Había un cantinero que tenía un perico. El perico les decía a todos los que entraban, “Hay botana y cerveza.” Pasó el tiempo, y se quemó la cantina. El perico se salvó, y se lo regalaron a un pastor de una iglesia. Cuando entraban los creyentes a la iglesia, el perico les decía, “Hay botana y cerveza.” El pastor lo reprendió y le preguntó porque decía eso. El perico le respondió, “Pues, son los mismos que entraban en la cantina.”
Una madre le dijo a su hijo: “Por tercera vez te digo, ¡levántate, que llegarás tarde a la iglesia! Te daré tres motivos para hacerlo rápidamente: Primero, tienes las llaves de la iglesia; segundo, la Biblia nos dice que no dejemos de asistir como algunos tienen por costumbre; y tercero, ¡ERES EL PASTOR!”
¿Cuál es la mujer que no tuvo infancia? Eva. ¿Cuál fue el apóstol peluquero? Pablo, porque apeló al César.
Una madre le dijo a su hijo: “Por tercera vez te digo, ¡levántate, que llegarás tarde a la iglesia! Te daré tres motivos para hacerlo rápidamente: Primero, tienes las llaves de la iglesia; segundo, la Biblia nos dice que no dejemos de asistir como algunos tienen por costumbre; y tercero, ¡ERES EL PASTOR!”
¿Cuál es la mujer que no tuvo infancia? Eva. ¿Cuál fue el apóstol peluquero? Pablo, porque apeló al César.