Hola mis amados:
Este mensaje acerca de la lengua es muy interesante, es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero lo usamos correctamente? en que lo ejercitas mas a menudo? lee y mira si en algunas de estas causas, espero que sea de edificacion a tu vida y apliquemos las enseñanzas biblicas.
Por: Charles Stanley.
POR QUÉ TUVE QUE DECIR ESO? Es una pregunta que la mayoría de nosotros nos hemos hecho en muchas ocasiones. Sin embargo, seguimos hablando y hablando antes de pensar, dando rienda suelta a nuestras opiniones indignadas y criticando todo y a todos los que tenemos por delante. Santiago describe a la lengua como una fuerza destructora, diciendo: “La lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!” (Stg. 3:5).
¿Por qué es tan difícil controlar nuestra lengua? ¿Estamos desesperados por recibir reconocimiento y aprobación, o es que simplemente nos gusta manifestar lo que pensamos? En cualquier caso, nuestra carne parece ser particularmente vulnerable a hablar, sin ponerle freno a nuestras palabras. Pero la Palabra de Dios subraya la importancia de guardar nuestros labios.
2 Timoteo 2:16 dice: “Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad”. Si necesitamos más respaldo para examinar nuestras palabras, podemos encontrarlo en 1 Pedro 3 “El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño”.
No importa cuanto nos esforcemos, a todos nos costará controlar la lengua de vez en cuando. Pero con un esfuerzo deliberado y la guía del Espíritu Santo, podemos vencer algunos de los “males” más comunes de la lengua mencionados aquí. Al leer la lista, pregúntese sinceramente: Tengo problemas con:
¿QUEJARME?
Si es así, lea y memorice: “Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo” (Filipenses 2:14, 15). Sencillamente, este versículo nos enseña a cumplir con nuestras obligaciones diarias sin quejarnos.
¿Cuál debe ser nuestra motivación para hacerlo? La Biblia dice claramente que vivimos en un mundo corrupto, pero que tenemos la oportunidad de ser “luminares” en medio de la oscuridad que está presente en todas partes. Si eliminamos de nuestra boca las quejas, no podremos ser culpados de contribuir con la negatividad que nos rodea. La próxima vez que se sienta tentado a quejarse, reflexione en la misericordia de Dios. Piense en lo que Él le ha dado y en lo que ya ha hecho por usted.
¿MENTIR?
Recuerde que “los labios mentirosos son abominación a Jehová; pero los que hacen verdad son su contentamiento” Proverbios 12:22. Dios odia la mentira porque Él representa la verdad. Él es la Verdad.
No obstante, la mentira continúa plagando la raza humana. Según el doctor Michael Lewis, la mayoría de las personas mienten por los menos 25 veces al día (abcNEWS.com, 25 de julio de 2002). La mentira se ubica dentro de tres categorías: hacer sentir mejor a otros, hacernos lucir mejor, y para protegernos. Aunque muchos justifican la mentira diciendo que es “sólo una exageración” de la verdad, el hecho es que no armoniza con las normas de Dios para nosotros.
Un estudio ha revelado que generalmente las mentiras surgen del temor. Si miente por temor al rechazo, preséntele este problema al Señor. La Biblia nos asegura que el perfecto amor de Dios echa fuera el temor (1 Juan 4:18). Pídale al Padre celestial que le muestre que, gracias a que Su verdad está en su corazón, no tiene necesidad de mentir.
¿ENOJO O CRITICA?
¿Envenena la ira y la critica su comunicación con los demás? Si es así, empápese de la verdad de Proverbios 15:1: “La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor”. Muchas veces somos incitados a la ira e incluso a la crítica por quienes nos rodean en el trabajo y en la casa.
Sabemos que estas conductas son contrarias al fruto del Espíritu Santo, pero excusamos diciendo: “Es que soy una persona iracunda”. “Es que soy perfeccionista”. “Nadie hace las cosas cómo deben hacerse”. Aunque estas afirmaciones se están convirtiendo en normales, estamos llamados como cristianos, a tener una norma más elevada. Los pensamientos de ira y de crítica deben ser sometidos a la autoridad de Jesucristo antes de ser expresados.
¿MALDECIR O UTILIZAR EL NOMBRE DE DIOS EN VANO?
Si las frustraciones lo llevan a maldecir o a utilizar el nombre de Dios en vano, escuche lo que dicen los mandamientos de Dios: “Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio” (Mt. 12:36); “Y no juraréis falsamente por mi nombre, profanando así el nombre de tu Dios. Yo Jehová” (Lv. 19:12).
Lamentablemente, hay muchos cristianos que ignoran estos preceptos de Dios. Afirman que Jesucristo es el Señor, pero utilizan frívolamente Su precioso nombre juntamente con un lenguaje irreverente.
Una abuela sabia le dijo a su nieto, quien tenía el hábito de vociferar el nombre de Jesús cuando estaba enojado: “Hijo, cuando llamas a Jesús, Él responde. Mejor es que estés listo para decirle porque estás tan furioso”.
Si le hace falta una motivación más para controlar su lengua, ésta se encuentra en Santiago 1:26: “Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana”. Este asunto es, indiscutiblemente, importante para el Señor. ¿Le pedirá Su ayuda para que el poner freno a su lengua sea una prioridad en su vida?
Espero que al terminar de leer, pienses y hagas en este año un uso adecuado de tus palabras y que todo lo que salga por tu boca de frases, letras y palabras, sean de edificacion a todos los que te escuchen, porque recuerda que de toda palabra ociosa debemos dar cuenta a Dios y El las tiene todas anotadas y no tenemos excusa ante El.
Los amo y bendigo en Jesucristo.
Este mensaje acerca de la lengua es muy interesante, es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero lo usamos correctamente? en que lo ejercitas mas a menudo? lee y mira si en algunas de estas causas, espero que sea de edificacion a tu vida y apliquemos las enseñanzas biblicas.
Por: Charles Stanley.
POR QUÉ TUVE QUE DECIR ESO? Es una pregunta que la mayoría de nosotros nos hemos hecho en muchas ocasiones. Sin embargo, seguimos hablando y hablando antes de pensar, dando rienda suelta a nuestras opiniones indignadas y criticando todo y a todos los que tenemos por delante. Santiago describe a la lengua como una fuerza destructora, diciendo: “La lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego!” (Stg. 3:5).
¿Por qué es tan difícil controlar nuestra lengua? ¿Estamos desesperados por recibir reconocimiento y aprobación, o es que simplemente nos gusta manifestar lo que pensamos? En cualquier caso, nuestra carne parece ser particularmente vulnerable a hablar, sin ponerle freno a nuestras palabras. Pero la Palabra de Dios subraya la importancia de guardar nuestros labios.
2 Timoteo 2:16 dice: “Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad”. Si necesitamos más respaldo para examinar nuestras palabras, podemos encontrarlo en 1 Pedro 3 “El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño”.
No importa cuanto nos esforcemos, a todos nos costará controlar la lengua de vez en cuando. Pero con un esfuerzo deliberado y la guía del Espíritu Santo, podemos vencer algunos de los “males” más comunes de la lengua mencionados aquí. Al leer la lista, pregúntese sinceramente: Tengo problemas con:
¿QUEJARME?
Si es así, lea y memorice: “Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo” (Filipenses 2:14, 15). Sencillamente, este versículo nos enseña a cumplir con nuestras obligaciones diarias sin quejarnos.
¿Cuál debe ser nuestra motivación para hacerlo? La Biblia dice claramente que vivimos en un mundo corrupto, pero que tenemos la oportunidad de ser “luminares” en medio de la oscuridad que está presente en todas partes. Si eliminamos de nuestra boca las quejas, no podremos ser culpados de contribuir con la negatividad que nos rodea. La próxima vez que se sienta tentado a quejarse, reflexione en la misericordia de Dios. Piense en lo que Él le ha dado y en lo que ya ha hecho por usted.
¿MENTIR?
Recuerde que “los labios mentirosos son abominación a Jehová; pero los que hacen verdad son su contentamiento” Proverbios 12:22. Dios odia la mentira porque Él representa la verdad. Él es la Verdad.
No obstante, la mentira continúa plagando la raza humana. Según el doctor Michael Lewis, la mayoría de las personas mienten por los menos 25 veces al día (abcNEWS.com, 25 de julio de 2002). La mentira se ubica dentro de tres categorías: hacer sentir mejor a otros, hacernos lucir mejor, y para protegernos. Aunque muchos justifican la mentira diciendo que es “sólo una exageración” de la verdad, el hecho es que no armoniza con las normas de Dios para nosotros.
Un estudio ha revelado que generalmente las mentiras surgen del temor. Si miente por temor al rechazo, preséntele este problema al Señor. La Biblia nos asegura que el perfecto amor de Dios echa fuera el temor (1 Juan 4:18). Pídale al Padre celestial que le muestre que, gracias a que Su verdad está en su corazón, no tiene necesidad de mentir.
¿ENOJO O CRITICA?
¿Envenena la ira y la critica su comunicación con los demás? Si es así, empápese de la verdad de Proverbios 15:1: “La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor”. Muchas veces somos incitados a la ira e incluso a la crítica por quienes nos rodean en el trabajo y en la casa.
Sabemos que estas conductas son contrarias al fruto del Espíritu Santo, pero excusamos diciendo: “Es que soy una persona iracunda”. “Es que soy perfeccionista”. “Nadie hace las cosas cómo deben hacerse”. Aunque estas afirmaciones se están convirtiendo en normales, estamos llamados como cristianos, a tener una norma más elevada. Los pensamientos de ira y de crítica deben ser sometidos a la autoridad de Jesucristo antes de ser expresados.
¿MALDECIR O UTILIZAR EL NOMBRE DE DIOS EN VANO?
Si las frustraciones lo llevan a maldecir o a utilizar el nombre de Dios en vano, escuche lo que dicen los mandamientos de Dios: “Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio” (Mt. 12:36); “Y no juraréis falsamente por mi nombre, profanando así el nombre de tu Dios. Yo Jehová” (Lv. 19:12).
Lamentablemente, hay muchos cristianos que ignoran estos preceptos de Dios. Afirman que Jesucristo es el Señor, pero utilizan frívolamente Su precioso nombre juntamente con un lenguaje irreverente.
Una abuela sabia le dijo a su nieto, quien tenía el hábito de vociferar el nombre de Jesús cuando estaba enojado: “Hijo, cuando llamas a Jesús, Él responde. Mejor es que estés listo para decirle porque estás tan furioso”.
Si le hace falta una motivación más para controlar su lengua, ésta se encuentra en Santiago 1:26: “Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana”. Este asunto es, indiscutiblemente, importante para el Señor. ¿Le pedirá Su ayuda para que el poner freno a su lengua sea una prioridad en su vida?
Espero que al terminar de leer, pienses y hagas en este año un uso adecuado de tus palabras y que todo lo que salga por tu boca de frases, letras y palabras, sean de edificacion a todos los que te escuchen, porque recuerda que de toda palabra ociosa debemos dar cuenta a Dios y El las tiene todas anotadas y no tenemos excusa ante El.
Los amo y bendigo en Jesucristo.