Triadas Sagradas

SiervoDeDios

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21 Marzo 2022
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TRÍADAS SAGRADAS
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SUMARIO: I. La tríada, número sagrado.—II. Tríada y Trinidad.

«Sobre el número en la religión podrían llenarse gran cantidad de volúmenes con materiales históricos» (K. Goldammer). En efecto, los números y las estructuras numéricas de todo tipo: binarias, ternarias, etc., aparecen con frecuencia en muchas tradiciones religiosas cargadas de significaciones que las convierten en símbolos para aspectos invisibles pero llenos de eficacia de lo real y que dan lugar a la simbólica de los números. No entramos aquí en el proceso que ha conducido a la mística o a la simbólica de los números, pero parece cierto que los números no contienen un valor absoluto perceptible de forma idéntica en todas las culturas y que el valor o el significado que se les atribuye no reside necesariamente en las estructuras o arquetipos psicológicos del sujeto sino en determinadas recurrencias que aparecen en la naturaleza o en la condición psicosomática del sujeto y que son representables en números.

Aun teniendo en cuenta estos presupuestos, es verdad que hay significados que se repiten y que explican el recurso a una simbólica determinada en diferentes tradiciones. Así, el uno es para muchas tradiciones místicas el símbolo de lo uno originario, de lo no polar ni divisible, de lo divino que está más allá de toda serie: «uno sin segundo» como dicen las Upanishads del Brahman, o el unum por encima del ser y el espíritu en la filosofía neoplátonica de Plotino. «Como la unidad está en todo número, así está Dios, el uno, en todas las cosas», canta Angelus Silesius. Dos es el número para la polaridad, la oposición que rige en incontables reinos y aspectos de lo real: yang-yin: masculino y femenino de. la antigua visión china de lo real; derecha e izquierda como coordenadas de la organización espacial; día y noche, sol y luna como momentos fundamentales de la organización temporal. De ahí, la frecuente organización de lo divino, principio de lo real, en díadas: Mitra-Varuna; Visnú-Siva.


I. La tríada, número sagrado


Pues bien, de la tríada se ha dicho que es «el número sagrado por excelencia, el número divino, el número kat'exochén» (Fr. Heiler). No es fácil descubrir por qué. Usener pensaba que esa prevalencia se derivaba de la situación en que las sociedades no tenían numeración superior a tres, pero su explicación ha sido criticada y superada. Tal vez la razón de la importancia del tres radique en que significa la totalidad y la condición de completo, ya que abarca principio, medio y fin (Aristóteles). En todo caso, es un hecho que las tríadas aparecen en todos los niveles de la vida religiosa y en las más diferentes y distantes tradiciones de todos los tiempos. Fr. Heiler se ha referido con razón a tríadas divinas (Júpiter-Mars-Quirino), metafísicas (Sat-cit-ananda), antropológicas y psicológicas (cuerpo-alma-espíritu; memoria-entendimiento-voluntad), cosmológicas (cielo-tierra-infierno), cronológicas (las tres fases de la historia en J. de Fiore), éticas (purificación-iluminación-unción) litúrgicas (el triple refugio de los budistas), legendarias (los tres días de Jonás en el vientre de la ballena).



II. Tríada y trinidad


Situándonos en el caso de las tría-das divinas, se suele distinguir entre tríada y trinidad. Con «tríada» se designan los grupos de tres dioses diferentes o de tres diferentes figuras divinas o míticas. Se utiliza en cambio «trinidad» para designar el triple aspecto, forma o representación de una única divinidado de una única idea de lo divino (Di Nola). «Trinidad», por tanto, comportaría al mismo tiempo la triplicidad de forma, sea cual sea la manera en que se entienda esta forma, y la unidad de realidad, que también puede ser comprendida de formas diversas. La tríada, pues, sería el resultado de procesos de organización de un panteón politeísta, mientras que la trinidad surgiría de procesos de diversificación dentro de concepciones monistas o monoteístas de la divinidad.

De acuerdo con esta precisión, sólo pueden enumerarse tres casos de trinidad en la historia de las religiones: la trimurti de las religiones de la India, en la que lo divino Branmen, aparece bajo la triple figura (murti, significaba en sánscrito cuerpo sólido, materia, estatua, imagen) de Brahma (creador), Vishnu (protector) y Shiva (destructor), aun cuando también existe la trimurti, la triple manifestación, de uno de estos dioses, sobre todo de Shiva; la doctrina del trikaya (o triple cuerpo del Buda) en el budismo mahayana que constituye un paso importante de la budología en el proceso de deificación de Siddarta Gautama; y la Trinidad cristiana.

En cambio los casos de tríada de dioses son muy numerosos. Así, en las religiones semitas son frecuentes las tríadas divinas en las que diferentes divinidades se ordenan de acuerdo con el esquema familiar padre-madre-hijo-hija que a veces se carga de otras valencias simbólicas: cielo-tierra-inferior; sol-luna-tierra, etc. En la religión asiriobabilónica, «cada Dios es adorado solo, con su mujer y a veces con un hijo, en una tríada formada de acuerdo con el modelo de la familia humana» (G. Furlani). Tales grupos, aunque de modelo familiar, se convierten, a veces, en una gran tríada cósmica formada por Ami, dios del cielo, En lil, dios del viento y Ea, dios del océano; o en una tríada astral formada por Sin (luna), Sarnas (sol) y Istar (venus). Tríadas familiares de Dioses se encuentran también en Egipto, tales como la compuesta por Isis-Osiris-Horus.


En las religiones de los pueblos indoeuropeos, en un área vastísima que va desde la India hasta los pueblos germanos pasando por Irán, Grecia y Roma, aparecen organizaciones triádicas de la divinidad que se corresponderían, según la hipótesis de las tres funciones propuesta por G. Dumézil, con estructuras sociales históricamente determinadas. Típica de este grupo de tríadas es la compuesta en Roma por Júpiter-Marte-Quirino. Pero en el mismo Capitolio se veneraba otra tríada compuesta por Jupiter Optimus Maximus, Juno Regina y Minerva (M. Meslin).

En correspondencia con las tríadas divinas y con las organizaciones de la naturaleza humana en divisiones tripartitas, se encuentran en los sistemas religiosos organizaciones triádicas de las actividades religiosas: caminos del saber (Gñana-marga), de la acción (Karmamarga) y de la devoción Bhaktimarga) en el hinduismo; de las etapas del proceso espiritual: vías purgativa, iluminativa y unitiva en la espiritualidad cristiana con equivalentes en otras religiones; de los agentes del culto: tres grandes "lamines o sacerdotes de la religión romana.

Para interpretar correctamente la razón de la organización de múltiples figuras en una tríada o la diversificación de un substrato divino o un Dios único en tres manifestaciones parece que el camino adecuado, más que las lucubraciones sobre la naturaleza de los números o sobre las estructuras o arquetipos de la humanidad, es el estudio de las diferentes tradiciones religiosas con particular atención a las circunstancias históricas en que se han desarrollado.​
 
Osiris (dios padre; dios de la resurrección, la regeneración, la vegetación, la agricultura; simboliza el bien o el triunfo del bien sobre el mal, y preside el tribunal del juicio a los difuntos); Isis (diosa madre; diosa de la maternidad y del nacimiento; diosa de la fecundidad; hermana y esposa de Osiris) y Horus (dios solar; hijo de Osiris e Isis; dios de todo Egipto).

“El concepto sobre triadas de dioses proclamaba la existencia de una diosa Madre dominando los cielos, el dios Padre dominando la tierra y el dios Hijo dominando los mares”. La existencia de ese ser mitológico, conocido como la diosa Madre dominando los cielos, también se menciona en la Biblia, pues el pueblo de Israel fue un adorador de la reina del cielo, término que la Iglesia Católica usa para referirse a María.

Jeremías 7:18, lo dice: Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos, [triadas] para provocarme a ira.

Este concepto pagano TRINITARIO era parte de la creencia y vida religiosa de Platón, quien fue un filósofo griego que vivió desde el año 428 hasta el 347 antes de Cristo. Aunque no enseñó la Trinidad, su forma de pensar acerca de Dios y de la naturaleza, (que incluyeron creencias en triadas), influyeron grandemente para que sus seguidores enseñaran estas creencias dentro del mundo de aquel entonces. Sus filosofías prepararon el camino para la doctrina trinitaria, tal como existe en nuestros días”. Además de la del alma separado o incluido en el cuerpo.

El origen de la Trinidad Cristiana la tenemos en Tertuliano (155-230), un gran admirador de las filosofías platónicas, que nació, vivió y murió en Cartago. Siendo un líder de la Iglesia y un prolífico escritor durante el segundo siglo del cristianismo, asimiló en su mente el concepto de la existencia de tríadas de dioses, las cuales formaron parte de sus creencias y encontró una buena excusa para justificarlas y darle paso a lo que ahora se conoce como la Santísima Trinidad”.

“El encontró por medio de las Escrituras, que “el número tres” es usado para denotar algo completo y perfecto en tiempo o eventos y entre las explicaciones que daba a sus discípulos estaban las siguientes:

En Deut. 16:16, Dios usa tres temporadas anuales de Días Santos para describir su plan de salvación: Tres veces cada año aparecerá todo varón tuyo delante de Jehová tu Dios en el lugar que El escogiere. Señalaba el hecho de que habían tres tipos de resurrecciones: La del Señor Jesús: No está aquí, sino que ha resucitado. Lucas 24:6; La resurrección de los redimidos: Y los muertos en Cristo resucitarán primero. I Tesal. 4:16.

Y la resurrección del resto de los muertos: Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años”. Apoca. 20:5-15. El hecho de que Cristo profetizara, que así como Jonás había estado en el vientre del pez tres días y tres noches, Jonás 1:17, él igualmente estaría tres días y tres noches en el sepulcro y luego resucitaría”. Mat. 12:39-40.

Génesis 18:1-2 referente a los tres varones que visitaron a Abraham: Después le apareció Jehová en el encinar de Mamre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el calor del día. Y alzó sus ojos y miró, y he aquí tres varones que estaban junto a él; y cuando los vio, salió corriendo de la puerta de su tienda a recibirlos, y se postró en tierra. También están, las tres bendiciones encontrada en el A. Testamento, Núm. 6:24-26; y principalmente, las tres veces que llaman santo al Señor”. Isaías 6:3.

En el libro de los Hechos encontramos una evidencia del fanatismo politeísta mitológico de la gente: Entonces la gente, visto lo que Pablo había hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica: Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros.Y a Bernabé llamaban Júpiter, y a Pablo, Mercurio, porque éste era el que llevaba la palabra. Y el sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba frente a la Ciudad, trajo toros y guirnaldas delante de las puertas, y juntamente con la muchedumbre quería ofrecer sacrificios. Hechos 14:11-13

Y en contra tenemos al supuesto creador de la Iglesia de Roma el Apóstol Pedro, que conociendo todas estas artimañas y marañas doctrinales, escribió: “Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad”. 2 Pedro 1:16.