Rutinas, sin tí... rutinas
Hoy la brisa hizo surcos en las frentes de la gente;
las abejas arduamente, juiciosas polinizaron.
Niños, imaginaron;
libros se colorearon...
y un torrente sin colores, transitaba por mi mente.
Las ancianas dialogaban con tono tan floreciente;
y subterráneas corrientes, la gravilla refrescaron.
Los campesinos talaron;
volando, cuervos graznaron;
Y en mi ser, quedó gravilla a la que no alcanzó la fuente.
Estaban los que esperaron, y no faltó el impaciente.
Los arácnidos hirientes, sus telas aseguraron.
Las parejas se abrazaron;
los políticos hablaron;
Y ponzoñas auguraban en mi faz, brillo cadente.
Paseaban los jubilados, y madrugaba el suplente.
A la mesa los parientes, comían de lo que asaron.
Casos se procesaron;
los obesos se pesaron;
Y un suspiro interminable era en mí, nota fehaciente.
Una escuela inaguraba; se derrumbaba otro puente.
Al de espíritu ferviente, alguna ayuda negaron.
En el mar redes se halaron;
labios beatificaron;
Los cantos, en mí faltaron; parecía incongruente.
No asimilé el firmamento, su gama y el sol saliente.
De aquella bruma latente, los demás ni se enteraron.
¿Que mis ojos te extrañaron?
¿Que las horas conspiraron,
para hacerme sentir solo, y que no estás? ...es evidente.
Erskine
Copyright 2007 M.Erskine
Hoy la brisa hizo surcos en las frentes de la gente;
las abejas arduamente, juiciosas polinizaron.
Niños, imaginaron;
libros se colorearon...
y un torrente sin colores, transitaba por mi mente.
Las ancianas dialogaban con tono tan floreciente;
y subterráneas corrientes, la gravilla refrescaron.
Los campesinos talaron;
volando, cuervos graznaron;
Y en mi ser, quedó gravilla a la que no alcanzó la fuente.
Estaban los que esperaron, y no faltó el impaciente.
Los arácnidos hirientes, sus telas aseguraron.
Las parejas se abrazaron;
los políticos hablaron;
Y ponzoñas auguraban en mi faz, brillo cadente.
Paseaban los jubilados, y madrugaba el suplente.
A la mesa los parientes, comían de lo que asaron.
Casos se procesaron;
los obesos se pesaron;
Y un suspiro interminable era en mí, nota fehaciente.
Una escuela inaguraba; se derrumbaba otro puente.
Al de espíritu ferviente, alguna ayuda negaron.
En el mar redes se halaron;
labios beatificaron;
Los cantos, en mí faltaron; parecía incongruente.
No asimilé el firmamento, su gama y el sol saliente.
De aquella bruma latente, los demás ni se enteraron.
¿Que mis ojos te extrañaron?
¿Que las horas conspiraron,
para hacerme sentir solo, y que no estás? ...es evidente.
Erskine
Copyright 2007 M.Erskine