Juan
33 Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios. 34 Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? 35 Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), 36 ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy? 37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. 38 Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.
Todos somos cristos, y a su vez anticristos, anticristos por nuestra maldad, y cristos, porque Dios hace un Cristo de cada uno de los varones de esta Tierra, como así hace de una Maria de cada mujer, que a su vez son Eva, porque también guardan el pecado original en su corazón. A la historia la hacemos nosotros, pero la escribe Dios. Dios no necesita encarnar, porque directamente encarna en cada uno de nosotros, obrando en cada uno de nosotros, como lo indica la escritura, a ejemplo de como Dios obro en Jesús.
33 Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios. 34 Jesús les respondió: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? 35 Si llamó dioses a aquellos a quienes vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser quebrantada), 36 ¿al que el Padre santificó y envió al mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy? 37 Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis. 38 Mas si las hago, aunque no me creáis a mí, creed a las obras, para que conozcáis y creáis que el Padre está en mí, y yo en el Padre.
Todos somos cristos, y a su vez anticristos, anticristos por nuestra maldad, y cristos, porque Dios hace un Cristo de cada uno de los varones de esta Tierra, como así hace de una Maria de cada mujer, que a su vez son Eva, porque también guardan el pecado original en su corazón. A la historia la hacemos nosotros, pero la escribe Dios. Dios no necesita encarnar, porque directamente encarna en cada uno de nosotros, obrando en cada uno de nosotros, como lo indica la escritura, a ejemplo de como Dios obro en Jesús.