¿Sabías que cuando Jesús resucita, ya no es el mismo que nació de María?

Raül Joaquim

Jeremías 1:4-12
1 Junio 2022
1.959
428
No, no te alarmes. El que resucita sigue siendo Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios. Hombre verdadero y Dios en sí mismo. La misma persona. No es otro. Pero lo que debes saber, porque escrito está, y hoy el Espíritu Santo nos lo va a confirmar si le prestamos debida atención a la palabra de Dios, es que su cuerpo fue glorificado; ya no es el mismo que nació de María, ya no es el niño que ella dio a luz. No, el cuerpo de Jesús, cuando resucitó, sufrió una transformación, pasó de ser carne nacida de mujer, a ser espíritu santificador (cf. Ro 1:3). Este es, si me acompañas, el tema que vamos a estudiar hoy en la Biblia. Como siempre, no sin antes pedirle a Dios Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que el Espíritu Santo sea quien nos dé debida luz y guíe al conocimiento de toda la verdad. Empecemos viendo qué nos dice el evangelio según Juan:

Jn 20:14 Apenas dijo esto, volvió la cara y vio allí a Jesús, pero no sabía que era él. 15 Jesús le preguntó: —Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella, pensando que era el que cuidaba el huerto, le dijo: —Señor, si usted se lo ha llevado, dígame dónde lo ha puesto, para que yo vaya a buscarlo.

Si has leído el contexto —deberías hacerlo siempre que te compartan un versículo suelto— sabrás que este relato nos habla del encuentro de Jesús, después de su resurrección, con María Magdalena. Y si prestaste debida atención, te habrás dado cuenta que ella no reconoció a Jesús. Curioso, ¿verdad? María Magdalena, que conocía muy bien al Señor, aun así no lo reconoció en un primer momento. No, no será hasta que Jesús la llame por su nombre, que ella oiga Su Voz, que se dé cuenta que es el Señor quien le está hablando, quien está ante ella (cf. Jn 10:3). Pero no nos detengamos aquí, sigamos escudriñando juntos la Biblia, pues nos es necesario hallar otros testigos en la misma que nos den conformidad de los hechos. Vámonos al evangelio según Lucas:

Lc 24:35 Entonces ellos dos les contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo reconocieron a Jesús cuando partió el pan.

En su contexto, Lucas nos relata el encuentro que tuvo Jesús, después de resucitado, con dos de sus discípulos cuando iban camino de Emaús. Camino que anduvo con ellos durante once kilómetros —un largo paseo, quede claro— haciéndoles preguntas, hablándoles y explicándoles las escrituras, pero que al igual que le pasó a María Magdalena, no lo reconocieron ni se dieron cuenta que era Jesús, hasta que… Mejor leamos, porque nos tiene guardada una sorpresa:

Lc 24:30 Cuando ya estaban sentados a la mesa, tomó en sus manos el pan, y habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio. 31 En ese momento se les abrieron los ojos y reconocieron a Jesús; pero él desapareció.

¿Cuándo lo reconocieron los dos discípulos? Cuando Jesús, habiendo dado gracias a Dios, partió el pan y se lo dio. Fue en ese momento cuando se les abrieron los ojos y le reconocieron. ¿Y qué pasó? Que Jesús DESPARECIÓ. No, no dice que Jesús se marchó, ni que se despidió, sino que claramente nos dice que DESAPARECIÓ. No, no lo dejemos aquí, sigue acompañándome porque aún hay más evidencias y testigos de que el cuerpo de Jesús, su carne, una vez resucitado, nada tiene que ver con la del niño, y hombre verdadero, que nació de María. Sigamos escudriñando, ahora en el evangelio según Marcos:

Mr 16:12 Después de esto, Jesús se apareció en otra forma a dos de ellos que iban caminando hacia el campo.

¿Cómo se les apareció a dos de ellos? En otra forma. Sí, Jesús no es que después de resucitado podía desaparecer, sino que también podía aparecérseles en otra forma que les impedía reconocerle. ¿Sigues creyendo que su cuerpo resucitado es el mismo que nació de María, de la misma naturaleza que tomó de ella? Sí, sigue siendo Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios. Sigue siendo el Verbo, la Palabra, que se hizo carne (cf. Jn 1:14), sigue siendo la misma persona, pero; ¿sigue teniendo su cuerpo, su carne, la misma naturaleza? No, es obvio que no. La naturaleza de su carne, su humanidad, al resucitar, está claro que cambió, que nada tiene ya que ver con la del niño que nació. Pero sigue acompañándome, porque hay más testigos en la Biblia que nos confirman que la humanidad del Señor Jesucristo, su carne, después de su resurección ha venido a ser algo nuevo, algo que aún no era, ni había sido.

Mr 16:14 Más tarde, Jesús se apareció a los once discípulos, mientras ellos estaban sentados a la mesa. Los reprendió por su falta de fe y su terquedad, ya que no creyeron a los que lo habían visto resucitado.

¿Cómo lees? Jesús se apareció a los once discípulos, mientras ellos estaban sentados a la mesa. No dice que entró, sino que se les apareció. Lo mismo que leemos en el evangelio según Lucas:

Lc 24:36 Estaban todavía hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y los saludó diciendo: —Paz a ustedes. 37 Ellos se asustaron mucho, pensando que estaban viendo un espíritu.

Ellos estaban hablando, y Jesús se puso en medio de ellos. ¿Qué pensaron que estaban viendo? Un espíritu. Porque claro, que Jesús, de la nada, se les aparezca y se ponga en medio de ellos y los salude... ¿Entendido? Vayámonos ahora a ver qué nos dice otro testigo:

Jn 20:26 Ocho días después, los discípulos se habían reunido de nuevo en una casa, y esta vez Tomás estaba también. Tenían las puertas cerradas, pero Jesús entró, se puso en medio de ellos y los saludó, diciendo:—¡Paz a ustedes!

¿Cómo tenían las puertas? Cerradas. Pero aun así, Jesús entró y se puso en medio de ellos. Curioso, ¿verdad? ¿Puede un hombre de carne y huesos, nacido de mujer, hacer todo cuánto nos está mostrando la Biblia que Jesús, una vez resucitado, puede hacer? ¿Entiendes ahora por qué Jesús le dice a María, a pie de cruz, momentos antes de morir: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”? Porque el niño que nació de María iba a morir, iba a dejar de ser el niño que ella tuvo en su vientre. Jesús va a entregar su carne, su naturaleza humana misma, como sacrificio expiatorio y redentor; derramando su sangre para perdón de los pecados. Resucitando el tercer día siendo alguien totalmente nuevo y distinto, alguien que aún no era, ni había sido. Su carne va a tomar una naturaleza distinta capaz de cambiar de apariencia, de traspasar puertas y paredes, de aparecerse en distintos lugares de modos y formas distintas, a distancias considerables de unos a otros en un abrir y cerrar de ojos. Es decir, porque escrito está:

Ap 21:5 Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, YO HAGO TODAS LAS COSAS NUEVAS. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas.

Atiende y entiende; mi estimado, mi estimada: el niño que nació de María, sí, era hombre verdadero, pero mortal. Lo que es nacido de la carne, carne es (cf. Jn 3:6). El Verbo que estaba con Dios, y era Dios; de María no tomó la vida, sino la muerte. No nació de mujer para vivir, sino para morir. Quien nació de María lo fue el niño que anunció el profeta Isaías. Pero quien resucita lo es el Hijo de Dios, el hijo que el mismo Isaías anuncia que nos ha sido dado (cf. Is 9:6). ¿Y cuándo nos fue dado? Cuando resucitó, y según leemos en la carta a los Romanos:

Rom 1:3 Es el mensaje que trata de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor, quien nació, como hombre, de la descendencia de David, pero a partir de su resurrección fue constituido Hijo de Dios con plenos poderes, como espíritu santificador.

¿Cómo lees? ¿Cuándo fue constituido Hijo de Dios? A partir de su resurrección. ¿Verdad? ¿Y cómo resucitó, con cuál naturaleza? Como ESPÍRITU santificador. Su cuerpo ya no es material, sino espiritual, ha sido glorificado. Nos lo explica muy claramente el Espíritu Santo, por medio del apóstol Pablo:

1Co 15:42 Lo mismo pasa con la resurrección de los muertos. Lo que se entierra es corruptible; lo que resucita es incorruptible. 43 Lo que se entierra es despreciable; lo que resucita es glorioso. Lo que se entierra es débil; lo que resucita es fuerte. 44 Lo que se entierra es un cuerpo material; lo que resucita es un cuerpo espiritual. Si hay cuerpo material, también hay cuerpo espiritual.

Sí, lo sé. Sé que a muchos les va a doler, pero es un dolor que puede sanar las almas confundidas y descarriadas, si prestan debido oído y abren su corazón a la verdad que hoy les está mostrando la palabra de Dios: el niño nacido de mujer, el hijo de María, murió en la cruz. No, ella no dio a luz al Hijo Dios quien, siendo Dios, ni puede nacer ni puede morir. El Hijo de Dios, al igual que Dios Padre y el Espíritu Santo; no tiene ni principio ni fin de días, son eternos. Dios es eterno. María dio a luz la carne corruptible y débil del Señor Jesucristo. Carne que terminó, como todos los que son nacidos de la carne, en el sepulcro. Su muerte en la cruz puso fin a su relación y vínculo carnal con la mujer que le dio a luz. Es por ello que, a pie de cruz, el Señor se despidió de María diciéndole: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”.

Recuerda: aunque hoy no lo entiendas, no lo olvides y guárdalo en tu corazón y medítalo noche y día: No somos salvos por creer en el niño nacido, ni mucho menos en la mujer que le dio a luz. Somos salvos por creer en el Hijo de Dios. Sí, tanto amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna (cf. Jn 3:16). Debes entender que, Jesús, nació y murió en el Antiguo Pacto. Nuestro Señor lo es quien, a partir de su resurrección fue constituido Hijo de Dios con plenos poderes, como espíritu santificador. ¡SOMOS HIJOS DE DIOS CONFORME A LA PROMESA (cf. Ga 4:4-29), SOMOS LLAMADOS A SER LOS HIJOS DE DIOS DEL NUEVO PACTO! (cf. Jn 1:12-13).

Y lo dejamos aquí. Como siempre, ahora, es tu deber acudir a tu Biblia, pedir en oración a Dios Padre Todopoderoso, en el nombre de Jesucristo, que el Espíritu Santo sea quien te dé luz y entendimiento, y empezar a llevar a cabo el debido estudio; para no ser yo quien te lo diga ni trate de convencerte, sino que lo sea la mismísima palabra de Dios. La base para empezarlo ya la tienes. Ahora, ten fe, cree en la promesa del Señor, y déjate guiar por el Espíritu Santo. Es él quien, tomando de Cristo, y conforme a la promesa, te ha de llevar al conocimiento de toda la verdad, de Jesucristo mismo (cf. Jn 14:6; 16:13-15).

La gracia y paz de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre, y la comunión del Espíritu Santo, sea contigo. Te bendigo.

En Cristo Jesús, Raül Gil - Lectio Divina
 
Y cuando Maria resucita ¿de que está hecha?
 
Jesús lejos de repeler la naturaleza humana, la carne con los genes de Maria, no resucitó con un cuerpo nuevo: resucitó con el cuerpo maniatado, al cual animó prodigiosamente.

Esto demuestra que Jesús no siente ninguna verguenza ni repelencia por su ascendencia humana, no sintió rechazo de ser hijo de Maria, antes bien se erige a si mismo en orgulloso estandarte de sus ancestros.

De haber querido deshacerse de la "sucia" humanidad que debió "arrastrar" por 33 años, se hubiera conseguido un cuerpo fresco y sin laceraciones para resucitar ¿no te parece?
¿Para que reanimar lo que está destruido?
 
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Jesús lejos de repeler la naturaleza humana, la carne con los genes de Maria, no resucitó con un cuerpo nuevo: resucitó con el cuerpo maniatado, al cual animó prodigiosamente.

Esto demuestra que Jesús no siente ninguna verguenza ni repelencia por su ascendencia humana, no sintió rechazo de ser hijo de Maria, antes bien se erige a si mismo en orgulloso estandarte de sus ancestros.

De haber querido deshacerse de la "sucia" humanidad que debió "arrastrar" por 33 años, se hubiera conseguido un cuerpo fresco y sin laceraciones para resucitar ¿no te parece?
¿Para que reanimar lo que está destruido?
Mi estimado, tiene un cuerpo glorificado. Un cuerpo que es capaz de tomar diversas formas y apariencias. Basta con leer todas las ocasiones en las que la escritura nos muestra sus apariciones, para comprobar que ni los más allegados a él le podían reconocer. Es un cuerpo que, aun siendo la misma persona, ya nada tiene que ver su nueva naturaleza con la carne que nació de mujer; ha sido totalmente transformada. En el libro de Apocalipsis, el apóstol Juan, nos muestra una visión bastante detallada de cuál es la apariencia del Señor en su gloria, y dista mucho de ser humana, mostrándonos de nuevo que su cuerpo glorificado puede tomar diversas formas y apariencias: puede manifestarse con sus laceraciones, y puede hacerlo de otras formas (Ap 1:10-19).
 
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-El epígrafe tal como está redactado sugiere que el "ya no es el mismo" sea otro distinto, aunque luego en la exposición se aclare que no es eso lo que se quiere decir. Una redacción que no diera falsas expectativas de herejía podría ser: Cuando Jesús resucita lo hace con su cuerpo glorificado (Flp 3:20, 21).

-Los dos mensajeros dijeron cuando la ascensión del Señor: "Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo" (Hch 1:11).

-Ese Jesús que asciende a la vista de todos ellos, es el mismo que nació en Belén. Que ya no llevara consigo ni una paja del pesebre ni impregnado a su piel el olor a ovejas ¡no lo hace distinto!

"Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos" (Hebreos 13:8).
 
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-El epígrafe tal como está redactado sugiere que el "ya no es el mismo" sea otro distinto, aunque luego en la exposición se aclare que no es eso lo que se quiere decir. Una redacción que no diera falsas expectativas de herejía podría ser: Cuando Jesús resucita lo hace con su cuerpo glorificado (Flp 3:20, 21).

-Los dos mensajeros dijeron cuando la ascensión del Señor: "Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo" (Hch 1:11).

-Ese Jesús que asciende a la vista de todos ellos, es el mismo que nació en Belén. Que ya no llevara consigo ni una paja del pesebre ni impregnado a su piel el olor a ovejas ¡no lo hace distinto!

"Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos" (Hebreos 13:8).

No, mi estimado. Lea bien, es el mismo, la misma persona. El mismo que nació de mujer. Pero ya con un cuerpo glorificado y con distinta naturaleza. El Señor le bendiga.
 
2Co 5:16 De manera que nosotros de aquí adelante á nadie conocemos según la carne: y aun si á Cristo conocimos según la carne, empero ahora ya no le conocemos.
 
2Co 5:16 De manera que nosotros de aquí adelante á nadie conocemos según la carne: y aun si á Cristo conocimos según la carne, empero ahora ya no le conocemos.

Me encanta! No lo tuve en cuenta en el estudio. Dios te bendice, nos bendice. Está escrito: el Espiritu Santo es quien nos lleva al conocimiento de toda la verdad, de Jesucristo mismo, y lo acaba de hacer. Todos recibimos del Señor, para el crecimiento del cuerpo de Cristo.
 
No, mi estimado. Lea bien, es el mismo, la misma persona. El mismo que nació de mujer. Pero ya con un cuerpo glorificado y con distinta naturaleza. El Señor le bendiga.
-¿Cómo que no? Si en el título dices "ya no es el mismo" no sirve que en la introducción y luego ahora confirmes ¡que sí es el mismo! El problema no está con mi mala lectura sino con tu desacertada escritura. Todavía estás a tiempo de corregirte. Mas vale hacerlo a tiempo que a regañadientes.
 
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-¿Cómo que no? Si en el título dices "ya no es el mismo" no sirve que en la introducción y luego ahora confirmes ¡que sí es el mismo! El problema no está con mi mala lectura sino con tu desacertada escritura. Todavía estás a tiempo de corregirte. Mas vale hacerlo a tiempo que a regañadientes.

Mi estimado, ya en la primera línea, lo dejo en claro. Le está buscando los cinco pies al gato: "No, no te alarmes. El que resucita sigue siendo Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios. Hombre verdadero y Dios en sí mismo. La misma persona. No es otro".
 
Es cierto en parte. Después de resucitar algo había cambiado en Jesús. Porqué en la Biblia se dice que la muerte ya no volverá a tener poder sobre Él. Una vez resucitado Jesús manifiesta plenamente la inmortalidad de Dios.

La muerte no puede surtir efecto dos veces sobre una misma persona.

Si. Y menos en Jesús. Después de resucitar Jesús ya no puede volver a morir.
 
Mi estimado, ya en la primera línea, lo dejo en claro. Le está buscando los cinco pies al gato: "No, no te alarmes. El que resucita sigue siendo Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios. Hombre verdadero y Dios en sí mismo. La misma persona. No es otro".
-Si tu estilo es concitar la atención para que lo ya bien sabido parezca novedoso ¡celébralo!
 
-Si tu estilo es concitar la atención para que lo ya bien sabido parezca novedoso ¡celébralo!

Sí, esa es la intención, concitar la atención. No todos han leído ni leen las escrituras. No todos han aceptado aún a Jesucristo como su Señor y Salvador. No a todos les ha sido predicado el evangelio, ni mucho menos el reino de Dios. No podemos saber quién o quiénes pueden terminar leyendo aquello que publicamos, pues la red es inmensa, son millones de personas las que se conectan cada día. Y por descontado, hay que tener muy presente a qué público se le quiere hablar. Y este escrito va dirigido a un público muy concreto; al cual, por la gracia de Dios, me debo.
 
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1.Ap 1,14
Sus cabellos eran blancos como la lana,b o como la nieve, y sus ojos parecían llamas de fuego.
………………………..

Este es otro ejemplo de que Jesús se puede presentar de diferentes formas, aquí tiene el pelo blanco como la lana, en el cielo.





1 Co 15,50
Quiero deciros, hermanos, que lo que es de carne y huesof no puede tener parte en el reino de Dios; que lo corruptible no puede tener parte en lo incorruptible.
…………………

Aquí está hablando Pablo de la resurrección de Cristo, ya no tiene un cuerpo de carne y hueso, sino un cuerpo espiritual glorificado.
 
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1.Ap 1,14
Sus cabellos eran blancos como la lana,b o como la nieve, y sus ojos parecían llamas de fuego.
………………………..

Este es otro ejemplo de que Jesús se puede presentar de diferentes formas, aquí tiene el pelo blanco como la lana, en el cielo.





1 Co 15,50
Quiero deciros, hermanos, que lo que es de carne y huesof no puede tener parte en el reino de Dios; que lo corruptible no puede tener parte en lo incorruptible.
…………………

Aquí está hablando Pablo de la resurrección de Cristo, ya no tiene un cuerpo de carne y hueso, sino un cuerpo espiritual glorificado.

Correcto. Hay mucha evidencia en las escrituras que no dejan lugar a dudas que el niño que nació de María murió en la cruz. Cuando resucita ya nada tiene que ver con aquel cuerpo que nació del vientre de una mujer. Es algo nuevo que nunca había sido antes. Sí, es la misma persona, pero con un cuerpo totalmente distinto, espiritual y glorificado. Gracias por el aporte. Bendiciones.
 
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Voy decir ciertas cosas en las que creo yo y siempre desde mi interpretación de las sagradas escrituras.

1.

¿Sabías que cuando Jesús resucita, ya no es el mismo que nació de María?​

En referencia al título no estoy de acuerdo con esta confesión.
El mismo hombre que muere en cuerpo y sangre es el mismo que resucita también en cuerpo y sangre.
La vida de la carne está en su sangre y si resucitó sin sangre no resucitó vivo o no resucitó en carne sino en espíritu.
Su glorificación y trasformación, sea esta lo que sea, es un suceso posterior.

2. Jesús no muere a una vieja naturaleza y nace de nuevo con una nueva.

Jesús nace ya como un hombre nuevo y se entrega a la muerte voluntariamente y resucita porque la muerte no tiene poder alguno sobre él.
Nada que ver con nosotros.

3. Decís:
"María dió a luz la carne corruptible y débil"...
Corrupción y debilidad nada tienen que ver.
Y aunque Jesús nació en debilidad no nació en corrupción ni su carne o sangre eran corruptibles.

4. Jesús no nació con un cuerpo de muerte.
Lo mataron y él entregó su espíritu. De otra manera no hubiera muerto.
 
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