

Introducción: Una mesa en medio del campo de batalla 
¿Alguna vez has sentido que estás rodeado de personas que te subestiman, critican o desean tu caída? ¿Te has preguntado cómo Dios actúa cuando tus enemigos conspiran en tu contra?
El Salmo 23:5 revela una imagen poderosa, casi escandalosa:
“Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.”![]()
Esta no es solo una metáfora poética… ¡es una declaración de guerra espiritual ganada por gracia!

1. Dios no elimina a tus enemigos… los expone a tu victoria 
Dios no siempre remueve a quienes te quieren ver caer. A veces los deja mirando mientras Él te levanta, te honra y te bendice.
Tal como hizo con:
Daniel, en medio de los que lo querían ver devorado por leones (Daniel 6:22)
Nehemías, reconstruyendo el muro mientras los enemigos se burlaban (Nehemías 4:1-6)
David, siendo ungido como rey aun cuando sus propios hermanos lo despreciaban (1 Samuel 16:11-13)

¿Estamos preparados para sentarnos a la mesa que Dios ha preparado, aunque esté rodeada de miradas hostiles?
¿O seguimos huyendo del conflicto y de nuestra identidad en Cristo?
2. La unción no viene después de la batalla… viene durante la oposición
“Unges mi cabeza con aceite…”
Este acto en tiempos bíblicos representaba honra, consagración y protección.

Un pastor contaba que en el campo, los pastores ungían con aceite la cabeza de las ovejas para protegerlas de insectos que querían depositar huevos en su nariz y destruirlas desde adentro. Así también hace Dios con nosotros: su unción nos protege de pensamientos tóxicos que quieren entrar en nuestra mente cuando enfrentamos ataques.

- “No soy suficiente…”
- “Todos están contra mí…”
- “Esto no tiene sentido…”
Dios te dice: “Te he ungido para que no seas víctima de la guerra mental. La mesa es tuya, no huyas.”


3. Tu copa rebosa… ¡aunque la tormenta aún no haya cesado! 
“Mi copa está rebosando”
Esta frase no implica ausencia de problemas, sino presencia de gracia desbordante.
Dios no te da lo justo… ¡te da de más! Él no te da solo lo que necesitas, te da lo que te posiciona para reinar.


Vista Profética: Tu mesa ya está servida 
Dios no va a preparar… ¡ya preparó!
La mesa está lista. Hay alimento espiritual, gozo, honra, y dirección.
Tus enemigos no son el centro del escenario, tú tampoco lo eres.
El centro es Él… el Buen Pastor que no falla.


Aplicación final:




