Ayer sábado, al salir a comprar un material de trabajo, me dispuse a abordar el subterráneo de mi ciudad (STC). Pero, al recordar que necesitaba comprar un regulador de corriente para mi computadora, me desvié a una conocida plaza de computación, y compré el aparato. Habré demorado unos quince minutos, quizá un poco más, y abordé el subterráneo nuevamente para volver a mi lugar de trabajo.
Al llegar a una estación (Tlatelolco), los policías nos bajaron del tren, avisándonos que debíamos seguir por autobuses que nos darían el servicio provisionalmente hasta la terminal. Al bajar, pregunté a una oficial qué había pasado, a lo que me respondió que habían chocado dos trenes una estación más adelante. Y sí; cuando iba en el autobús, me percaté que habían muchas patrullas y ambulancias en la estación que la oficial me dijo.
Poco a poco, se dieron las noticias de lo ocurrido: dos trenes chocaron, dejando a más de sesenta personas heridas y un muerto en el percance.
Si no me hubiese bajado a comprar el aparato que necesitaba, me habría tocado ser uno de los accidentados... pero sé que Dios está en control de todo, y sé que Él me puso a salvo, haciéndome tomar una decisión que ahora puedo contar como una acción sobrenatural. Dios ha sido bueno, ¡me consta!
Al llegar a una estación (Tlatelolco), los policías nos bajaron del tren, avisándonos que debíamos seguir por autobuses que nos darían el servicio provisionalmente hasta la terminal. Al bajar, pregunté a una oficial qué había pasado, a lo que me respondió que habían chocado dos trenes una estación más adelante. Y sí; cuando iba en el autobús, me percaté que habían muchas patrullas y ambulancias en la estación que la oficial me dijo.
Poco a poco, se dieron las noticias de lo ocurrido: dos trenes chocaron, dejando a más de sesenta personas heridas y un muerto en el percance.
Si no me hubiese bajado a comprar el aparato que necesitaba, me habría tocado ser uno de los accidentados... pero sé que Dios está en control de todo, y sé que Él me puso a salvo, haciéndome tomar una decisión que ahora puedo contar como una acción sobrenatural. Dios ha sido bueno, ¡me consta!