Querido amigo Manuel:
Estoy totalmente de acuerdo en lo que dices de que es Jesús quien nos elige y no nosotros los que lo elegimos a El. Jesús mismo lo dijo: "No me elegisteis vosotros a mí, mas yo os elegí a vosotros; y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca;" (Jn 15,16).
Pero sí está en nuestra libertad, aceptar o no su invitación. Por ejemplo, el joven rico, no aceptó la invitación de Jesús a seguirlo (Mt 19,16,22), mientras que muchos otros sí lo hicieron (Mt 9,9; Lc 11,1; Jn 1,42; etc...).
Pero tú dices: "La Salvación NO SE PUEDE PERDER". ¡Claro que sí! Dios nos hace libres y nos da la oportunidad (por paradójico que parezca) de salvarnos o de condenarnos. Por ejemplo Judas, fue llamado por Jesucristo para ser su apóstol (¡uno de los doce! ¡uno de sus íntimos!). Pero al final, lo traicionó.
Una cosa es cierta. Los distintos cristianos utilizamos la palabra "salvar" para identificar distintos momentos. Algunos dicen que ya se han salvado en el momento en que han "aceptado a Jesús en su corazón", algunos simbolizan esto con el bautismo. Entonces, tienen la certeza de que a partir de ese momento están salvados para toda la eternidad. ¡Ninguna actitud más soberbia! ¿Quién puede asegurar que jamás flaqueará, que jamás caerá, que jamás se dejará llevar por sus debilidades? ¡Es cierto que desde que uno se une a Jesucristo, tiene el deseo ferviente de serle fiel y de jamás traicionarlo! Pero la historia del Pueblo de Dios nos ha demostrado cómo una y otra vez, éste le fue infiel a Dios. Y no porque fuera malo, sino porque era débil y de naturaleza pecadora. A nosotros nos ocurre lo mismo. Revestidos con la fuerza del Espíritu Santo podemos luchar contra nuestras miserias y procurar ser fieles a Jesucristo, pero nada nos asegura que jamás flaquearemos. Eso sería ser muy soberbio. Según este uso de la palabra, la salvación que se ganó en ese momento, puede perderse si no se persevera hasta el fin. En Mt 10,22, Jesús no dice: "Tranquilos, muchachos. Ustedes ya están salvados! No se hagan drama por nada!". No! El dice bien clarito: "El que persevere hasta el fin, éste se salvará".
Otros cristianos utilizan la palabra "salvarse" para el momento en que, luego de la muerte, se alcanza o no la salvación o la condenación eterna. Según este uso de la palabra, ¡LA SALVACIÓN NO SE PIERDE NUNCA!
Lo que quiero decir es que: NADIE, ABSOLUTAMENTE NADIE puede estar totalmente seguro, por el hecho de ser cristiano, de que se va a salvar INDEFECTIBLEMENTE. De lo que sí puede estar seguro es de que por el poder de Jesucristo, PUEDE SALVARSE, si permanece fiel a su Palabra y persevera hasta el fin. Es por eso que Judas, invita a los destinatarios de su carta a perseverar en la fe: "Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de la común salud, me ha sido necesario escribiros amonestándoos que os esforcéis a perseverar en la fe, que ha sido una vez dada a los santos"(Jud 1,3). Es más, les dice que se esfuercen, porque sabe que sí tienen fe en Jesucristo, que son sinceros en su adhesión a El, pero que son débiles y pueden claudicar. Lo mismo nos puede ocurrir a nosotros. Por eso es preciso esforzarse siempre por permanecer unidos en su amor (Jn 15,10).
A pesar de recibir a Jesucristo, seguimos siendo pecadores y debemos esforzarnos por serle fieles. Pablo mismo lo reconoce: " Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el mayor." (1Tim 1,15). El no dice: "Yo era un pecador hasta que Jesús me salvó. Ahora soy una maravilla y tengo una habitación reservada en el Cielo con mi nombre en la puerta". El mismo reconoce que sigue siendo pecador, claro que ahora tiene la fuerza suficiente para vencer ese pecado que hay en él, porque Jesucristo le dio esa fuerza.
Bueno, creo que exageré extendiéndome en el tema. Solo quería aclarar mi punto de vista.
Un abrazo.
Miguel
Estoy totalmente de acuerdo en lo que dices de que es Jesús quien nos elige y no nosotros los que lo elegimos a El. Jesús mismo lo dijo: "No me elegisteis vosotros a mí, mas yo os elegí a vosotros; y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca;" (Jn 15,16).
Pero sí está en nuestra libertad, aceptar o no su invitación. Por ejemplo, el joven rico, no aceptó la invitación de Jesús a seguirlo (Mt 19,16,22), mientras que muchos otros sí lo hicieron (Mt 9,9; Lc 11,1; Jn 1,42; etc...).
Pero tú dices: "La Salvación NO SE PUEDE PERDER". ¡Claro que sí! Dios nos hace libres y nos da la oportunidad (por paradójico que parezca) de salvarnos o de condenarnos. Por ejemplo Judas, fue llamado por Jesucristo para ser su apóstol (¡uno de los doce! ¡uno de sus íntimos!). Pero al final, lo traicionó.
Una cosa es cierta. Los distintos cristianos utilizamos la palabra "salvar" para identificar distintos momentos. Algunos dicen que ya se han salvado en el momento en que han "aceptado a Jesús en su corazón", algunos simbolizan esto con el bautismo. Entonces, tienen la certeza de que a partir de ese momento están salvados para toda la eternidad. ¡Ninguna actitud más soberbia! ¿Quién puede asegurar que jamás flaqueará, que jamás caerá, que jamás se dejará llevar por sus debilidades? ¡Es cierto que desde que uno se une a Jesucristo, tiene el deseo ferviente de serle fiel y de jamás traicionarlo! Pero la historia del Pueblo de Dios nos ha demostrado cómo una y otra vez, éste le fue infiel a Dios. Y no porque fuera malo, sino porque era débil y de naturaleza pecadora. A nosotros nos ocurre lo mismo. Revestidos con la fuerza del Espíritu Santo podemos luchar contra nuestras miserias y procurar ser fieles a Jesucristo, pero nada nos asegura que jamás flaquearemos. Eso sería ser muy soberbio. Según este uso de la palabra, la salvación que se ganó en ese momento, puede perderse si no se persevera hasta el fin. En Mt 10,22, Jesús no dice: "Tranquilos, muchachos. Ustedes ya están salvados! No se hagan drama por nada!". No! El dice bien clarito: "El que persevere hasta el fin, éste se salvará".
Otros cristianos utilizan la palabra "salvarse" para el momento en que, luego de la muerte, se alcanza o no la salvación o la condenación eterna. Según este uso de la palabra, ¡LA SALVACIÓN NO SE PIERDE NUNCA!
Lo que quiero decir es que: NADIE, ABSOLUTAMENTE NADIE puede estar totalmente seguro, por el hecho de ser cristiano, de que se va a salvar INDEFECTIBLEMENTE. De lo que sí puede estar seguro es de que por el poder de Jesucristo, PUEDE SALVARSE, si permanece fiel a su Palabra y persevera hasta el fin. Es por eso que Judas, invita a los destinatarios de su carta a perseverar en la fe: "Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de la común salud, me ha sido necesario escribiros amonestándoos que os esforcéis a perseverar en la fe, que ha sido una vez dada a los santos"(Jud 1,3). Es más, les dice que se esfuercen, porque sabe que sí tienen fe en Jesucristo, que son sinceros en su adhesión a El, pero que son débiles y pueden claudicar. Lo mismo nos puede ocurrir a nosotros. Por eso es preciso esforzarse siempre por permanecer unidos en su amor (Jn 15,10).
A pesar de recibir a Jesucristo, seguimos siendo pecadores y debemos esforzarnos por serle fieles. Pablo mismo lo reconoce: " Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el mayor." (1Tim 1,15). El no dice: "Yo era un pecador hasta que Jesús me salvó. Ahora soy una maravilla y tengo una habitación reservada en el Cielo con mi nombre en la puerta". El mismo reconoce que sigue siendo pecador, claro que ahora tiene la fuerza suficiente para vencer ese pecado que hay en él, porque Jesucristo le dio esa fuerza.
Bueno, creo que exageré extendiéndome en el tema. Solo quería aclarar mi punto de vista.
Un abrazo.
Miguel