Sobre el dolor

30 Marzo 2000
541
0
Sobre el dolor.

Voy a exponer un texto muy interesante sobre el dolor de un libro titulado “SER TRANSPERSONAL” de Roberto Assagioli:

“Uno de los mayores obstáculos que se oponen a nuestro desarrollo espiritual es el miedo a sufrir.
Este nos hace retroceder ante las dificultades y nos impide luchar, cortándonos las alas y paralizando nuestros más generosos impulsos. Pero también hace algo peor: con frecuencia nos induce a abandonar nuestros deberes, a faltar a nuestros compromisos internos y externos y nos hace pecar de omisión, lo cual no es a veces menos grave que caer en el exceso.
Por consiguiente, es imprescindible para todo hombre que aspire a recorrer la vía del espíritu el proponerse superar este obstáculo, venciendo o al menos atenuando su miedo a sufrir.
Pero, para conseguir vences este miedo fundamental y tan arraigado en nosotros, hay que conocer la verdadera naturaleza, el significado y la función del sufrimiento. Es necesario aprender cuál es el mejor comportamiento que podemos adoptar frente a éste, pero sobre todo también debemos aprender cómo transformarlo para que llegue a ser una verdadera fuente de bien espiritual.
Mientras sigamos considerando el sufrimiento como un mal, como algo injusto, cruel, o como mínimo como incomprensible, no seremos capaces de dominar el arte que se requiere para acogerlo, transformarlo y convertirlo en algo positivo.
En el pasado, muchos se conformaban con explicaciones dogmáticas o renunciaban a comprenderlo, amparándose en Dios, a algunos todavía les basta con ello. Pero, actualmente, la mayoría de los hombres quieren conocer, comprender y llegar al menos hasta donde su razón humana y su intuición espiritual se lo permita.
El hombre, tras haber alcanzado el máximo de la separatividad, de la autolimitación y del egocentrismo, ahora debe ir ampliando gradualmente los confines de su propio yo personal.
Cuando el hombre empieza a sentir esta íntima necesidad y este deber, se inicia en él una ardua e intensa lucha: el impulso y la tendencia a la ampliación y a la expansión chocan contra las rígidas y duras barreras de la separatividad y del egoísmo.
El alma se siente entonces como un pájaro enjaulado: prisionera de una estrecha celda; en consecuencia, se debate y sufre.
Este es el estadio crítico y doloroso que precede necesariamente a la liberación -o, mejor dicho, a una primera liberación- del alma.
A la luz de esta exposición sintética, la cual nos demuestra que el sufrimiento es algo necesario e inevitable para nuestro proceso evolutivo, podremos comprender más profundamente y aceptar con más facilidad los distintos significados particulares y las diferentes funciones específicas del dolor.
En primer lugar, podemos darnos cuenta de que el sufrimiento constituye una expiación ligada a la inevitable ley de causa y efecto.
Pero dicha expiación no constituye la única función del sufrimiento, ni es tampoco la más importante o esencial. El sufrimiento ayuda poderosa y directamente al ascenso y liberación del alma: la purifica, quemando con su benéfico fuego muchas de las escorias terrenas; y la esculpe, liberando del bloque de materia informe el dios que estaba encerrado. Como dice la bella expresión: “los dioses se forman a golpe de martillo”.
Así pues, el sufrimiento templa y refuerza, desarrollando en nosotros este difícil y admirable poder de resistencia interior que es condición indispensable para el desarrollo espiritual. Muchas personas no se dan cuenta de que el espíritu es algo poderoso y que carecemos todavía de la suficiente fuerza y resistencia para acogerlo y soportarlo. Ambas cosas se desarrollan sobre todo mediante el dolor.
Además, el sufrimiento desarrolla y hace madurar todos los aspectos de nuestra consciencia, especialmente los más profundos y sutiles. El dolor obliga a que desviemos la atención del fantasmagórico mundo exterior, nos libera del apego hacia él y nos hace profundizar en nosotros mismos; nos hace más conscientes y nos incita a buscar consejo, luz y paz en nuestro interior y en el espíritu que anida en cada uno de nosotros. En resumen, el dolor nos despierta y hace que nos revelemos ante nosotros mismos.
Nuestro dolor, en fin, nos permite comprender mejor y compartir el dolor de los demás, lo cual nos hace más sabios y dispuestos a prestar ayuda a los que nos rodean.
Sin embargo, llegados a este punto se podría objetar: ¿Por qué, entonces, el dolor produce a menudo el efecto contrario? ¿Por qué a veces nos irrita, nos exaspera y nos empuja al mal, al odio y a la violencia?
Que esto es así, y ello con lamentable frecuencia, es innegable; pero no debe considerarse como un efecto necesario y fatal del dolor. Una observación psicológica mucho más profunda demuestra claramente que la mayoría de las veces estos efectos se deben a la actitud de oposición que solemos adoptar ante los acontecimientos dolorosos.
Las consecuencias del sufrimiento y su cualidad dependen más que nada de la actitud que asumimos frente a él, de como lo recibimos interiormente y de nuestras reacciones externas. San Pablo ya expresó sintéticamente esta verdad en la hermosa frase: “Hay dolores que ensalzan y dolores que abisman”.
Por ello vamos a examinar a continuación las diversas actitudes que podemos asumir ante el dolor y las consecuencias que de ellas se derivan.
Si nos sentimos impotentes ante el dolor -que es lo que sucede con frecuencia- nos rebelamos contra él y el resultado es una exacerbación del dolor, un nuevo dolor que se añade al primitivo dolor formándose un círculo vicioso que da lugar a errores, culpas, obcecación, desesperación, violencia, etc.
Con las pruebas se sufre menos, al evitarse algunas de las consecuencias negativas externas, pero seguimos conservando las internas: como abatimiento, la depresión o la aridez; de este modo de ellas no se aprenden buenas lecciones, sino meramente a soportar y a aguantar.
La aceptación del dolor, presupone, por el contrario, esa consciencia de la que hemos hablado anteriormente o un acto de fe: fe en Dios y en la bondad de la vida; pero para ser eficaz debe ser una fe viva y activa.
Es aceptando inteligentemente el dolor como se aprende de sus múltiples lecciones; se coopera, y ello reconforta y abrevia considerablemente el sufrimiento. Además, no es raro que suceda un hecho sorprendente: apenas bien aprendida la lección, la causa del sufrimiento desaparece.
En todos y cada uno de los casos, tras la aceptación del dolor sobreviene una maravillosa serenidad, una gran fuerza moral y una profunda paz.
En ciertos casos se puede llegar a una tan plena comprensión de la función y del valor del sufrimiento, a una aceptación tan voluntariosa, que se experimenta un sentimiento de alegría incluso en medio del mayor sufrimiento.
Sabemos, de hecho, que el hombre no es algo simple, sino que está compuesto de una multiplicidad psicológica. Existen en nosotros diversos niveles, por lo cual es perfectamente factible que mientras que el nivel emotivo -por ejemplo- sufra, otro nivel más elevado pueda estar gozando”.
Roberto Assagioli- SER TRANSPERSONAL.

[]Cedesin>
 
Hola Cedesín, me acordé de este texto bíblico, y creo que el Señor desea que medites sobre él.

Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.(Colosenses 2:8)


Según mi opinión, estás buscando en sitios equivocados, y serás arrastrado "por la corriente" de este mundo, cuyos hilos son manejados por el enemigo de Dios y de nuestras almas, para intentar confundir a los seres humanos, y alejarlos de Dios.

¡¡ Ten cuidado, amigo !!


Te estima.


Maripaz


------------------
La sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo pecado.(1 Juan 1:7)

Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.(Juan 14:26)
 
Hno Cedesin.

¿Como has estado?

Espero que bien.

Quien más ha experimentado el dolor es quien más puede ayudar a sus hermanos, por eso es que en Jesús tenemos comprensión.

Cuando vemos a Jesús en el huerto, con ese reflejo tan nuestro de la debilidad y de no querer sufrir, se enternece mi corazón. AL MISMO DIOS-CON-NOSOTROS LE COSTÓ TRABAJO ACEPTAR EL DOLOR. El conoce el dolor, Varón de dolores. Sin embargo, por amor no se hizo para atrás. Esto nos refleja su fragilidad, que hace que su sacrificio tenga una dimensión infinita como entrega amorosa. Si Jesús se hubiera querido anestesiar o enajenar ante el dolor; ¿Que valor tendría su sacrificio?. Sería muy grande, pero no infinito.

Mi amado de Jesús, tu tienes un sufrimiento grande y añejo y no lo has podido soltar del todo. ¿Porque no lo pones en manos de Jesús?

En oración lee Isaías 53 (El cuarto canto del Siervo de Yahveh) y la primera parte del Salmo 22 además de la Pasión de nuestro Señor, y en oración entrégale tus sufrimientos.

Identifica cada uno de tus sufrimientos e incomprensiones con las del Señor. Los abandonos que has sufrido con los que sufrió el Señor, y Él que te ama y comprende, irá sanando tus heridas.

Que Dios te bendiga mi caro hermano.

Francisco Javier.
 
Querido Francisco Javier:

Me alegro mucho de que sigas por este foro. Gracias por preocuparte por mi salud, pero estoy bastante bien.

Me pides que ponga mi sufrimiento en manos de Jesús, pero ya creo que lo hago. Tal vez no, porque no sé muy bien como se hace eso. Seguiré tu recomendación.

Un abrazo.

[]Cedesin>
 
Querida Maripaz:

Me alegro de encontrarte por aquí. He estado de vacaciones el mes de Agosto, por lo que no he participado en el foro.

Créeme cuando te digo que tengo cuidado. Pero no desdeño un texto que puede ayudar tanto a mí, como a cualquiera que esté pasando por situaciones dolorosas o de sufrimiento.

Por otro lado, este escritor, con palabras del mundo, habla precisamente de cosas de Dios, no de los hombres.

Recibe un fuerte abrazo.

[]Cedesin>
 
Cedesín:

Cuando sufro, NO acudo a un texto, ¡¡¡ voy a Cristo y por medio de la Palabra, Él me da Su consuelo y Su paz !!!


Es hermoso orar, y hablar con Dios; es hermoso tener a Jesús como mi mejor Amigo.


Afectuosamente.


Maripaz