Hay que aceptar que existe una gran diferencia entre el Satán del Antiguo Testamento (Tanak o Biblia hebrea) y el Satanás del Nuevo Testamento.
Son sin duda dos figuras diferentes. Veamos.
En el Antiguo Testamento Satán aparece en diversas ocasiones, y sin duda es un tentador, destructor, creador de calamidades y acusador. Es más, es el Angel de la muerte. Muchos siguen convencidos, en forma equivocada, que la primera vez que se menciona a ese ángel en el Antiguo Testamento es en el libro de Job, pero no es así. La primera vez es en el libro de Números, cap. 22. Allí se menciona el episodio en que el profeta gentil Balaam va en su mula a encontrarse con el rey. Dice el relato que el ángel del Señor se apostó en el camino como "un advesario." Num. 22:22. En hebreo, esa frase "adversario" es le Satan (לְשָׂטָ֣ן). Una traducción literal nos llevaría a leer ese versículo de la siguiente forma: "el ángel del Señor se apostó en el camino, y era Satán."
Hay varias pistas en el relato que nos llevan a concluir que sin duda ese ángel es Satán.
Primero: hay solamente dos ocasiones en las escrituras que animales hablan. Uno es en el huerto del Edén, cuando la serpiente le habló a Hava (Eva). El otro momento es en este relato de Números, en que una mula habla.
Tanto los judíos como cristianos están de acuerdo en que Satán estaba presente en la tentación del Edén. Los judíos defienden que Satán usó a la serpiente, mientras muchos cristianos afirman que la serpiente era Satán en persona. En el relato de Números, una mula comienza a hablar espontáneamente. ¿Cómo es eso posible? Porque como ocurrió en el Edén, Satán está presente. Ante ese ángel terrible, las leyes naturales se tuercen, tanto así que hasta los animales hablan.
La otra pista está en el verso 33. Allí el ángel afirma que muy bien pudo haber matado a Balaam, pero no lo hizo. Observen que este ángel tiene la autoridad de decidir si mata o no a un ser humano. Ningún otro ángel en todas las escrituras afirma tener ese poder por sí mismo, no sin que el Señor lo ordene. Esto ilustra que este ángel puede ejecutar a un ser humano, sin necesariamente recibir una orden del Eterno. Eso porque Satán es el ángel de la muerte. El puede hacerlo.
Las otras instancias en donde Satán es nombrado es en el primer capítulo 1 de Job, en 1ra de Crónicas cap. 21, y en Zacarías cap. 3. El relato de Job es el más famoso. En el mismo Satán aconseja a Dios a permitirle tentar a Job para que blasfeme contra El. En 1ra. de Crónicas se dice que Satán tentó David, y en Zacarías 3, se relata que Satán acusaba a un sumo sacerdote, y Dios lo reprende.
La tradición judía también identifican a Satán como el ángel que mató a los primogénitos en Egipto. ¿Cómo llegan a esa conclusión? Porque en el capítulo 12:23 de Exodo a ese ángel se le nombra como "el destructor."
Todos esos relatos, como ya fue explicado, persentan a ese ente como un tentador, acusador, y verdugo. Nada positivo. Por ello es llamado Satán, que no es otra cosa que "adversario." Pero noten que todos esos episodios no presentan a un enemigo de Dios. Por el contrario, muestran a un fiel siriviente del Eterno. Otro ángel que trabaja para Dios. Por tanto Satán es nuestro adversario, no un adversario de Dios.
No obstante, en el Nuevo Testamento esto cambia dramáticamente. En el mismo, el nombre se transforma en Satanás. Este ente es presentado como un acerrimo enemigo de Dios, cuyo único objetivo es sabotear las obras de Dios. Este ángel le pide a Jesús que lo adore. Pablo nos advierte contra sus tentaciones, y en el libro de Apocalipsis se le presenta en batalla directa contra Jesús mismo, y hasta siendo lanzado al infierno de fuego. Gran cambio.
¿Cómo es que ocurrió ese cambio? Se dice que todo esto es consequencia del exilio en Babilonia. Los babilonios creían en el Zoroastrismo, que también es en muchos sentidos una religión monoteísta. El dios principal, Ahura Mazda, vive en constante guerra contra el dios del mal. Ambos están en una batalla constante.
Esa idea de un dios del mal influenció a los judíos del exilio, y una vez fueron liberados, los que volvieron a Israel acssogieron la idea dualista (una religión que promulga una lucha constante entre el bien y el mal). Los herederos de ese dualismo, fueron eventualmente los cristianos.
El cristianismo es dualista, el judaísmo no. Los judíos creen en la existencia de Satán, y le ruegan al Eterno que los libre de sus azotes, pero no ven a Satán como un enemigo de Dios, sino como su fiel sirviente. Por el contrario, los cristianos viven atormentados por la idea que que Satanás y sus demonios están buscando la manera de destruir la obra de Dios en el mundo y de acabar con todos los humanos llevándolos al infierno. Los cristianos ven dos equipos, el equipo bueno de Dios y sus ángeles, y el equipo malo de Satanás y sus demonios. Los judíos solamente ven un equipo. El Dios y punto.
¿Cuál es la verdad? Juzgue usted.
PAZ
Son sin duda dos figuras diferentes. Veamos.
En el Antiguo Testamento Satán aparece en diversas ocasiones, y sin duda es un tentador, destructor, creador de calamidades y acusador. Es más, es el Angel de la muerte. Muchos siguen convencidos, en forma equivocada, que la primera vez que se menciona a ese ángel en el Antiguo Testamento es en el libro de Job, pero no es así. La primera vez es en el libro de Números, cap. 22. Allí se menciona el episodio en que el profeta gentil Balaam va en su mula a encontrarse con el rey. Dice el relato que el ángel del Señor se apostó en el camino como "un advesario." Num. 22:22. En hebreo, esa frase "adversario" es le Satan (לְשָׂטָ֣ן). Una traducción literal nos llevaría a leer ese versículo de la siguiente forma: "el ángel del Señor se apostó en el camino, y era Satán."
Hay varias pistas en el relato que nos llevan a concluir que sin duda ese ángel es Satán.
Primero: hay solamente dos ocasiones en las escrituras que animales hablan. Uno es en el huerto del Edén, cuando la serpiente le habló a Hava (Eva). El otro momento es en este relato de Números, en que una mula habla.
Tanto los judíos como cristianos están de acuerdo en que Satán estaba presente en la tentación del Edén. Los judíos defienden que Satán usó a la serpiente, mientras muchos cristianos afirman que la serpiente era Satán en persona. En el relato de Números, una mula comienza a hablar espontáneamente. ¿Cómo es eso posible? Porque como ocurrió en el Edén, Satán está presente. Ante ese ángel terrible, las leyes naturales se tuercen, tanto así que hasta los animales hablan.
La otra pista está en el verso 33. Allí el ángel afirma que muy bien pudo haber matado a Balaam, pero no lo hizo. Observen que este ángel tiene la autoridad de decidir si mata o no a un ser humano. Ningún otro ángel en todas las escrituras afirma tener ese poder por sí mismo, no sin que el Señor lo ordene. Esto ilustra que este ángel puede ejecutar a un ser humano, sin necesariamente recibir una orden del Eterno. Eso porque Satán es el ángel de la muerte. El puede hacerlo.
Las otras instancias en donde Satán es nombrado es en el primer capítulo 1 de Job, en 1ra de Crónicas cap. 21, y en Zacarías cap. 3. El relato de Job es el más famoso. En el mismo Satán aconseja a Dios a permitirle tentar a Job para que blasfeme contra El. En 1ra. de Crónicas se dice que Satán tentó David, y en Zacarías 3, se relata que Satán acusaba a un sumo sacerdote, y Dios lo reprende.
La tradición judía también identifican a Satán como el ángel que mató a los primogénitos en Egipto. ¿Cómo llegan a esa conclusión? Porque en el capítulo 12:23 de Exodo a ese ángel se le nombra como "el destructor."
Todos esos relatos, como ya fue explicado, persentan a ese ente como un tentador, acusador, y verdugo. Nada positivo. Por ello es llamado Satán, que no es otra cosa que "adversario." Pero noten que todos esos episodios no presentan a un enemigo de Dios. Por el contrario, muestran a un fiel siriviente del Eterno. Otro ángel que trabaja para Dios. Por tanto Satán es nuestro adversario, no un adversario de Dios.
No obstante, en el Nuevo Testamento esto cambia dramáticamente. En el mismo, el nombre se transforma en Satanás. Este ente es presentado como un acerrimo enemigo de Dios, cuyo único objetivo es sabotear las obras de Dios. Este ángel le pide a Jesús que lo adore. Pablo nos advierte contra sus tentaciones, y en el libro de Apocalipsis se le presenta en batalla directa contra Jesús mismo, y hasta siendo lanzado al infierno de fuego. Gran cambio.
¿Cómo es que ocurrió ese cambio? Se dice que todo esto es consequencia del exilio en Babilonia. Los babilonios creían en el Zoroastrismo, que también es en muchos sentidos una religión monoteísta. El dios principal, Ahura Mazda, vive en constante guerra contra el dios del mal. Ambos están en una batalla constante.
Esa idea de un dios del mal influenció a los judíos del exilio, y una vez fueron liberados, los que volvieron a Israel acssogieron la idea dualista (una religión que promulga una lucha constante entre el bien y el mal). Los herederos de ese dualismo, fueron eventualmente los cristianos.
El cristianismo es dualista, el judaísmo no. Los judíos creen en la existencia de Satán, y le ruegan al Eterno que los libre de sus azotes, pero no ven a Satán como un enemigo de Dios, sino como su fiel sirviente. Por el contrario, los cristianos viven atormentados por la idea que que Satanás y sus demonios están buscando la manera de destruir la obra de Dios en el mundo y de acabar con todos los humanos llevándolos al infierno. Los cristianos ven dos equipos, el equipo bueno de Dios y sus ángeles, y el equipo malo de Satanás y sus demonios. Los judíos solamente ven un equipo. El Dios y punto.
¿Cuál es la verdad? Juzgue usted.
PAZ