El siguiente artículo es uno que encontré y que consido puede ser de interés para algunas personas.
Espero no sirva de polémica para nadie.
En Cristo,
Dante
SEXO ORAL
Primero, que la Biblia no menciona el sexo oral. Y no es que la Biblia no trate de temas "delicadas" de la actividad sexual - sí lo hace, ¡y en bastante detalle! Levítico 18 nos pone una larga lista de prácticas sexuales prohibidas, aunque la mayoría tiene que ver con la naturaleza del vínculo entre las dos personas, y no de la naturaleza del acto sexual en sí entre hombre y mujer. Sí se prohíben las prácticas homosexuales (Lev.18.22), y relaciones con animales (Lev.18.23) además del incesto (Lev.18.6-11) - todas estas prohibiciones son muy relevantes en una sociedad rural y sin contacto sexual entre jóvenes (¡en teoría!) hasta casarse.
El único límite que estas leyes ponen a la vida sexual conyugal se encuentra en Lev.18.19, donde se prohíbe la relación sexual durante la regla de la mujer - una ley concebida para proteger la mujer, pero que nunca fuese obligada a mantener relaciones con su marido durante este tiempo cuando le puede molestar. Pero en ningún momento se entra en lo que puede o no puede hacerse dentro del ámbito de una relación conyugal. Parece que Dios otorga a la misma pareja el derecho y la responsabilidad de regular su propia vida sexual. Y no es que el sexo oral no se conociera en aquel entonces.
Grabados del tiempo muestran claramente que sí existía en Egipto, por ejemplo, y en el mundo del medio oriente, y Moisés no se habría cortado de meterlo en la lista "negra" si fuese una cosa abominable a Dios. La única vez que se ve que Dios "se mete" en la relación sexual de una pareja se encuentra en Génesis 38.9-10, y no por lo que estaban haciendo sexualmente, sino por la motivación de la acción. Onán practicaba "la marcha atrás", para no tener que dar herederos a su hermano mayor muerto. Y Dios le castigó por usar sexualmente de la mujer, pero sin estar dispuesto a dar un linaje permanente a su propio hermano. Dios juzga la motivación del corazón, y no la acción en sí.
Más o menos el mismo cuadro se encuentra en el nuevo testamento. Allí vemos que Jesús se preocupa más de los pensamientos ilícitos de un hombre hacia otras mujeres que de lo que hace este hombre con su propia mujer en casa. Pero no sólo debemos quedarnos en lo que la Biblia _no_ dice - también da una enseñanza positiva acerca de la vida sexual de la pareja que nos ilumina algo el caso.
Jesús coloca todo nuestro comportamiento dentro de la esfera del amor hacia el prójimo, aun siendo éste nuestra propia mujer. Es decir, lo que rige en nuestra relación sexual también debe ser el deseo de satisfacer a ella, y no de buscar una auto-satisfacción. Si el sexo oral fuera obligar a una persona a un comportamiento que le resulta inaceptable, ya está "fuera de juego". Pero si expresa un amor hacia nuestro esposo/a, y es algo que les resulta placentero a ambos, no hay prohibición. Pablo amplía de forma práctica la enseñanza sobre la vida sexual en 1 Corintios 7.
Da unas pautas sencillísimas, pero muy eficaces, para la relación sexual de la pareja. Nuestro cuerpo le pertenece a nuestro cónyuge. Así que debo considerar que mis energías sexuales deben enfocar en dar a la otra persona la satisfacción sexual que necesita, y buscar cómo agradarle. Claro, espero que ella haga lo mismo, pero yo debo asumir mi responsabilidad, pase lo que pase. Si tengo este grado de respeto y entrega hacia mi cónyuge, buscaré agradarles en la expresión sexual. Pero nunca le obligaré a algo si no se sienten bien con ello.
Parece que Dios deja a nuestras propias conciencias la decisión sobre lo que hacemos y lo que no hacemos como expresión de nuestro amor hacia nuestro cónyuge - sólo que siempre sea esto, una expresión de amor. Si una práctica no degrada la otra persona, no le obliga a hacer algo contra su propia voluntad, no les daña en ninguna manera, no estimula un deseo sexual "desordenado" o desbordado, y no infringe la conciencia de ninguno de los dos, Dios no lo prohíbe. Más bien nos invita a descubrir cómo amarnos mutuamente, dándonos el uno a la otra para nuestro mutuo deleite.
Creo que podemos aplicar tres "pruebas" a cualquier acto sexual: Mateo 5.28: si me lleva a enfocar mis pensamientos en otra mujer, y tener deseo sexual hacia ella, no es una práctica permitida - así se excluye la pornografía, etc. 1 Corintios 6.12: nuestra vida no debe llegar a ser controlado por nada. Si el sexo oral tomase un lugar de demasiada importancia en nuestra vida, donde nos encontramos dominados por pensamientos sobre este aspecto de la vida sexual, y una búsqueda sin cesar de esta práctica a la exclusión de una relación sexual completa, ya no estaría dentro del plan de Dios - como sería el caso con cualquier otra práctica (sexual o no) que llegara a esclavizarnos.
1 Corintios 7.3: (que ya vimos) todo lo que hacemos debe ser una expresión de un deseo de satisfacer las necesidades sexuales de nuestro cónyuge, y no una expresión egoïsta. En resumen, no veo que la Biblia prohíbe el sexo oral. Da libertad a la pareja para explorar y descubrir juntos como deleitarse mutuamente, y, si se sienten bien con ello, por lo tanto incluir el sexo oral como parte de su "juego" sexual. Hemos de aprender a comunicarnos y respetarnos acerca de la relación sexual, como todo lo que toca a la vida de la pareja. Y finalmente, como en muchos otros asuntos, donde la Biblia calla y no prohíbe, tampoco deberíamos hacernos doctrinas y dogmas humanas que intentan regular lo que Dios no quiso regular. Y aprender a no inmiscuir donde Dios no da "competencia". La vida de la pareja es para la pareja, y no nos da derecho alguno de meternos allí.
Espero no sirva de polémica para nadie.
En Cristo,
Dante
SEXO ORAL
Primero, que la Biblia no menciona el sexo oral. Y no es que la Biblia no trate de temas "delicadas" de la actividad sexual - sí lo hace, ¡y en bastante detalle! Levítico 18 nos pone una larga lista de prácticas sexuales prohibidas, aunque la mayoría tiene que ver con la naturaleza del vínculo entre las dos personas, y no de la naturaleza del acto sexual en sí entre hombre y mujer. Sí se prohíben las prácticas homosexuales (Lev.18.22), y relaciones con animales (Lev.18.23) además del incesto (Lev.18.6-11) - todas estas prohibiciones son muy relevantes en una sociedad rural y sin contacto sexual entre jóvenes (¡en teoría!) hasta casarse.
El único límite que estas leyes ponen a la vida sexual conyugal se encuentra en Lev.18.19, donde se prohíbe la relación sexual durante la regla de la mujer - una ley concebida para proteger la mujer, pero que nunca fuese obligada a mantener relaciones con su marido durante este tiempo cuando le puede molestar. Pero en ningún momento se entra en lo que puede o no puede hacerse dentro del ámbito de una relación conyugal. Parece que Dios otorga a la misma pareja el derecho y la responsabilidad de regular su propia vida sexual. Y no es que el sexo oral no se conociera en aquel entonces.
Grabados del tiempo muestran claramente que sí existía en Egipto, por ejemplo, y en el mundo del medio oriente, y Moisés no se habría cortado de meterlo en la lista "negra" si fuese una cosa abominable a Dios. La única vez que se ve que Dios "se mete" en la relación sexual de una pareja se encuentra en Génesis 38.9-10, y no por lo que estaban haciendo sexualmente, sino por la motivación de la acción. Onán practicaba "la marcha atrás", para no tener que dar herederos a su hermano mayor muerto. Y Dios le castigó por usar sexualmente de la mujer, pero sin estar dispuesto a dar un linaje permanente a su propio hermano. Dios juzga la motivación del corazón, y no la acción en sí.
Más o menos el mismo cuadro se encuentra en el nuevo testamento. Allí vemos que Jesús se preocupa más de los pensamientos ilícitos de un hombre hacia otras mujeres que de lo que hace este hombre con su propia mujer en casa. Pero no sólo debemos quedarnos en lo que la Biblia _no_ dice - también da una enseñanza positiva acerca de la vida sexual de la pareja que nos ilumina algo el caso.
Jesús coloca todo nuestro comportamiento dentro de la esfera del amor hacia el prójimo, aun siendo éste nuestra propia mujer. Es decir, lo que rige en nuestra relación sexual también debe ser el deseo de satisfacer a ella, y no de buscar una auto-satisfacción. Si el sexo oral fuera obligar a una persona a un comportamiento que le resulta inaceptable, ya está "fuera de juego". Pero si expresa un amor hacia nuestro esposo/a, y es algo que les resulta placentero a ambos, no hay prohibición. Pablo amplía de forma práctica la enseñanza sobre la vida sexual en 1 Corintios 7.
Da unas pautas sencillísimas, pero muy eficaces, para la relación sexual de la pareja. Nuestro cuerpo le pertenece a nuestro cónyuge. Así que debo considerar que mis energías sexuales deben enfocar en dar a la otra persona la satisfacción sexual que necesita, y buscar cómo agradarle. Claro, espero que ella haga lo mismo, pero yo debo asumir mi responsabilidad, pase lo que pase. Si tengo este grado de respeto y entrega hacia mi cónyuge, buscaré agradarles en la expresión sexual. Pero nunca le obligaré a algo si no se sienten bien con ello.
Parece que Dios deja a nuestras propias conciencias la decisión sobre lo que hacemos y lo que no hacemos como expresión de nuestro amor hacia nuestro cónyuge - sólo que siempre sea esto, una expresión de amor. Si una práctica no degrada la otra persona, no le obliga a hacer algo contra su propia voluntad, no les daña en ninguna manera, no estimula un deseo sexual "desordenado" o desbordado, y no infringe la conciencia de ninguno de los dos, Dios no lo prohíbe. Más bien nos invita a descubrir cómo amarnos mutuamente, dándonos el uno a la otra para nuestro mutuo deleite.
Creo que podemos aplicar tres "pruebas" a cualquier acto sexual: Mateo 5.28: si me lleva a enfocar mis pensamientos en otra mujer, y tener deseo sexual hacia ella, no es una práctica permitida - así se excluye la pornografía, etc. 1 Corintios 6.12: nuestra vida no debe llegar a ser controlado por nada. Si el sexo oral tomase un lugar de demasiada importancia en nuestra vida, donde nos encontramos dominados por pensamientos sobre este aspecto de la vida sexual, y una búsqueda sin cesar de esta práctica a la exclusión de una relación sexual completa, ya no estaría dentro del plan de Dios - como sería el caso con cualquier otra práctica (sexual o no) que llegara a esclavizarnos.
1 Corintios 7.3: (que ya vimos) todo lo que hacemos debe ser una expresión de un deseo de satisfacer las necesidades sexuales de nuestro cónyuge, y no una expresión egoïsta. En resumen, no veo que la Biblia prohíbe el sexo oral. Da libertad a la pareja para explorar y descubrir juntos como deleitarse mutuamente, y, si se sienten bien con ello, por lo tanto incluir el sexo oral como parte de su "juego" sexual. Hemos de aprender a comunicarnos y respetarnos acerca de la relación sexual, como todo lo que toca a la vida de la pareja. Y finalmente, como en muchos otros asuntos, donde la Biblia calla y no prohíbe, tampoco deberíamos hacernos doctrinas y dogmas humanas que intentan regular lo que Dios no quiso regular. Y aprender a no inmiscuir donde Dios no da "competencia". La vida de la pareja es para la pareja, y no nos da derecho alguno de meternos allí.