En este tiempo más que nunca Dios ha estado hablando a mi vida acerca de un tema demasiado importante: Soñar.
Muy seguramente habrás escuchado el refrán que dice: “soñar no cuesta nada”
Pero yo en esta ocasión quiero contradecir este dicho tan popular.
Soñar si cuesta, pero definitivamente vale la pena hacerlo.
Pero como dijo Jack “el Destripador”, vamos por partes:
Primero que todo, nosotros debemos aprender a soñar. Sentirnos libres de hacerlo. ¿Quién no ha querido tener un hogar feliz con hijos preciosos y en bendición? ¿Quién no ha querido graduarse en el colegio con las mejores calificaciones y así evitarse la cantaleta de los papás? ¿Quién no ha querido tener una suegra que lo quiera? Todo eso hace parte de soñar. Pero se necesita ejercitarse en este aspecto.
Cuando a alguien se le mete en la cabeza ser boxeador, no lo hace porque le van a dar golpes en la cabeza o para que le rompan la cara. Lo hace pensando en ser campeón del mundo o por lo menos del barrio. Cuando le programan su primera pelea, tiene que prepararse arduamente o si no lo dejan, como dicen los mexicanos, como camote, que ni la madre los reconoce.
Los sueños se originan por lo general cuando alguien se fastidia por la situación que vive. El que inventó la rueda muy seguramente se cansó de estar arreando o empujando las cosas. Me imagino que tenia hernia Inguinal, Crural, Umbilical, Obturatriz, Isquiática, Perineal, Diafragmática y hasta cerebral. Y un día se cansó y buscó la mejor forma para hacerlo. Y soñó con la rueda!!!
Alexander Fleming, un hombre conocido por su timidez, descubrió y creó un método para la producción en masa de la penicilina porque se cansó de que tantas personas murieran por la viruela.
Los sueños empiezan por un deseo y se acompañan de dedicación y persistencia. Thomas Alba Edison soñó con un mundo sin penumbras y así inventó la bombilla. Pero tuvo muchos intentos fallidos. En cierta ocasión alguien le preguntó: ¿porque nunca se desanimó al equivocarse tantas veces y de fracasar así de una manera tan reiterativa?, a lo que él contestó: Abrase!!! (Ah no, eso hubiese respondido yo), dijo: No fracasaba… he conseguido saber 1000 formas de cómo no se debe hacer una bombilla (y me imagino que ahí fue cuando le dijo que se abriera)
Muy seguramente hacer los sueños realidad es en muchas ocasiones complicado. Soñar sí cuesta. Conlleva vencer obstáculos desde el mismo momento en que empiezas a soñar. No te imaginas cuantos envidiosos hay que sufren cada vez que te dedicas a soñar. Soñar sí cuesta. Hay que remar muchas veces contra la corriente y que los “matasueños” lo vean a uno como blanco de sus críticas.
Pero qué más da, hay que enfrentarse a todo por, primero soñar y segundo, trabajar para que esos sueños se hagan realidad. Hay que tener claro que por nuestras propias fuerzas no es suficiente y que con Dios de nuestra parte estamos llamados a triunfar. Aunque hayan problemas y dificultades… “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. Romanos 8:37.
Con Dios hacemos un equipo perfecto en pro de nuestros sueños. Él te conoce y sabe cuáles son tus sueños y Él te brinda todas las herramientas necesarias para que sean una realidad y no una mera ilusión.
¿Cuáles son tus sueños? Ten confianza que se pueden lograr, aún aquellos que para ti parezcan imposibles. Tenemos a un Dios especialista en imposibles. Todo lo que sueñas, está en la disposición para que se lo pidas a Dios. Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá, (Mateo 7:7) El Señor, si te dice que le pidas, lo hace porque puede hacerlo, si no, ni se le ocurriera decirlo.
Lo que tienes que hacer es creer que tus sueños sí son posibles. Te invito a meditar lo dice el Salmo 37 versículo 4: Deléitate asimismo en Jehová y Él te concederá las peticiones de tu corazón.
Si quiere leer más publicaciones como ésta, visita mi blog:
http://larespuestallega.blogspot.com/
Bendiciones
Muy seguramente habrás escuchado el refrán que dice: “soñar no cuesta nada”
Pero yo en esta ocasión quiero contradecir este dicho tan popular.
Soñar si cuesta, pero definitivamente vale la pena hacerlo.
Pero como dijo Jack “el Destripador”, vamos por partes:
Primero que todo, nosotros debemos aprender a soñar. Sentirnos libres de hacerlo. ¿Quién no ha querido tener un hogar feliz con hijos preciosos y en bendición? ¿Quién no ha querido graduarse en el colegio con las mejores calificaciones y así evitarse la cantaleta de los papás? ¿Quién no ha querido tener una suegra que lo quiera? Todo eso hace parte de soñar. Pero se necesita ejercitarse en este aspecto.
Cuando a alguien se le mete en la cabeza ser boxeador, no lo hace porque le van a dar golpes en la cabeza o para que le rompan la cara. Lo hace pensando en ser campeón del mundo o por lo menos del barrio. Cuando le programan su primera pelea, tiene que prepararse arduamente o si no lo dejan, como dicen los mexicanos, como camote, que ni la madre los reconoce.
Los sueños se originan por lo general cuando alguien se fastidia por la situación que vive. El que inventó la rueda muy seguramente se cansó de estar arreando o empujando las cosas. Me imagino que tenia hernia Inguinal, Crural, Umbilical, Obturatriz, Isquiática, Perineal, Diafragmática y hasta cerebral. Y un día se cansó y buscó la mejor forma para hacerlo. Y soñó con la rueda!!!
Alexander Fleming, un hombre conocido por su timidez, descubrió y creó un método para la producción en masa de la penicilina porque se cansó de que tantas personas murieran por la viruela.
Los sueños empiezan por un deseo y se acompañan de dedicación y persistencia. Thomas Alba Edison soñó con un mundo sin penumbras y así inventó la bombilla. Pero tuvo muchos intentos fallidos. En cierta ocasión alguien le preguntó: ¿porque nunca se desanimó al equivocarse tantas veces y de fracasar así de una manera tan reiterativa?, a lo que él contestó: Abrase!!! (Ah no, eso hubiese respondido yo), dijo: No fracasaba… he conseguido saber 1000 formas de cómo no se debe hacer una bombilla (y me imagino que ahí fue cuando le dijo que se abriera)
Muy seguramente hacer los sueños realidad es en muchas ocasiones complicado. Soñar sí cuesta. Conlleva vencer obstáculos desde el mismo momento en que empiezas a soñar. No te imaginas cuantos envidiosos hay que sufren cada vez que te dedicas a soñar. Soñar sí cuesta. Hay que remar muchas veces contra la corriente y que los “matasueños” lo vean a uno como blanco de sus críticas.
Pero qué más da, hay que enfrentarse a todo por, primero soñar y segundo, trabajar para que esos sueños se hagan realidad. Hay que tener claro que por nuestras propias fuerzas no es suficiente y que con Dios de nuestra parte estamos llamados a triunfar. Aunque hayan problemas y dificultades… “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó”. Romanos 8:37.
Con Dios hacemos un equipo perfecto en pro de nuestros sueños. Él te conoce y sabe cuáles son tus sueños y Él te brinda todas las herramientas necesarias para que sean una realidad y no una mera ilusión.
¿Cuáles son tus sueños? Ten confianza que se pueden lograr, aún aquellos que para ti parezcan imposibles. Tenemos a un Dios especialista en imposibles. Todo lo que sueñas, está en la disposición para que se lo pidas a Dios. Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá, (Mateo 7:7) El Señor, si te dice que le pidas, lo hace porque puede hacerlo, si no, ni se le ocurriera decirlo.
Lo que tienes que hacer es creer que tus sueños sí son posibles. Te invito a meditar lo dice el Salmo 37 versículo 4: Deléitate asimismo en Jehová y Él te concederá las peticiones de tu corazón.
Si quiere leer más publicaciones como ésta, visita mi blog:
http://larespuestallega.blogspot.com/
Bendiciones