Estimados hermanos en la fe, supongo que al igual que a mí, los ancianos de vuestras congregaciones os abran aconsejado que no participéis en estos tipos de charlas religiosas, como es este foro, por ejemplo.
Cuando he preguntado el por qué, siempre me han dicho que nunca sabemos con quien hablamos, y que siguiendo principios bíblicos, no deberíamos hablar con apostatas, y que sus mentiras bien elaboradas, podrían causarnos problemas de fe.
He de reconocer, que aunque siempre he creído que tenían razón y que esto podía llegar a sucederles a algunas personas, siempre me he considerado lo suficientemente fuerte y seguro, sobre el paso que he dado, de ser testigo de Jehová, como para que un apostata tuviese algo que mostrarme y me apartara de lo que yo mismo he estado buscando y por fin encontré.
He pasado toda mi vida académica en colegios religiosos, primaria en los Escolapios, 1º FP en La Salle, 2º de FP en EPLA.
Conozco bien como son los curas y siempre he creído que cuanto más lejos, más seguro.
También he sido un hombre del mundo plenamente, tanto en fiestas con borracheras incluidas, así como mucha inmoralidad, e incluso de drogas. Nunca he cometido actos vandálicos, ni me he relacionado con delincuentes, porque siempre he recibido una educación paterna ciertamente conservadora, aunque no religiosa.
En pocas palabras, pocas cosas hay del mundo que no sepa.
A mis treinta y siete años de edad, por circunstancias que no voy a contar, empecé a leer la Biblia, y pocos meses después, me dejaba de fumar, abandoné el exceso de alcohol, moderé en gran manera mis comentarios obscenos, y el habla injuriosa, y dos años después conocí a los testigos de Jehová.
Sinceramente pienso, que a pesar de mi comportamiento, siempre he defendido la existencia de Dios, y quizás esté mal decirlo, pero la opinión de los que me conocían era de que tenía buen corazón, quizás por esto, Dios me abrió los ojos para conocerlo, y luego me condujo a su pueblo.
Creedme hermanos, cuando hable por primera vez con dos ancianos, y yo les interrogue a ellos, llegue a saber en ese mismo instante que había encontrado al pueblo de Dios, reinstaurado para llevar a cabo el último trabajo, la SIEGA.
Mi gozo fue grande, aunque también mi dolor, al experimentar de primera mano, como mis familiares se tiraban contra mí, mis amigos se reían, y mi matrimonio casi se va a pique.
Tome la decisión de no renunciar al que acababa de descubrir, ni más ni menos que a Dios y a Cristo, y ese aguante tubo éxito, mi esposa ya no se opone, mis hijos están estudiando conmigo, también mis padres aunque muy mayores ya, y hasta un buen amigo de mi hermano carnal.
Por todos estos motivos, siempre he creído que estoy lo suficientemente fuerte en la fe, como para que un apostata me haga cambiar de idea a estas alturas, por favor, y mucho menos un simple católico con sus doctrinas absurdas, que son las mismas que las evangélicas o protestantes.
Hermanos sinceramente, ante ellos estoy protegido.
Sin embargo, hay algo de nuestro enemigo Satanás que no había valorado hasta hace unos días, y por ello os escribo este mensaje.
Como os he dicho antes, al poco de leer la Biblia dejé de decir palabras mal sonantes, y además me convertí en un hombre mucho más tranquilo frente a las adversidades del día a día. Pero, tan solo hace unos días, me di cuenta, que después de leer algunas respuestas de compañeros del foro, no sé si apostatas o tan solo practicantes de otras religiones, llamadas cristianas, llegaba a ponerme de muy mala leche, de hecho, preparaba respuestas para ellos, que cuando las tenía terminadas, acababa borrándolas y las volvía a escribir, porque había empleado muchas palabras que formaban parte del pasado y no quería volver a utilizar. Además, empezaba a sentir ira, cuando ya era tranquilo y relajado de comportamiento.
Ahí fue cuando me di cuenta, del gran peligro que corremos de continuar en el foro, no es porque nos vayan a convencernos y abandonemos al verdadero pueblo de Dios, sino de que echemos a la basura todo cuanto hemos aprendido de las cosas o frutos del espíritu, cosa que sin duda alguna, luchamos por conservar y mejorar a cada paso de Atalaya que damos, a cada reunión que asistimos.
Oso, Horizonte, Caminante, entre otros muchos, tienen tantas mentiras e insultos preparados para lanzarnos, que cuando te vienes a dar cuenta, estas entrando en el trapo como toro embravecido.
No hermanos, no estoy dispuesto a poner mi tranquilidad espiritual, y mi relación con Jehová Dios, por nada. Y digo bien al decir por nada, porque cuando hablamos, deseamos que sea predicación, y que si predicamos sea para salvar a alguien. Pero, de verdad, hemos entrado de lleno en Babilonia la Grande, tan solo cinco, seis u ocho testigos de Jehová, para hablar a los muros de Babilonia.
Hermanos, nuestra predicación está donde nos mandó, tanto Cristo Jesús como los apóstoles, en la calle y en las casas. Donde los ciegos no quieren ver y los sordos no quieren oír, pero nosotros seguimos nuestro camino en busca de aquellos que están correctamente dispuestos para vida eterna, y los que no, se quedan atrás nuestra, pero no perdemos el tiempo, e incendiamos nuestra alma contra ellos.
Queridos hermanos míos, aunque no nos conocemos personalmente, salvo a través de estas páginas escritas, verdaderamente sentiría un gran dolor en el corazón, si llegase a saber, que habéis sufrido algún daño, a causa de haber jugado con fuego, recordar, Satanás usa a todos cuanto están con él para dañar a los siervos de Dios.
Salgamos de su casa, y apartémonos del peligro injustificado.
Por eso os digo, esta es mi última participación en este foro, que después de tres meses, nada bueno he conseguido ……..
Nos buscaremos en el nuevo orden:
Alf1, Jagv98, Espasmo, Chester Beatty, Alejandro argos, Alfageme, Cortés
Un fuerte abrazo, Daniel Hebrón
Cuando he preguntado el por qué, siempre me han dicho que nunca sabemos con quien hablamos, y que siguiendo principios bíblicos, no deberíamos hablar con apostatas, y que sus mentiras bien elaboradas, podrían causarnos problemas de fe.
He de reconocer, que aunque siempre he creído que tenían razón y que esto podía llegar a sucederles a algunas personas, siempre me he considerado lo suficientemente fuerte y seguro, sobre el paso que he dado, de ser testigo de Jehová, como para que un apostata tuviese algo que mostrarme y me apartara de lo que yo mismo he estado buscando y por fin encontré.
He pasado toda mi vida académica en colegios religiosos, primaria en los Escolapios, 1º FP en La Salle, 2º de FP en EPLA.
Conozco bien como son los curas y siempre he creído que cuanto más lejos, más seguro.
También he sido un hombre del mundo plenamente, tanto en fiestas con borracheras incluidas, así como mucha inmoralidad, e incluso de drogas. Nunca he cometido actos vandálicos, ni me he relacionado con delincuentes, porque siempre he recibido una educación paterna ciertamente conservadora, aunque no religiosa.
En pocas palabras, pocas cosas hay del mundo que no sepa.
A mis treinta y siete años de edad, por circunstancias que no voy a contar, empecé a leer la Biblia, y pocos meses después, me dejaba de fumar, abandoné el exceso de alcohol, moderé en gran manera mis comentarios obscenos, y el habla injuriosa, y dos años después conocí a los testigos de Jehová.
Sinceramente pienso, que a pesar de mi comportamiento, siempre he defendido la existencia de Dios, y quizás esté mal decirlo, pero la opinión de los que me conocían era de que tenía buen corazón, quizás por esto, Dios me abrió los ojos para conocerlo, y luego me condujo a su pueblo.
Creedme hermanos, cuando hable por primera vez con dos ancianos, y yo les interrogue a ellos, llegue a saber en ese mismo instante que había encontrado al pueblo de Dios, reinstaurado para llevar a cabo el último trabajo, la SIEGA.
Mi gozo fue grande, aunque también mi dolor, al experimentar de primera mano, como mis familiares se tiraban contra mí, mis amigos se reían, y mi matrimonio casi se va a pique.
Tome la decisión de no renunciar al que acababa de descubrir, ni más ni menos que a Dios y a Cristo, y ese aguante tubo éxito, mi esposa ya no se opone, mis hijos están estudiando conmigo, también mis padres aunque muy mayores ya, y hasta un buen amigo de mi hermano carnal.
Por todos estos motivos, siempre he creído que estoy lo suficientemente fuerte en la fe, como para que un apostata me haga cambiar de idea a estas alturas, por favor, y mucho menos un simple católico con sus doctrinas absurdas, que son las mismas que las evangélicas o protestantes.
Hermanos sinceramente, ante ellos estoy protegido.
Sin embargo, hay algo de nuestro enemigo Satanás que no había valorado hasta hace unos días, y por ello os escribo este mensaje.
Como os he dicho antes, al poco de leer la Biblia dejé de decir palabras mal sonantes, y además me convertí en un hombre mucho más tranquilo frente a las adversidades del día a día. Pero, tan solo hace unos días, me di cuenta, que después de leer algunas respuestas de compañeros del foro, no sé si apostatas o tan solo practicantes de otras religiones, llamadas cristianas, llegaba a ponerme de muy mala leche, de hecho, preparaba respuestas para ellos, que cuando las tenía terminadas, acababa borrándolas y las volvía a escribir, porque había empleado muchas palabras que formaban parte del pasado y no quería volver a utilizar. Además, empezaba a sentir ira, cuando ya era tranquilo y relajado de comportamiento.
Ahí fue cuando me di cuenta, del gran peligro que corremos de continuar en el foro, no es porque nos vayan a convencernos y abandonemos al verdadero pueblo de Dios, sino de que echemos a la basura todo cuanto hemos aprendido de las cosas o frutos del espíritu, cosa que sin duda alguna, luchamos por conservar y mejorar a cada paso de Atalaya que damos, a cada reunión que asistimos.
Oso, Horizonte, Caminante, entre otros muchos, tienen tantas mentiras e insultos preparados para lanzarnos, que cuando te vienes a dar cuenta, estas entrando en el trapo como toro embravecido.
No hermanos, no estoy dispuesto a poner mi tranquilidad espiritual, y mi relación con Jehová Dios, por nada. Y digo bien al decir por nada, porque cuando hablamos, deseamos que sea predicación, y que si predicamos sea para salvar a alguien. Pero, de verdad, hemos entrado de lleno en Babilonia la Grande, tan solo cinco, seis u ocho testigos de Jehová, para hablar a los muros de Babilonia.
Hermanos, nuestra predicación está donde nos mandó, tanto Cristo Jesús como los apóstoles, en la calle y en las casas. Donde los ciegos no quieren ver y los sordos no quieren oír, pero nosotros seguimos nuestro camino en busca de aquellos que están correctamente dispuestos para vida eterna, y los que no, se quedan atrás nuestra, pero no perdemos el tiempo, e incendiamos nuestra alma contra ellos.
Queridos hermanos míos, aunque no nos conocemos personalmente, salvo a través de estas páginas escritas, verdaderamente sentiría un gran dolor en el corazón, si llegase a saber, que habéis sufrido algún daño, a causa de haber jugado con fuego, recordar, Satanás usa a todos cuanto están con él para dañar a los siervos de Dios.
Salgamos de su casa, y apartémonos del peligro injustificado.
Por eso os digo, esta es mi última participación en este foro, que después de tres meses, nada bueno he conseguido ……..
Nos buscaremos en el nuevo orden:
Alf1, Jagv98, Espasmo, Chester Beatty, Alejandro argos, Alfageme, Cortés
Un fuerte abrazo, Daniel Hebrón
