Los milagros de Jesús, eran maravillosos pero sencillos:
Juan 2:11
"Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.
Sobre este asunto tenemos el diezmo moderno. El que tiene muy poco de milagroso al no poder comprobarse su a veces apremiante aparición y nada de maravilloso.
¿Esta es la gloria que ahora se vive con los pastores de la prosperidad?
Porque si en nada interviene la riqueza material, el dinero... ¿Qué será lo que les espera en la otra vida?
No quisiera ni saberlo.
La ofrenda es personal y espontánea. El diezmo necesario para la manutención del templo de reunión, pues siempre hay necesidades y gastos que se tienen que cubrir. Lo malo de todo siguen siendo los excesos. Para que engañados los creyentes aporten más de lo necesario enriqueciendo indebidamente al ministro o pastor. Son alertas, ya todos sabemos lo que con poder económico son capaces de hacer aquellos que comenzaron por ser Iglesia para convertirse por la codicia en sectas.
Y eso no representa es estar viviendo la gloria de Dios en esta vida.
Hacerlo significa orar por un enfermo, ayunar constantemente, acudir a los llamados de nuestros pastores y hermanos, no reteniendo lo material si nos lo llegan a pedir. Vivir contento con lo que tengamos de bienes temporales diariamente y no codiciar. Ni encubrir la inmoralidad en otros o en nosotros mismos.
Nuestra gloria vendría a ser sufridos en la tribulación pero sin dejar de actuar de acuerdo con el cristiano consejo.
2 Cor. 4:3 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto;
4:4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
La acumulación de riquezas materiales representa un riesgo, y de tenerla, debe de ser repartida sin reparos. Porque en el fin...los que sufren y los que hacen sufrir cambiaran de estado y esto será por demás repentino y ya no habrá retorno.
Aquello que sembraste, ese es el grano y el fruto que recogerás.
Bendiciones.
Juan 2:11
"Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él.
Sobre este asunto tenemos el diezmo moderno. El que tiene muy poco de milagroso al no poder comprobarse su a veces apremiante aparición y nada de maravilloso.
¿Esta es la gloria que ahora se vive con los pastores de la prosperidad?
Porque si en nada interviene la riqueza material, el dinero... ¿Qué será lo que les espera en la otra vida?
No quisiera ni saberlo.
La ofrenda es personal y espontánea. El diezmo necesario para la manutención del templo de reunión, pues siempre hay necesidades y gastos que se tienen que cubrir. Lo malo de todo siguen siendo los excesos. Para que engañados los creyentes aporten más de lo necesario enriqueciendo indebidamente al ministro o pastor. Son alertas, ya todos sabemos lo que con poder económico son capaces de hacer aquellos que comenzaron por ser Iglesia para convertirse por la codicia en sectas.
Y eso no representa es estar viviendo la gloria de Dios en esta vida.
Hacerlo significa orar por un enfermo, ayunar constantemente, acudir a los llamados de nuestros pastores y hermanos, no reteniendo lo material si nos lo llegan a pedir. Vivir contento con lo que tengamos de bienes temporales diariamente y no codiciar. Ni encubrir la inmoralidad en otros o en nosotros mismos.
Nuestra gloria vendría a ser sufridos en la tribulación pero sin dejar de actuar de acuerdo con el cristiano consejo.
2 Cor. 4:3 Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto;
4:4 en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
La acumulación de riquezas materiales representa un riesgo, y de tenerla, debe de ser repartida sin reparos. Porque en el fin...los que sufren y los que hacen sufrir cambiaran de estado y esto será por demás repentino y ya no habrá retorno.
Aquello que sembraste, ese es el grano y el fruto que recogerás.
Bendiciones.