segun igorbc lea su Biblia para que se de cuenta quien le miente y quien no.

28 Mayo 2002
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Originalmente enviado por: igorcb

Así que fácilmente basta que la gente lea su Biblia para que se de cuenta quien le miente y quien no.
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asi de facil como fue tu comentario no debes batallar para dar esta respuesta , segun tu base de quien lee la biblia basta para saber quien miente, dime quien de los siguientes miente

hermano que yo se que tu piensas que tu iglesia es infalible, pero , que le dirias al pastor de tu congragacion si te empieza a enseñar que debes bautizar en el nombre de jesus en vez del PADRE,HIJO Y ESPIRITU SANTO (Mt28,19), por que estas convencido por lo que dice Hch 2,38 y 8,16? Probablemente los censurarian o aun se les expulsaria de la congragacion.


Entonces, tu iglesia piensa ser infalible, digamos que el pastor bautista llega a estar absolutamente convencido por meditacion, estudio y oracion que la biblia enseña el bautismo de los niños(asi lo creen los anglicanos,luteranos y algunos presbiterianos.)la iglesia bautista les expulsaria. Es la iglesia bautista infalible en su interpretacion de la biblia sobre esta doctrina entonces? Nota: no reconocemos como bautismo biblico las inmersiones practicadas en la iglesia de diferentes fe y orden, por falta de autoridad eclesiastica en su administracion en su administracion.(manual para ministros butista ,-p 21).


Varios grupos sitando la misma biblia( e incluso la misma traducion )para su autoridad,enseñan cosas opuestas: que el sabado es el dia del señor(bautistas del septimo dia,soldados de cristos) que todos los seguidores de jesus deben ser pacifistas (cuaqueros), que las transfuciones de sangre son antibiblicas (testigos de jehova), que la inmersion es (bautistas) o no es (anglicanos) la inica manera de bautizar, que los bebes no deben(bautistas) o si deben(luteranos) ser bautizados, que pedro es (p.e. los envagelicos Alford Broadhus Vincent) o no la roca de Mt. 16,18 , que debe (metodistas,luteranos.) o no debe haber obispos (presbiterianos), que esta prohibido los automoviles (amish), los intrumentos musicales en el templo ( ciertos pentecostales), que si se puede( muchos) o no se puede maquillar (algunos testigos, luz del mundo, muchos pentecostales) que si se puede(espiscopalianos-anglicanos) o se prohibe tomar alcohol (testigos,cristianos evangelicos algunos), que si se puede(muchos),que jesus es el arcangel san miguel (adventistas del septimo dia)…etc,etc…Hay evangelicos que creen en la Trinidad (iglesia de Dios E.C. y el 25 % de los petntecostales) y de los que no(iglesia de agape) los Evangelicos se dividen entre los que creen en el arminianismo(una teoria sobre el estado del alma del honre caido) y los que no.

El ex-sacerdote catolico y ahora evangelico HERMAN HEGGER DEMUESTRA LA CONFUSION DE ENSEÑANZAS SOBRE EL BAUTISMO Y DICE SI YO HUBIESE DADO OIDOS A TODAS ESTAS AFIRMACIONES ME HUBIESE TENIDO QUE BAUTIZAR 5 VECES PARA QUE MI BAUTISMO FINALMENTE FUESE VALIDO (bautismo….un hablar de dios pag.74)


ahora si tomamos al pie de la letra la biblia.....


hasta ahora no conosco un evangelico que se alla sacado los ojos por que lo hace pecar, ni cortados sus manos.....


o dichos el que tomare y estrellare tus niños contra la peña(sal137,9)

adema Dt4,2 Ap 22:18 no añadires a la palabra que yo os mando.....termino la revelacion con la tora..... entonces por que creer en el nuevo testamento si esta prohibidao añadir...
 
antimontinio, ya te dije en otra ocasión, y pareces haberlo olvidado, que Herman Hegger TIENE MUY BUENOS ESCRITOS






De "Madre yo te acuso", autor Herman J. Hegger, ex sacerdote católico-romano.


NO ESCUDRIÑADORES, SINO PESCADORES

1. Las torturas del confesionario


.:YO culpo al sistema romano-católico de que a través de un proceso de siglos se ha sacado de la manga (el "sacramento" de> la confesión auricular, mediante la cual subyuga las conciencias de las gen-tes a fin de sostener y apuntalar su propio poder. Bajo la amenaza del infierno los creyentes son empujados al confesionario. Allí deben arrodillarse ante otro hombre, pecador como ellos, el cual no obstante se sienta en su trono como juez.

Yo acuso por causa de la humillación que en el confesionario se infiere a muchas personas, por motivo del dolor que han de sufrir, y por razón de las angustias que tienen que soportar.

Yo culpo al sistema romano-católico de que oculta a las gentes, que, incluso según la doctrina romano-católica, la confesión jamás puede dar la verdadera certeza del perdón de los pecados. Pues, para una buena confesión es necesario que el arrepentimiento sea sobrenatural. Ahora bien, según la doctrina de Roma, el hombre nun-ca puede saber con certeza de fe si su arrepentimiento es sobrena-tural.

Yo culpo al sistema romano-católico de que obliga al pecador a fun-dar la esperanza del perdón de sus pecados en sí mismo, en el examen de su conciencia y su arrepentimiento. En lugar de indicar al pecador exclusivamente hacia el Cordero de Dios que quita los pe-cados del mundo, el hombre es empujado por la confesión hacia el desierto y soledad de la propia oscuridad de su alma, donde vagará sin esperanza y sin poder encontrar la paz verdadera. Mientras que Jesús, el buen Pastor, precisamente va a buscar a la oveja perdida en el desierto.

Yo culpo al sistema romano-católico de todos los tormentos y torturas, del terrible sufrimiento, de las inquietudes y de la vergüenza que por medio del confesionario son inferidos a las gentes.

Yo acuso por causa de aquella mujer en el pueblo Bergen-op-Zoom, la cual durante la Misión, se acercó hasta mí en el confesionario y llorando me recriminó: "Vosotros siempre con vuestros truenos y rayos sobre el juicio final y el infierno. ¡¡Ya estáis aquí con vuestras intimidaciones!! iVosotros mismos deberíais haberos casado y haber tenido hijos, ¡entonces hablaríais de manera muy diferente!".

Yo acuso por motivo de aquella joven en Limburgo, la cual había padecido durante muchos años una lucha terrible, porque no se atrevió a confesar un pecado, y constantemente era zarandeada por la angustia del infierno y la vergüenza de tener que confesar a otro su pecado, y esto se le convirtió en una obsesión que le perseguía hasta en sueños. Y para acabar con aquella zozobra insoportable, saltó desde el tercer piso de una casa, y sólo cuando fue llevada al hospital declaró entre sollozos su culpa a un sacerdote.

Yo acuso por causa de tantos como nosotros, padres redentoristas, vemos acercarse a nuestro confesionario, que hace veinte, treinta y hasta cuarenta años que han ocultado un "pecado mortal", y que por ello han acumulado sobre sus conciencias sacrilegio sobre sacrilegio, y habían vivido en enemistad con Dios, y que, finalmente, aco-rralados por nuestras predicaciones penitenciales acerca de la con-denación eterna, en un último esfuerzo desecharon todo su sentimiento de vergüenza, y nos contaban todo lo acontecido en sus vidas. Yo culpo al sistema romano-católico de que al alivio que el hombre obtiene tras la confesión, lo presenta como la verdadera paz que Jesús ha venido a traer, mientras que no deja de ser otra cosa que una liberación natural después de la desaparición de la terrible presión que Roma ha puesto sobre las conciencias por medio de la obligación de la confesión.

Yo desafío a cualquier sacerdote a que demuestre con las Sagradas Escrituras, que el creyente debe confesar sus pecados mortales con el número exacto de veces que los cometió, con la especie y las circunstancias que hacen cambiar la especie de pecado. ¿De dónde sacan el derecho de poner semejantes cargas a las conciencias de las gentes?

Yo desenmascaro la confesión como una intervención sobre las conciencias de las gentes que reclama venganza. Yo hago esta inculpación, porque el sacerdote quiere ocupar en el alma de la persona el lugar dónde solo a Dios le corresponde estar como Juez único. Yo acuso por motivo de la actitud inquisitorial que de ello se deriva, y por causa de la superficialidad que de eso se deduce.

Yo acuso, porque en la predicación romano-católica a las gentes se les va con el cuento de que haya protestantes que añorarían esta clase de confesión, mientras que los sacerdotes saben muy bien que los protestantes se refieren a otra cosa muy distinta. Yo acuso, porque los sacerdotes, mediante esta equivocada información, in-tentan encadenar aun más fuertemente al confesionario a sus propios súbditos.

Yo culpo en el nombre del Padre, el cual se ha inclinado con piedad tierna e infinita sobre el hijo perdido, y no le ha preguntado por el número exacto, la especia y la circunstancia de los pecados que había cometido durante su ausencia.

Yo acuso en el nombre del Hijo, cuya obra vicaria de reconciliación es decir, que El murió por nuestros pecados es mancillada por la confesión auricular.

Yo acuso en el nombre del Espíritu Santo, cuya obra callada y silenciosa en el alma es estorbada por la irrupción estruendosa del sacerdote, el cual opina que le es permitido descerrajar con las llaves del papa la puerta de este templo del Espíritu Santo.

Yo testifico, que Jesús ha venido a este mundo, no para martirizar a pecadores, sino para salvarles.

Yo testifico, que en nadie se puede encontrar paz y sosiego, sino en Jesús. El mismo lo ha dicho: "venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar" (Mt. 11:28). Nunca jamás ha mandado a alguien con todos sus trabajos y cargas hacia otra persona, sino que siempre ha invitado al hombre atormentado a venir junto a El.

Yo testifico con el Profeta Isaías, que (Jesucristo) "él herido fue por nuestras rebeliones, y sufrió por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados" (Is. 53:5).

Yo testifico, que Jesús "como cordero fue llevado al matadero", y que en consecuencia, nosotros ahora no debemos ser llevados una vez más al matadero espiritual del confesionario.

Yo testifico, que el pecador, que en el templo declara sus pecados únicamente a Dios, vuelve justificado a su casa, según la seguridad que le da el mismo Jesús en Lc. 18: 9-14

Yo testifico, que Jesús, a la mujer que en la ciudad era conocida como una pecadora, y que ungió Sus píes y los regó con sus lágrí-mas y los besó y los secó con su cabello, no le martirizó haciéndola confesar nuevamente ante El su pasado impuro. Ella no necesitaba volver a despojarse ante Jesús del mal uso de su vida pasada, ni precisaba contar el número de veces que había mancillado su honor de mujer, ni tenía necesidad de clasificar su prostitución según la especie y circunstancias que hacen cambiar de especie al pecado.

El Salvador no le dijo más que esto: "Tus pecados te son perdonados... Tu fe te ha salvado, ve en paz" (Lc. 7: 48 y 50). Obsérvese bien: Tu fe, no el confesionario, te ha salvado! ( Lucas 7: 36-50).

Yo testifico, que Jesús a dicho a Sus discípulos: "Yo os haré pes-cadores de hombres" (Mt. 4:19), y no: Yo os haré escudriñadores de injusticias, indagadores de escándalos, removedores de cieno y su-ciedad.

Yo testifico con el apóstol Pablo, que nosotros somos" salvos por medio de la fe...; no por obras, para que nadie se gloríe" (Ef. 2:8-9). Luego tampoco por medio de la obra meritoria de la confesión.

Yo testifico, que el mismo Jesús ha prometido solemnemente: "De cierto, de cierto os digo: El que cree en mi, tiene vida eterna" (Jn. 6:47>. Y el gran predicador penitencial, Juan el Bautista, dijo exacta-mente lo mismo; "El que cree en el Hijo tiene vida eterna" (Jn. 3:36) Jesús dice: El que cree en mi tiene vida eterna, es decir, va al cielo. Pero el sistema romano-católico dice: No, pues además de la fe en Jesús también es necesario que confeséis vuestros pecados morta-les al sacerdote. Pues de otra manera, a pesar de vuestra fe, vais al infierno. Por consiguiente, uno de los dos expresa la verdad: Jesús o el sistema romano-católico.

Yo testifico, que anteriormente, en cuanto romano-católico, nunca encontré en la confesión esa auténtica paz que ahora poseo por la fe en Jesucristo.

Yo testifico, que ahora estoy absolutamente cierto que todos mis pecados han sido perdonados. Pues ahora confío en la promesa de Jesús, y no en palabras de otros hombres, aun cuando tengan un bonete sobre su cabeza o una estola sobre sus hombros. Yo sé que Jesús jamás puede engañar. Y El lo ha dicho clara y expresamente, que quien lleno de confianza se entrega a Su amor misericordioso, obtiene la absolución o perdón de toda culpa. Yo sé ciertamente, que Jesús, tras mi muerte, no me indicará o señalará hacia el infier-no porque no haya llevado mis pecados a un confesionario. Pues no es alguien que primeramente alegre al hombre con hermosas promesas, para después volverle a desilusionar imponiéndole to-da clase de insoportables exigencias.
Yo testifico esto en el nombre del Padre, el cual, "cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones"(Salmo 103: 12); el cual no quiere que el poder absolutamente reconciliador -de la Sangre de Su propio Hijo sea negado por la inspiración de la confesión. Pues "el que no escatimó ni a Su propio Hijo, sino lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas?" (Rom. 8:32).

Yo testifico esto en el nombre del Hijo, el cual amó a los Suyos hasta el fin, y cuya sangre tiene un valor infinito; el cual ha entrega-do su vida no para que los pecadores pudieran por ese medio salvarse a si mismo -tal y como Roma enseña-, sino para salvar a los pecadores sin más.

Yo testifico esto en el nombre del Espíritu Santo, el cual llega a nuestros corazones a santificar la Palabra de Jesús, pero no la pala-bra de un padre espiritual o confesor. El Espíritu Santo, el cual Jesús nos ha enviado como Consolador, y al cual El nos ha confiado después de su ascensión, y no a un severo y duro padre espiritual o confesor.
Yo testifico esto en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

1
2 ¿No puede Jesús hacerlo sin ayuda?

Jesús siempre habló muy sencillamente. Jamás usó palabras difíciles o términos intelectuales. Casi siempre enseñó a las gentes por medio de parábolas.

Yo quiero seguir también este método de Jesús. Aunque sé muy bien que mi empeño es torpe comparado con la agudeza, sencillez y profundidad de las parábolas de Jesús

¿Qué piensas de este padre?
Su hijo mejor ha partido a un país lejano, donde ha dilapidado sus bienes en una vida opulenta. Cuando todo lo hubo malgastado reflexionó sobre sí mismo y lleno de vergüenza y arrepentimiento vuelve a casa y humildemente confiesa su culpa a su padre.

Ahora ese padre le dice: No, yo te concederé el perdón cuando primeramente hayas confesado tu culpa a nuestro vecino.

No diría entonces todo el mundo: ¿Por qué debe hacerse eso? Pues si ese padre piensa aceptar nuevamente a su hijo en virtud del arrepentimiento, ¿por qué, pues, habría de ir primeramente al vecino? ¿qué tiene éste que ver en el asunto?

Y ahora la aplicación: Una persona es hecha hija del Padre celestial por la fe en Jesucristo. Ese hombre o mujer fue débil, y quebrantó los mandamientos de su Padre.

Ahora, sin embargo, tiene pesar de ello, y lamenta y confiesa su culpa al Padre.

Y Roma afirma que Dios envía a su hijo a otro hombre, a un sacer-dote, al cual debe contar lo que ha hecho.

¿No dirá, pues, todo el mundo: -Qué tiene que ver esa otra persona en todo esto? ¿Acaso no es asunto entre Dios y su hijo? ¿Quizá no puede Dios tratar asunto tan persona únicamente con su propio hi-jo?


Qué piensas de este hombre?
Su mujer no ha sido totalmente correcta. No, no ha dado su corazón a otro hombre; pero sin embargo ha jugado con fuego. Pero en cual-quier caso, esta frivolidad fue una injuria para su propio marido.

Mas si ella, por un momento, piensa en el amor puro de su marido, tendrá un profundo pesar de lo ocurrido; se avergüenza de ello en lo intimo de su ser, y confiesa su culpa a su marido.

Este envía ahora a su esposa a otro hombre, que nada tiene que ver en el caso, y ella debe contarle todo el relato de su desliz. ¿Acaso esto no carece de sentido, y además no resulta peligroso?

Pues bien, en la Biblia la iglesia , congregación de creyentes ver-daderos es llamada esposa de Jesucristo; esta esposa no es com-pletamente fiel. Si, su corazón permanece junto al Señor; pero aquí sobre la tierra hay tanto que nos cautiva y atrae y nos quiere apartar de El

Pero la esposa vuelve una y otra vez hasta Jesús. ¿Puedes imaginar-te que Jesús la remita a otro hombre, a un sacerdote, y que El, si no lo hace no quiera aceptarla como esposa? En asuntos tan Íntimos ¿acaso vas a mezclar a otra persona? Eso lo deben solucionar mutuamente esposo y esposa, hombre y mujer. ¿Y acaso Jesús no es lo "suficientemente hombre" para solventar las relaciones con su esposa de una forma total? ¿Acaso necesita para ello de la concurrencia de un "padre espiritual"?

"he aqui que yo la atraeré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón. Y te desposaré conmigo para siempre... y conocerás a Jehová' (Oseas 2:13, 19 y 20).

Las excepciones que confirman la regla.
Ahora bien, imagínenos que un muchacho ha dado la tabarra a un vecino y le rompe un cristal de la ventana. Pero tiene pesar de lo y se lo dice a su padre. Es seguro que su padre le dirá: ya veo que tienes sincero arrepentimiento. Por eso te lo per-dono totalmente, pero debes ir enseguida hasta nuestro vecino, y pedirle disculpas, y ese cristal lo has de pagar con el dinero de tus ahorros.

Efectivamente hasta aquí todo está bien: pero en este caso también se halla implicado de forma esencial el vecino; pues ese muchacho tiene que arreglar un asunto con él.

Pero si yo me he revelado porque Dios me mandó una enfermedad; yo me examino profundamente y no me quiero someter a la voluntad del -Padre celestial, ¿acaso el sacerdote tiene algo que ver en esto? O si yo he robado a otra persona, esto lo deberé solu-cionar con esa persona. Un sacerdote no precisa inmiscuirse en en esto, si yo mismo he decidido reparar el mal causado.

Por eso el apóstol Santiago dice: "Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados" (Sant. 5:16).

SI, cuando hemos hecho algo contra otro, eso puede afectarnos tan profundamente que nos ponga enfermos. En ese caso deberemos quitarnos de la conciencia semejante carga confesándole a nuestro prójimo nuestra ofensa y culpa, pues de otra manera de nada sirven la ayuda del doctor y la oración con el fin de obtener curación. ¡Confesaos unos a otros vuestras mutuas ofensas! En ningún lugar de la Biblia leemos: Confesad a los sacerdotes vuestros pecados.


A quienes perdonéis las pecados. -.

Pero Jesús ha dicho a sus discípulos: "A quienes perdonéis los pe-cados, les son perdonados" ( Juan 20:23).

Mas con esto, Jesús no ha obligado a los cristianos a confesar sus pecados a los sacerdotes! Esto es una conclusión que Roma ha sa-cado de ese texto. Roma asegura; Jesús quiso decir también lo siguiente: Y si los hombres no quieren confesaros sus pecados, entonces van al infierno.

Pero sí Jesús realmente nos hubiera querido ordenar algo de tanta gravedad, entonces El mismo lo hubiera añadido de forma clara y contundente.

Además, sí alguien pudo saber lo que Jesús realmente quiso decir, esos son los apóstoles, no cabe duda. Ahora bien, los apóstoles jamás han entendido estas palabras de Jesús en el sentido de una confesión de los pecados obligatoria a ellos o a los sacerdotes. Los apóstoles nunca escucharon confesiones, ni aconsejan a las gentes a confesar.

Fue en el cuarto concilio lateranense, en 1215, el que definitivamente promulgó la obligación de confesar. Pero ¿piensan nuestros lectores que los participantes de dicho concilio sabían mejor lo que Jesús había querido decir a los apóstoles con aquellas palabras?

El anuncio gozoso

Este es el gozoso anuncio del Evangelio: que nos podemos acercar directamente a Jesús y a nuestro Padre celestial. Cuando en fe nos hemos entregado totalmente a Jesús, entonces surge una relación intima y personal entre Dios y nosotros, y Jesús ya no nos señala o indica hacia un hombre extraño; sino que dice: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar" (Mt.11:28).

Pero ahora oigo que mis lectores vuelven a preguntar: -¿Cómo, pues, actúa Jesús en su obra? ¿Es que acaso obtienes la certeza íntima de que tus pecados han sido perdonados, cuando en oración hablas sobre ellos con Jesús?

Para muchos romano-católicos que están acostumbrados a apoyarse en cosas externas: en la mano del sacerdote que hace la señal de la cruz, en su boca que pronuncia las palabras de la absolución, esta es una cosa muy posible y comprensible.

Pero Jesús vino a establecer una "religión" para ser vivida "es espi-ritu y en verdad" (Jn. 4:24). Este es precisamente el contraste con el Antiguo Testamento, cuando todo aun estaba lleno de ceremonias mas. Por eso, según nosotros, el romano-católicismo es propiamente un retroceso a los tiempos previos a la venida de Jesús, una vuelta o regreso a lo imperfecto del Antiguo Testamento. Pero si ustedes quieren hablar acerca de todo esto, háblenlo con un creyente protestante. Pero sobre todo lean mucho la Biblia. Esta es la Palabra viva de Dios; y de ahí aprenderán a conocer y comprender la verdadera religión del espíritu y la verdad.

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DOGMAS DE PASION Y PODER

Cuando se contempla esta lucha por el poder del alma colectiva ca-tólico-romana, también se comprenderá mucho mejor la íntima inter-relación de toda clase de dogmas católico-romanos. Como ya hemos visto, una primera exigencia del afán de poder del sistema católico romano fue que se substrajo al control de la Palabra de Dios. Pero, por esta razón se volcó en los propios razonamientos e ideas. Y asi, desaparecería el contacto con la viva Palabra de Dios, y en lugar de ésta surgió una doctrina fría, árida y escolástica: sortilegio fabricado con razonamientos humanos. Sobre todo desde la Edad Media, Roma permitió que el puro Evangelio se contaminara por el brebaje y verborrea del filósofo pagano Aristóteles. Por esto, la Palabra de Dios. se hizo Impotente. Los dogmas que se originarían del concubinato de la Biblia con Babel, de la sabiduría de Dios y la sabiduría del mundo, sólo podían resultar hijos bastardos. Roma comenzó a comprender que esta coriacea fusión de Biblia-filosofía, producto de razonamientos humanos, no podía interesar a la masa; y se cernió el peligro de perder al grueso de sus seguidores. Por tal motivo Roma intentó captarse la atención de los hombres por el camino del sentimiento.

LA MADRE DE LOS PUEBLOS

Así que, lo primero de todo, el sistema romanocátolico comenzó a presentar a la iglesia como la sancta mater ecclesía (santa madre iglesia). Para ello apeló a uno de los sentimientos más profundos en el hombre; y mediante esto, es decir, gracias a esa unión incons-ciente a la propia madre, supo someterse a ella los hombres. De ahí que ahora la iglesia católica romana sea presentada como una madre que vela por sus hijos; y que por esto les proteja de peligros y, por ejemplo, prohiba leer libro de los que no piensan como ella. "La madre sabe muy bien lo que es bueno o malo para sus hijos": así es como Roma consigue hacer creer a la masa, que la prohibición de libros sea un acto de amor maternal, y no un medio para mantener su poder.

Con este titulo de madre de los pueblos también intenta atraer hacia ella a los cansados pensadores que están fuera, y les dice: -"¡Venid hasta mil Yo soy la madre de los pueblos. Poned vuestra atormen-tada cabeza sobre mi regazo. En lo sucesivo, pensaré yo por voso-tros. Yo tomaré sobre mí toda la responsabilidad ante Dios. Confiad, pues, en mí. Yo pondré todo en orden para vosotros"

Con este título, también intenta incitar a sus súbditos contra todo aquel que se vuelve contra Roma. Y entonces se presenta como una madre que se queja a sus hijos y grita, porque es perseguida.

UNA MUJER DE CARNE Y SANGRE

Pero Roma sabe, que la iglesia aún es un concepto vago y sin san-gre. Por eso saca a la palestra a una verdadera mujer; una mujer que realmente fue madre; la bendita entre las mujeres, la madre del Señor, María. Roma sabe, que por medio de esta mujer y madre mucho más fácilmente puede hacer presa en esa relación madre- hijo que todo hombre lleva dentro. De ahí el siempre creciente culto de María.

Roma se identifica con María. También ha conseguido comprometer en esto a los hombres. Quien se allega a María, llega a la iglesia de Roma, y quien se allega a la iglesia católica romana, llega a Maria!".



(Del libro "Madre, yo te acuso". H.Hegger (sacerdote católico- romano, maestro de Filosofía e Historia en el Seminario Mayor de los PP Redentoristas en Tieté.Brasil)

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MENSAJE BORRADO POR WEBMASTER

MENSAJE BORRADO POR WEBMASTER

Titulo:
"El Demonio es protestante"

Autor:
Jaimito

Motivo:
Incumplimiento de la norma nº 11b

Además de que no le voy a permitir otro insulto mas.

11. En estos foros está terminantemente prohibido hacer publicidad o propaganda de ningún tipo y tampoco se pueden hacer links a otras webs que no están relacionadas con el tema del mensaje.

11b. Dados los abusos que habitualmente se cometen, utilizando la práctica de "Copiar&Pegar" fragmentos exagerados de texto y luego no entrando a discutir el tema o temas que se ha Pegado, convirtiendo dichos textos en simple propaganda (no edificante), queda a criterio del Webmaster borrar dichos mensajes.
 
Muy bien, acato las normas.

Pero pido autorización a Webmaster para transcribir el artículo sin el primer párrafo donde se encuentran las expresiones "polemicas" del autor. Así queda un artículo sin nada ofensivo.
 
PUES YO PROTESTO

PUES YO PROTESTO

Originalmente enviado por: antimontinio [/i]
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Originalmente enviado por: igorcb

Así que fácilmente basta que la gente lea su Biblia para que se de cuenta quien le miente y quien no.
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asi de facil como fue tu comentario no debes batallar para dar esta respuesta , segun tu base de quien lee la biblia basta para saber quien miente, dime quien de los siguientes miente

dices:



Varios grupos sitando la misma biblia( e incluso la misma traducion )para su autoridad,enseñan cosas opuestas: que el sabado es el dia del señor(bautistas del septimo dia,soldados de cristos) que todos los seguidores de jesus deben ser pacifistas (cuaqueros), que las transfuciones de sangre son antibiblicas (testigos de jehova), que la inmersion es (bautistas) o no es (anglicanos) la inica manera de bautizar, que los bebes no deben(bautistas) o si deben(luteranos) ser bautizados, que pedro es (p.e. los envagelicos Alford Broadhus Vincent) o no la roca de Mt. 16,18 , que debe (metodistas,luteranos.) o no debe haber obispos (presbiterianos), que esta prohibido los automoviles (amish), los intrumentos musicales en el templo ( ciertos pentecostales), que si se puede( muchos) o no se puede maquillar (algunos testigos, luz del mundo, muchos pentecostales) que si se puede(espiscopalianos-anglicanos) o se prohibe tomar alcohol (testigos,cristianos evangelicos algunos), que si se puede(muchos),que jesus es el arcangel san miguel (adventistas del septimo dia)…etc,etc…Hay evangelicos que creen en la Trinidad (iglesia de Dios E.C. y el 25 % de los petntecostales) y de los que no(iglesia de agape) los Evangelicos se dividen entre los que creen en el arminianismo(una teoria sobre el estado del alma del honre caido) y los que no.

El ex-sacerdote catolico y ahora evangelico HERMAN HEGGER DEMUESTRA LA CONFUSION DE ENSEÑANZAS SOBRE EL BAUTISMO Y DICE SI YO HUBIESE DADO OIDOS A TODAS ESTAS AFIRMACIONES ME HUBIESE TENIDO QUE BAUTIZAR 5 VECES PARA QUE MI BAUTISMO FINALMENTE FUESE VALIDO (bautismo….un hablar de dios pag.74)


ahora si tomamos al pie de la letra la biblia.....


hasta ahora no conosco un evangelico que se alla sacado los ojos por que lo hace pecar, ni cortados sus manos.....


digo:

Independientemente de la ensalada de grupos con creencias distintas que acabas d emensionar y te faltaron muchas otras -seguro estoy que es porque perteneces a alguna de ellas- deberemos ser lo suficientemente honestos para creer o no en La Palabra y la autoridad de ella.

En esto se cumple un viejo adagio que dice "los aciertos son de Dios los errores son míos"

Y es que ciertamente mucha gente y muchas iglesias (y la tuya no será la excepción) nos hemos equivocado , hemos desobedecido o no hemos ocmprendido el total de la verdad revelada, ni la mente de DIos.

Puedo decirte que mucho sde estos grupos tienen y ocmparten mas d elos que les separa a saber el como tener una relación con Dios a trtavez del Hijo, a invocar Su Nombre y aseguirle, a creer en quien dijo ser el Camino y la Verdad y la Vida; unos han hecho aparte de esto una segunda cosa; agregar preceptos sobre las espaldas de sus oyentes (esto mismo paso con los judios), a unos le spiden creer en el pastor, otros en el grupo de ancianos a otros en el magisterio, en otros la iglesia se ha enseñoreado sobre unos en otros en otros la liturgia, en fin ...estas cargas humanas no puden por si mismas garantizar que alguien no pueda equivocarse en ango, con alguien o de algun modo.

Jesús lo ilustra jermosamente cuando dice "Padre me regocijo porque no le has revelado estas cosas-concernientes al reino de los cielos-ni a los sabios ni a los entendidos sino a los niños"...es decir, a decir verdad, las cosas de Dios, al menos la parte que a El le interesa que conozcamos para poder regresar a El y con El a casa no es tan complicado. Se vale El en Su eterno poder, amor y miseriocdia de elementos muy sencillos para el hombre y nos dota de la capacidad de hacerlo: fe, creer, escuchar, arrepentirse, seguir, permanecer....nada colmplicado, de modo tal que un niño lo puede creer y hacer. Es sin embargo el orgullo y la hostilidad del corazón del hombre para con Dos y nuestro pójimo lo que establece una barrera tremenda.

No es que la Biblia sea ininteligible. Fue inspirada por la inteligencia mas grande, la de Dios mismo y el le da el siguiente valor:

"Has exaltado tu Nombre y Tu Palabra sobre todas las cosas"

Bien, creamoslo dejemos de dar patadas de niño malcriado como si nos extrañara que Dios prefiere vernos tuertos que perdidos en el infierno. Si leemos la letra terminamos sin ojos, si creemos y estamos conforme al Espiritu de Dios que es evitar nuestro propio mal, obedeceremos y dejaremos de ver todas esas cosas que entran por la vista y que nos son ocasión de caer. Esta "cirugía espiritual" es necesaria para un mal mucho mayor: el pecado. Dios habla al hombre ¿lo puedes tu creer?

En esto no difiere en nada un ateo de un mal cristiano. Ambos son igual de esépticos para con las cosas que Dios dice, pero uno de ellos tiene por cuanto mas conoce mayor condenación.

Por eso, cuando la escirtura declara que haremos ver en atender la Palabra de Dios cual lumbrera a nuestros pies mientras amanece, comprendemos que es guia a nuestros pies para no caer ¿caer en donde? en pecado.

Decir que las palabras del Señor respecto a "no añadir a mis palabras" significa que la Tora no acepta el nuevo testamento... es penoso oir a quien asi piensa y es doloso así hacer. Esto precisamente es entender la letra pero no la Palabra, por actitudes tan destructivas como estas de parte de cristianos el mundo no puede creer ¿y como va a creer si quien dice esas cosas no cree en la Palabra de Dios? ¿no mas bien deberia predicar esta verdad revelada al hombre en la Palabra? Eso deberia estar haciendo la iglesia no posniendo taches a la Palabra que es un principio de revelión (si, la incredulidad es una foforma de revelarse contra DIos y no tomarle encuenta).

No añadir y no quitar de las Palabras es lo menos que podemos hacer cuando Dios nos habla por medio de Su Palabra, Dios habla, nosotros escuchamos y actuamos en consecuencia, pero no le añadimos o quitamos a lo que El nos dice o quiere decir.

No inventamos o dejamos de hacer caso como si Dios no estuviese hablando y seamos honestos ¿te gustaria que de lo que me estas diciendo no entendiera yo nada, no te hiciera caso, me diera la vuelta y contara una hisotria diferente respecto a lo quue te estoy diciendo a otros mintiendo? Pues eso es precisamente lo que hace un "creyente" cuando no le cree a Dios ew decri, cree en Dios, pero no le quiere creer a Dios y una ofrma d ehacerlo es aumentando y/o disminuyendo a la Palabra para poner cosas que no dijo y quitar cosas que si dijo.

Finalmente Dios dice que Su Palabra es verdad; por tanto si queremos saber que es cierto y falso respecto a un tema doctrinal tendremso que recurrir a las escrituras pues son ellas la regla de medir lo que es cierto y lo que es falso; la iglesia debe entonces sujetarse a la Palabra y no la Palabra ponerse a merced de lo que determine determinada iglesia y hoy por hoy cristianos e iglesias pretenden, ignorar, añadir o disminuir de la Palabra para su propio engaño.

¿quieres saber si un cristiano, un aiglesia o tu mismo estas en la verdad? prueba, mide, compara y escudriña en la Palabra.


Y es que la iglesia comop concepto espiritual debiera por definición ser la encargada de preservar esta verdad ¿que verdad? priemra verdad: Jesus es la verdad, segunda verdad: Su Palabra es verdad; tercera verdad: Jesus es la Palabra o Verbo de Dios.

Dime a que se sujeta tu iglesia y si no es a Jesucristo y Su Palabra puedes considerar que no estas en la verdad y si no estas en la verdad estas en la mentira y si estas en la mentira y detras de la mentira esta el engaño y Satanás.

Mas Jesús vino a deshacer las obras del diablo y hacer la obra de DIos ¿y cual es la obra de Dios? sino creer en Jesucristo (la Palabra de Dios).

Por estos elementos sencillos de creer y tener fe es que somos llevados a al verdad que es la Palabra de Dios y esta Palabra esta contenida en la escritura y la escritura es Palabra de Dios y esta no puede ser quebrantada, pues es la verdad y ella da testimonio de la Verad (que es Jesucristo).

Por eso los cristiano lejos de estar cuestionnándola comprendemos y no dejamos de reconocer que la Verdad, el verbo de Dios, el autor del universo pidio al Padre por nosotros de esta manera: "Santifícalos en Tu Palabra, Tu Palabra es verad" [y Yo soy Tu Palabra]



Por eso cuando alguien en un foro cristiano dice:


Ademas Dt4,2 Ap 22:18 no añadires a la palabra que yo os mando.....termino la revelacion con la tora..... entonces por que creer en el nuevo testamento si esta prohibidao añadir...


Digo....¿No te ha amamanecido?