Hermanos en Cristo el Señor:
Si bien tengo en claro muchas cosas a estas alturas - con la ayuda de la Palabra y meditaciones en oración - necesito que me ayuden con opinión y sabiduría de lo alto sobre este "supuesto" caso:
Esposos. Ambos creyentes desde hace 6 años, hace 16 que están juntos. La mujer no ama ó insiste que no lo hace ó nunca lo hizo; se perdió el fuego, bajó los brazos, no escucha el consejo del Señor, existe la posibilidad que nunca haya amado, aun cuando tienen varios hijos y han tenido épocas muy buenas juntos. No culpa mayormente al esposo sino así misma por no haber terminado con el matrimonio antes. Sin embargo dice que ha orado durante mucho tiempo por los cambios del esposo pero que ya no quiere hacerlo mas. Requiere libertad y tiene fantasías con alguna persona de su pasado. En este momento para el esposo, este es un detalle casi menor - aunque al principio fue un dolor insoportable, y todavía ocasiona mucha tristeza, lo cual hace que en ciertas oportunidades el impulso lo haga reprochar, dañar, etc - ya que este tercero podría ser un primo ó el carnicero de la esquina, lo mismo da. No siente que haya competencia hacia esta tercera persona. Sabe ciertamente los errores que ha cometido en su matrimonio y está dispuesto a enmendarse por cada uno de ellos, pero en el mientras tanto, mientras el Señor obra en él, nuevo errores se suscitan y erosionan la pequeña convivencia frágil que hay al día de hoy. Hace exactamente un mes, perdieron al hijo mayor, de 14 años, creyente. Ella se encontraba de viaje con el hijo menor, de 1 año y medio, y él quedó con sus dos hijas de 10 y de 8, y el muchachito que se suicidó. Ella estaba de viaje con una hermana de la Iglesia justamente, viendo cómo poder exponer su necesidad de separación. Finalmente, esto terminó con un par de encuentros maritales muy extraños y ante la inquietud del esposo, ella le contó toda una historia acerca de un amor de hace 20 años que nunca se realizó, y por el cual en realidad nunca amó a su esposo.
Hace aproximadamente tres meses, el esposo encontró un mail donde se dió cuenta que había "contacto" entre los dos al menos por correo. Luego, en pleno duelo, supo que a pocas horas de velar al hijo y demás estuvieron a los mensajes telefónicos como noviecitos. Perdonen la expresión...sencillamente es asi.
Luego de pedir perdón reiteradas veces porque incluso ni el duelo del esposo fue respetado, ella le quitó a él todo lo que solía darle: cariño, atención etc. Hay en este caso apenas una fría cordialidad y hartazgo en su persona. Nada, ni siquiera toda la cita bíblica oportuna, el llanto, ni la oración, ó los gestos románticos del esposo han servido para que ella pueda reflexionar sobre este asunto y dar marcha atrás al menos por un tiempo prudente.
Existe la posibilidad de un infidelidad incipiente de la esposa; mínimo ya ha adulterado en su corazón, pero el esposo tiene sus propios pecados y tentaciones de esa clase y otros. Sin embargo, debido al temor del Señor, pudiera nunca ser realizada dicha infidelidad ó fuera pospuesta durante un tiempo. Pero en el mientras tanto, ella requiere una separación. Un tiempo a solas consigo misma y talvez con sus hijos, pero poniendo en claro que el matrimonio “está roto y no tiene arreglo”.
El propósito de la separación seguramente será encontrarse consigo misma, no meditar sobre un posible arreglo matrimonial, y de hecho, talvez, llevar a cabo sus fantasías. El temor sería, que, en esta situación y de encontrarse cómoda con el resultado, esto termine en indefinición "eterna" y que siempre, siempre se corra el riesgo de infidelidad por la debilidad de la carne tanto de uno ú otro.
El esposo está tratando de salvar la situación a toda costa, sin embargo tiene su parte de culpa en la ruptura matrimonial y reconoce todo lo que no ha dado – y lo que dio mal -. Este "cimbronazo" ha hecho que redescubra primero a su Señor, luego, a la esposa que éste le dió. Aun así, y pidiendo perdón a ambos por cada pecado cometido en el matrimonio, la situación está instalada y en carrera hacia una definición de parte de la esposa, de separación, aun a costa del daño que producirá inevitablemente sobre los pequeños, siempre detrás del escudo "son fuertes, el Señor los preservará"..."son inteligentes, entenderán" "si nos ven bien, van a aceptarlo".
El esposo NO cree, que ese "tiempo de separación" pudiera ser utilizado bíblicamente a la manera de 1 Co 7:5 que llama a apartarse para orar y luego de un tiempo volver a ser uno, y reservarse carnalmente en el mientras tanto; la Palabra no habla de posibilidad de estar ausente ó fuera del hogar para lograr esto. Aun asi, es probable que de ser posible, solo uno de ellos realmente se aparte en oración y el otro no. De todas formas, el sentido común, ante una situación tan erosionante, hace que el esposo se incline al menos a meditarlo frente al Señor. Ya ha probado irse del hogar hace unos días, y solo duró unas horas, no pudiendo estar lejos de su casa y de sus hijos, y con la firme convicción que frente al Señor, él debe tomar el lugar que le corresponde en el hogar, como su sacerdote y pastor. Después de todo, él no se quiere separar ni mucho menos divorciarse.
Escrito esto, las preguntas en cuestión serían:
Qué sucederá con aquél que desea estar en la comunión del matrimonio y del Señor? podrá disfrutar de ella -comunión - ó le será permitido?
Si uno de ellos cayere en adulterio y no confesare, el otro estaría en idéntica condición. Esto no tiene solución porque al menos durante un tiempo esto sería "tapado" de alguna forma hasta que el Señor lo traiga a la luz. De allí a si existiera arrepentimiento, deseo de volver a la comunión entre esposos, y perdón de la otra parte, ya es terreno de la más loca fantasía por el momento.
Si en este tiempo de "separación" no llega la solución, la Palabra no habilita a divorciarse por el hecho de no poder convivir juntos. Lo cual es lo mismo que separarse, en definitiva, para ser práctico. Siendo así, el adulterio está a la vuelta de la esquina esperando. Pero sigue sin cometerse...que se hará en esta situación?
Se puede estar separado para siempre? La separación “de momento” puede extenderse indefinidamente?. El Señor reunirá todas las cosas en si mismo en la eternidad, por lo que en definitiva hay esperanzas para el esposo que el Señor le restituirá lo perdido en ésta ó la otra vida...pero, cómo hacer para estar en ese estado, cuando la sospecha sobre la esposa sobre el adulterio estará siempre presente?. Ella ha demostrado inmadurez espiritual al no asumir que el Señor le anhela fervientemente para que no cometa este pecado. Eso implica no tener paz ni vivir siquiera de forma digna consigo misma ó los demás.
Seguramente podría tener cientos de preguntas sobre lo mismo, pero por ahora son las más importantes. La esposa está pidiendo a gritos casi que así no se puede vivir juntos, que al menos se precisa tiempo para meditar sobre esto. O sea...un punto para pensar que no todo está perdido, pero ella sostiene en realidad que el matrimonio está terminado y no hay amor de su parte ni interés de tenerlo.
Es una situación muy dura, no se puede ser objetivo. Los niños son tremendamente importantes - lo primordial - en este caso, pero la esposa cree que él los está utilizando para retenerla. Es cierto en parte, con la simple pero compleja idea de que el permanecer por ellos en el mismo hogar pudiera dar más tiempo al Señor, a la oración, y al cambio favorable del esposo. La convivencia es MUY dura, porque al esposo le es complicado asimilar este golpe y porque aun no ha entregado todo en las manos del Señor, en definitiva.
Pero es tan inminente la necesidad de una resolución, que pareciera que no hay tiempo para dejarlo obrar. Punto de partida: derramarse delante de Él y reconocer que se está derrotado y sin SUS fuerzas nada podrá ser posible. Aun así, es la reacción de solo uno de los dos esposos. Mientras tanto, la otra parte tratará a toda costa de seguir adelante con esto lo cual ocasionará seguramente una erosión y un daño muy grande.
No hay visión sobre lo que ocasionará en los niños la separación...se prefiere "el riesgo"...si el alejamiento es durante mucho tiempo...qué deberán padecer estos niños durante ese tiempo? cómo se les explicara de forma mínimamente comprensible lo sucedido?. Son niños muy inteligentes, muy cariñosos, vienen de una enorme pérdida, y una más los podría poner al alcance de las garras del enemigo fácilmente.
Pareciera que NO hay forma de lograr convivencia por ellos. Mayormente a causa del esposo, que no asimiló aun parte de la situación y lucha desesperadamente por su amor. Todo le parece increíble, una historia de otra persona. De pronto, todo su piso ha sido removido y parece que aun se puede perder más. Delante del temor del Señor, los errores se repiten, los reproches, los pedidos, las súplicas por un intento, por un nuevo comienzo. Todo es confuso y el esposo sabe que la está ahogando en cierta manera. No la deja pensar y mucho menos que realmente se encuentre con su Señor.
NO sabe qué hacer...salvo entregarse de lleno...pero cómo reaccionará si la esposa le vuelve a pedir separación, no lo sabe. No es que sea violento, es que él conoce toda la respuesta bíblica para este tema... y ni ello ni el sentido común lo condicionan para alejarse y dar todo por perdido ó abandonar a las fuerzas del enemigo a su familia ó su esposa.
Disculpen la extensión de este primer post. Toda ayuda delante del temor del Señor será agradecida, con el ánimo de echar “luz” sobre este asunto tan delicado y triste. Sinceramente, Mariano.
“lo que es imposible a los hombres…es posible para el Señor”. En aquellos días, haré una obra, que si os la contaren…no creeríais…”
Si bien tengo en claro muchas cosas a estas alturas - con la ayuda de la Palabra y meditaciones en oración - necesito que me ayuden con opinión y sabiduría de lo alto sobre este "supuesto" caso:
Esposos. Ambos creyentes desde hace 6 años, hace 16 que están juntos. La mujer no ama ó insiste que no lo hace ó nunca lo hizo; se perdió el fuego, bajó los brazos, no escucha el consejo del Señor, existe la posibilidad que nunca haya amado, aun cuando tienen varios hijos y han tenido épocas muy buenas juntos. No culpa mayormente al esposo sino así misma por no haber terminado con el matrimonio antes. Sin embargo dice que ha orado durante mucho tiempo por los cambios del esposo pero que ya no quiere hacerlo mas. Requiere libertad y tiene fantasías con alguna persona de su pasado. En este momento para el esposo, este es un detalle casi menor - aunque al principio fue un dolor insoportable, y todavía ocasiona mucha tristeza, lo cual hace que en ciertas oportunidades el impulso lo haga reprochar, dañar, etc - ya que este tercero podría ser un primo ó el carnicero de la esquina, lo mismo da. No siente que haya competencia hacia esta tercera persona. Sabe ciertamente los errores que ha cometido en su matrimonio y está dispuesto a enmendarse por cada uno de ellos, pero en el mientras tanto, mientras el Señor obra en él, nuevo errores se suscitan y erosionan la pequeña convivencia frágil que hay al día de hoy. Hace exactamente un mes, perdieron al hijo mayor, de 14 años, creyente. Ella se encontraba de viaje con el hijo menor, de 1 año y medio, y él quedó con sus dos hijas de 10 y de 8, y el muchachito que se suicidó. Ella estaba de viaje con una hermana de la Iglesia justamente, viendo cómo poder exponer su necesidad de separación. Finalmente, esto terminó con un par de encuentros maritales muy extraños y ante la inquietud del esposo, ella le contó toda una historia acerca de un amor de hace 20 años que nunca se realizó, y por el cual en realidad nunca amó a su esposo.
Hace aproximadamente tres meses, el esposo encontró un mail donde se dió cuenta que había "contacto" entre los dos al menos por correo. Luego, en pleno duelo, supo que a pocas horas de velar al hijo y demás estuvieron a los mensajes telefónicos como noviecitos. Perdonen la expresión...sencillamente es asi.
Luego de pedir perdón reiteradas veces porque incluso ni el duelo del esposo fue respetado, ella le quitó a él todo lo que solía darle: cariño, atención etc. Hay en este caso apenas una fría cordialidad y hartazgo en su persona. Nada, ni siquiera toda la cita bíblica oportuna, el llanto, ni la oración, ó los gestos románticos del esposo han servido para que ella pueda reflexionar sobre este asunto y dar marcha atrás al menos por un tiempo prudente.
Existe la posibilidad de un infidelidad incipiente de la esposa; mínimo ya ha adulterado en su corazón, pero el esposo tiene sus propios pecados y tentaciones de esa clase y otros. Sin embargo, debido al temor del Señor, pudiera nunca ser realizada dicha infidelidad ó fuera pospuesta durante un tiempo. Pero en el mientras tanto, ella requiere una separación. Un tiempo a solas consigo misma y talvez con sus hijos, pero poniendo en claro que el matrimonio “está roto y no tiene arreglo”.
El propósito de la separación seguramente será encontrarse consigo misma, no meditar sobre un posible arreglo matrimonial, y de hecho, talvez, llevar a cabo sus fantasías. El temor sería, que, en esta situación y de encontrarse cómoda con el resultado, esto termine en indefinición "eterna" y que siempre, siempre se corra el riesgo de infidelidad por la debilidad de la carne tanto de uno ú otro.
El esposo está tratando de salvar la situación a toda costa, sin embargo tiene su parte de culpa en la ruptura matrimonial y reconoce todo lo que no ha dado – y lo que dio mal -. Este "cimbronazo" ha hecho que redescubra primero a su Señor, luego, a la esposa que éste le dió. Aun así, y pidiendo perdón a ambos por cada pecado cometido en el matrimonio, la situación está instalada y en carrera hacia una definición de parte de la esposa, de separación, aun a costa del daño que producirá inevitablemente sobre los pequeños, siempre detrás del escudo "son fuertes, el Señor los preservará"..."son inteligentes, entenderán" "si nos ven bien, van a aceptarlo".
El esposo NO cree, que ese "tiempo de separación" pudiera ser utilizado bíblicamente a la manera de 1 Co 7:5 que llama a apartarse para orar y luego de un tiempo volver a ser uno, y reservarse carnalmente en el mientras tanto; la Palabra no habla de posibilidad de estar ausente ó fuera del hogar para lograr esto. Aun asi, es probable que de ser posible, solo uno de ellos realmente se aparte en oración y el otro no. De todas formas, el sentido común, ante una situación tan erosionante, hace que el esposo se incline al menos a meditarlo frente al Señor. Ya ha probado irse del hogar hace unos días, y solo duró unas horas, no pudiendo estar lejos de su casa y de sus hijos, y con la firme convicción que frente al Señor, él debe tomar el lugar que le corresponde en el hogar, como su sacerdote y pastor. Después de todo, él no se quiere separar ni mucho menos divorciarse.
Escrito esto, las preguntas en cuestión serían:
Qué sucederá con aquél que desea estar en la comunión del matrimonio y del Señor? podrá disfrutar de ella -comunión - ó le será permitido?
Si uno de ellos cayere en adulterio y no confesare, el otro estaría en idéntica condición. Esto no tiene solución porque al menos durante un tiempo esto sería "tapado" de alguna forma hasta que el Señor lo traiga a la luz. De allí a si existiera arrepentimiento, deseo de volver a la comunión entre esposos, y perdón de la otra parte, ya es terreno de la más loca fantasía por el momento.
Si en este tiempo de "separación" no llega la solución, la Palabra no habilita a divorciarse por el hecho de no poder convivir juntos. Lo cual es lo mismo que separarse, en definitiva, para ser práctico. Siendo así, el adulterio está a la vuelta de la esquina esperando. Pero sigue sin cometerse...que se hará en esta situación?
Se puede estar separado para siempre? La separación “de momento” puede extenderse indefinidamente?. El Señor reunirá todas las cosas en si mismo en la eternidad, por lo que en definitiva hay esperanzas para el esposo que el Señor le restituirá lo perdido en ésta ó la otra vida...pero, cómo hacer para estar en ese estado, cuando la sospecha sobre la esposa sobre el adulterio estará siempre presente?. Ella ha demostrado inmadurez espiritual al no asumir que el Señor le anhela fervientemente para que no cometa este pecado. Eso implica no tener paz ni vivir siquiera de forma digna consigo misma ó los demás.
Seguramente podría tener cientos de preguntas sobre lo mismo, pero por ahora son las más importantes. La esposa está pidiendo a gritos casi que así no se puede vivir juntos, que al menos se precisa tiempo para meditar sobre esto. O sea...un punto para pensar que no todo está perdido, pero ella sostiene en realidad que el matrimonio está terminado y no hay amor de su parte ni interés de tenerlo.
Es una situación muy dura, no se puede ser objetivo. Los niños son tremendamente importantes - lo primordial - en este caso, pero la esposa cree que él los está utilizando para retenerla. Es cierto en parte, con la simple pero compleja idea de que el permanecer por ellos en el mismo hogar pudiera dar más tiempo al Señor, a la oración, y al cambio favorable del esposo. La convivencia es MUY dura, porque al esposo le es complicado asimilar este golpe y porque aun no ha entregado todo en las manos del Señor, en definitiva.
Pero es tan inminente la necesidad de una resolución, que pareciera que no hay tiempo para dejarlo obrar. Punto de partida: derramarse delante de Él y reconocer que se está derrotado y sin SUS fuerzas nada podrá ser posible. Aun así, es la reacción de solo uno de los dos esposos. Mientras tanto, la otra parte tratará a toda costa de seguir adelante con esto lo cual ocasionará seguramente una erosión y un daño muy grande.
No hay visión sobre lo que ocasionará en los niños la separación...se prefiere "el riesgo"...si el alejamiento es durante mucho tiempo...qué deberán padecer estos niños durante ese tiempo? cómo se les explicara de forma mínimamente comprensible lo sucedido?. Son niños muy inteligentes, muy cariñosos, vienen de una enorme pérdida, y una más los podría poner al alcance de las garras del enemigo fácilmente.
Pareciera que NO hay forma de lograr convivencia por ellos. Mayormente a causa del esposo, que no asimiló aun parte de la situación y lucha desesperadamente por su amor. Todo le parece increíble, una historia de otra persona. De pronto, todo su piso ha sido removido y parece que aun se puede perder más. Delante del temor del Señor, los errores se repiten, los reproches, los pedidos, las súplicas por un intento, por un nuevo comienzo. Todo es confuso y el esposo sabe que la está ahogando en cierta manera. No la deja pensar y mucho menos que realmente se encuentre con su Señor.
NO sabe qué hacer...salvo entregarse de lleno...pero cómo reaccionará si la esposa le vuelve a pedir separación, no lo sabe. No es que sea violento, es que él conoce toda la respuesta bíblica para este tema... y ni ello ni el sentido común lo condicionan para alejarse y dar todo por perdido ó abandonar a las fuerzas del enemigo a su familia ó su esposa.
Disculpen la extensión de este primer post. Toda ayuda delante del temor del Señor será agradecida, con el ánimo de echar “luz” sobre este asunto tan delicado y triste. Sinceramente, Mariano.
“lo que es imposible a los hombres…es posible para el Señor”. En aquellos días, haré una obra, que si os la contaren…no creeríais…”