama al tráfico o la trata
de blancas en el que los albaneses son expertos.
=== En Nigeria, suele ser una mujer la que capta a las chicas. La llamada
«madamme» se ofrece generosa a pagarles el viaje, diciéndoles que ya se lo
devolverán cuando comiencen a trabajar. Pero antes de abandonar su país,
somete a las jóvenes al rito «Voodoo», una maldición muy extendida entre las
tribus subsaharianas. Las nigerianas, que tienen una gran religiosidad no se
atreven a violar el rito y pagan todo lo que les pidan.
=== La comunidad Juan XXIII inició su andadura en favor de las prostitutas
en 1991 de la mano de Don Oreste. El centro neurálgico fue la ciudad norteña
de Rímini; años más tarde comenzaron a trabajar en otras ciudades de Italia.
Los voluntarios, desafiando a las mafias, salen a la calle a hablar con las
chicas y las invitan a cambiar de vida y a restituir su dignidad.
=== Las prostitutas se insertan primero en una comunidad donde son acogidas
en una casa familia, verdaderas familias con quienes viven las 24 horas. El
camino hacia la autonomía de las jóvenes es un proyecto personalizado. En la
acogida se evalúan sus exigencias inmediatas y futuras. Algunas piensan en
regresar a sus países, otras insertarse en la sociedad italiana, formar una
familia y encontrar un trabajo decente. Además de la atención psicológica y
espiritual, se les ofrece un servicio social y se contacta con la comisaria
para la documentación y permisos de permanencia o trámites de repatriación.
Fuente: La Razón
Redacción: ICPress