DICEN QUE ES VENERACION, NO LO CREO ES IDOLATRIA PURA Y BARATA.
Y ESTO PASA EN UNA DE LAS CIUDADES MAS AVANZADAS DE MEXICO.
Santa Teresita: La fe inunda las calles
Por VICENTE GUERRERO/El Norte
Monterrey, México.- La atracción que los regiomontanos sienten por Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz es tan grande e inexplicable que es capaz de paralizar por un momento los alrededores de la Gran Plaza, con tal de mostrarle su veneración.
Y es que sólo a la luz de la fe se puede explicar el fenómeno que ayer cimbró a más de 10 mil personas que entre empujones, apretones y cantos de alabanza marcharon de la Catedral de Monterrey a la Basílica de Guadalupe acompañando a los restos de la santa francesa.
Las campanas de la Catedral anunciaban alegres el paso de la distinguida huésped, la que llegó el pasado martes y que concluyó su gira por la Arquidiócesis regiomontana hoy a las 4:00 horas.
Para el mediodía de ayer, una enorme fila de personas daba dos vueltas alrededor de la Catedral con el fin de acercarse a la urna que se encontraba en el interior del templo, sin embargo, llegó la hora de partir en peregrinación a la Basílica de Guadalupe, en la Colonia Independencia.
En punto de las 17:00 horas, una comitiva de jóvenes y miembros de la Orden de la Cruz de Malta alzó la vitrina para colocarla en un vehículo descubierto para iniciar la marcha.
Fue aquí donde el caos y el desorden imperó entre los asistentes que insistían en acercarse al relicario.
"¡Háganse dos metros hacia atrás, por favor!", suplicaban los organizadores al ver que la gente se amontonaba alrededor de la camioneta.
Intransigentes, desesperados y alzando la voz para dejar escuchar su inconformidad, los fieles no tuvieron más remedio que replegarse y acomodarse en la procesión y avanzar a paso lento.
Fue impresionante ver cómo la columna humana se extendía a lo largo del trayecto de la Catedral a la Basílica; tan impactante fue la escena, que más de uno pensó en la posibilidad de que esta concentración de fieles era incluso mayor que la de un 12 de diciembre, Día de la Virgen de Guadalupe.
Las miradas de los vecinos de la Colonia Independencia, acostumbradas a ver pasar grandes contingentes guadalupanos, esta vez atestiguaron el histórico paso de una santa que arrastró a miles en una sola hora.
Entre el llanto y la oración
Si en el trayecto la multitud no cabía en las calles de la Independencia, en el atrio de la Basílica las personas desbordaban el recinto religioso; más de 3 mil 500 personas en el interior del templo vitorearon a los restos de la mujer que propone un sendero sencillo para llegar a Dios: el camino del amor.
Con esa fe que cala hasta el alma y provoca un emotivo llanto tan sólo de ver el paso de la vitrina, los feligreses extendían sus brazos agitando las rosas de todos colores que llevaban en sus manos, como queriendo impregnarlas de aire santo.
Los hombres que podían alzaban a sus hijos para que pudieran ver y para evitar que fueran atropellados por la gente; las mujeres, algunas con velo blanco sobre sus cabezas, no paraban de orar cuando veían acercarse los restos de la monja carmelita, a quien el Obispo Auxiliar José Lizares Estrada bendecía el paso con incienso.
"¿Cómo se puede explicar este fenómeno?", se le preguntó al Padre Felipe de Jesús Balderas, responsable de la Pastoral Juvenil de la Iglesia en Monterrey.
"Es la fe de la gente y es ante este tipo de expresiones cuando debemos hincarnos", señaló el sacerdote.
Algunos fieles no desaprovecharon la oportunidad y de inmediato alzaron su mirada hacia la urna y haciendo una plegaria se acercaron para después marcharse contentos: ellos ya habían estado cerca de la santa.
Del desorden a la paz
Organizar el caos llevó más de una hora, hasta que la gente comenzó a entender que había más personas que deseaban entrar y que debían desalojar.
"Ella (Santa Teresita) se distinguió por su obediencia, nosotros también debemos obedecer", expresó una mujer madura entre sus amistades.
Conformes, la gente comenzó a abandonar el lugar, no sin antes agradecer esta visita de Santa Teresita.
"Yo me preguntaba por qué hay tanta violencia y tanta desunión, creo que ésta es una prueba de que la fe mueve montañas y es una muestra increíble del amor de Dios", expresó la feligrés María Elena Villagómez, maestra de primaria.
Mientras las historias personales se impregnaban de santidad, las horas pasaban y Santa Teresita seguía repartiendo fe, como nunca antes se había visto en Monterrey.
