Sea bendito Israel, la patria de Jesús, de la tribu de Judá.
Nuestro Creador, Señor y Salvador.
Los asuntos de Israel con las naciones vecinas, descendientes ilegítimos de Abraham, pertenece a la Soberanía de Cristo como simiente de Abraham, en su condición de Rey de reyes y Señor de señores, el hará lo que es justo conforme a lo que está escrito:
Jer 3:17 En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono de Jehová,
y todas las naciones vendrán a ella en el nombre de Jehová en Jerusalén; ni andarán más tras la dureza de su malvado corazón.
Todas son todas las naciones, incluyendo las que ahora le disputan sus linderos, sin ningún derecho, por cuanto estos linderos fueron trazados por Dios para la descendencia de Isaac el hijo de la promesa, donde se encuentran los doce hijos de Jacob.
El Pacto Palestino.
Las promesas del pacto palestino con respecto a la posesión de la tierra le serán cumplidas a Israel en la era milenaria (Isa_11:11-12; Isa_65:9; Eze_16:60-63; Eze_36:2829; Eze_39:28; Ose 1:10-2:1; Miq_2:12; Zac_10:6).
Estas referencias a la posesión de la tierra prometen el cumplimiento del Pacto Palestino.
Aunque los palestinos son descendencia de Abraham, el Cetro de Juda lo tiene Cristo y a él se congregaran las naciones, aquí está el texto:
Gén 49:10 No será quitado el cetro de Judá,
Ni el legislador de entre sus pies,
Hasta que venga Siloh;
Y a él se congregarán los pueblos.