Ricardo, a propósito de algo que dijiste

21 Agosto 2000
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Estimado Ricardo:
Quiero reemprender un tema que dejamos en suspenso hace más de una semana. Quiero reproducir una frase tuya:
Que el Señor Jesús y los apóstoles en sus epístolas enfatizaran la necesidad que tenemos de orar los unos por los otros, está relacionado al amor mutuo, a la sensibilidad hacia la necesidad ajena, a la esperanza
conque Dios nos oye y actuará, y a la fe que se afirma en el cumplimiento de todas sus promesas. Pero siempre llegamos a lo mismo: oramos los unos por los otros, pero jamás oramos los que acá quedamos a los que ya partieron. Si nuestros seres queridos y hermanos que ya están con el Señor, oran a Dios a favor de nosotros, es algo que no lo puedo asegurar, pero si tal ocurriera, no me parece mal, pues no recuerdo nada en la Escritura que se oponga a ello. Y al contrario, creo que en la plática que narra el Señor del hombre rico con Abraham en el Hades (Lc.16:27-30), preocupándose por sus cinco hermanos, tenemos un precedente de lo que con mayor razón podría ocurrir con nuestros seres amados en el cielo. Bueno, esto es lo que ahora veo. Ojalá mantengas tu buena disposición a examinarlo todo, y hacer cualquier rectificación que valga la pena hacerla
.

Me parece que a lo largo y a lo ancho de todo el Nuevo Testamento la exhortación a rezar unos por otros y el modo en que vivió la generación apostólica ese encargo divino responde a algo más que "al amor mutuo, a la sensibilidad hacia la necesidad ajena".
Fíjate en la 1ª Carta de San Juan:
lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo (1 Jn 1, 3)

Ahí el apóstol habla de "comunión" (koinonía). Esa comunión se da entre el Padre y su Hijo Jesucristo. Y de esa misma comunión partiparéis "vosotros" (la comunidad destinataria de la carta)y "nosotros" (la comunidad que preside Juan).
Está claro que los cristianos no nos convertimos en Personas de la Santísima Trinidad, no aumentamos el número de Tres de la Trinidad, pero entramos, por decirlo así, en un club nuevo, en una realidad divina que nos relaciona a unos con otros de un modo nuevo.
Esa es la primera idea de "comunión de los santos", de los santificados, de los renacidos en Cristo.
La oración de unos por otros es algo querido por Cristo no porque le sea necesaria al Señor esa oración sino porque lo que quiere "construir" tiene una estructura de personas en comunión, en cuya construcción todos somos implicados por el mismo Cristo.

Espero tu contestación (y la de los demás foristas interesados en el tema) para comprobar si pisamos o no terreno común, al menos en este discurso compartido.

El Señor nos bendiga

Laurisilvo
 
La comunion encierra otros aspectos, no solo el de orar los unos por los otros, yo no puedo tener comunion con quien esta en pecado, pero si puedo orar por el para que se aparte de ese camino.

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chitoe
[email protected]
 
Apreciado hermano LAURISILVO: Creo que sí comparto cuanto ahora
has dicho, y ese es un terreno común sobre el que se pueda edificar
algo. Si construimos cualquier tema con materiales nobles (oro, plata,
piedras preciosas) podremos ver elevarse el edificio; si introducimos
madera, heno, hojarasca, lo precario del material no sostendrá la
estructura y se vendrá abajo.
Aunque comparto tu enfoque bíblico respecto a la comunión cristiana
(unos con otros, y cada uno y todos en el Espíritu, por Cristo con el
Padre), esa mayor dimensión de la koinonía como que nos distancia y
empequeñece por su escasa realidad experimentada en la práctica.
Aun cuando la unidad espiritual en el cuerpo de Cristo que es su iglesia
nos une a todos los hermanos que nos han precedido y ya están con el
Señor, ese "algo más" del que hablas sin duda que no puede distraernos
de nuestra realidad presente, como si ante el fracaso experimentado aquí, nos abra una mejor expectativa con los que ya están allí. De nada
sirve que me despreocupe de los que padecen aquí por ocuparme de los
que ya gozan allí y descansan de sus trabajos.
Bueno, veremos como podemos progresar en el tema.
El Señor te bendiga, guarde y prospere en todo.
Ricardo.
 
Laurisilvo, me parece que hay un problema evidente para tener la comunión (de cualquier tipo) para interceder unos por otros, es que no puedes interceder por mis necesidades específicas hasta que yo te las diga. O lo puedes hacer????
Entonces cómo hacemos conocer nuestras necesidades a los que nos precedieron??? Serán de alguna manera omniscientes???
 
Estimado hermano Ricardo:
Entre otras cosas interesantes me dices:

Aunque comparto tu enfoque bíblico respecto a la comunión cristiana
(unos con otros, y cada uno y todos en el Espíritu, por Cristo con el
Padre), esa mayor dimensión de la koinonía como que nos distancia y
empequeñece por su escasa realidad experimentada en la práctica
.

Me parece que la "escasa realidad experimentada en la práctica" es un mal, algo que no debería darse, se trata de una carencia que afecta a grandes masas, porque esa "realidad" está muy cerca de cada uno de nosotros. Jesús lo dijo claro: "quien tiene mis mandamientos y los guarda, éste es el que me ama; y quien me ama, será amado de mi Padre, y yo también le amaré y me manifestaré a él" (Jn 14, 21). "Me manifestaré a él", ¿de qué manera? ¡de mil modos y no hay que imaginar fenómenos místicos extraordinarios! La promesa de Jesús "Me manifestaré a él" es distinta de su Parusía, que será pública y a los ojos atónitos de toda la humanidad.

No creo que introduzca "madera, heno, hojarasca" si cito a Bernardo de Claraval, que habla en un famoso sermón suyo de un adviento intermedio que ocurre de modo discreto en los hombres piadosos. Es como una venida distinta de la Encarnación de Cristo y de su futura Parusía. La describe así: "Sabemos de una triple venida del Señor. Además de la primera y de la última, hay una venida intermedia. Aquellas son visibles, pero ésta no. En la primera, el Señor se manifestó en la tierra y convivió con los hombres, cuando, como atestigua él mismo, lo vieron y lo odiaron. En la última, todos verán la salvación de Dios y mirarán al que traspasaron. La intermedia, en cambio, es oculta, y en ella sólo los elegidos ven al Señor en lo más íntimo de sí mismos, y así sus almas se salvan. De manera que, en la primera venida, el Señor vino en carne y debilidad; en esta segunda, en espíritu y poder; y, en la última, en gloria y majestad. Esta venida intermedia es como una senda por la que se pasa de la primera a la última: en la primera, Cristo fue nuestra redención; en la última aparecerá como nuestra vida; en ésta, es nuestro descanso y nuestro consuelo. Y para que nadie piense que es pura invención lo que estamos diciendo de esta venida intermedia, oiga lo que dice Él mismo: El que me ama –nos dice- guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él. He leído en otra parte: El que teme a Dios obrará el bien; pero pienso que se dice algo más del que ama, porque éste guardará su palabra. ¿Y dónde va a guardarla? En el corazón, sin duda alguna: , como dice el profeta: En mi corazón escondo tus consignas, así no pecaré contra ti. (....) Si es así como guardas la palabra de Dios, no cabe duda que ella te guardará a ti. El Hijo vendrá a ti en compañía del Padre, vendrá el gran Profeta, que renovará Jerusalén, el que lo hace todo de nuevo." (Sermones de Adviento, 5, 2-3; Obras completas)

Hay una experiencia de siglos en hombres y mujeres que guardaron en su corazón la Palabra y la ponderaban como algo íntimo y cercano. Me gustaría conocer más de la literatura espiritual de evangélicos, pero me bastó leer el "Diario de Magdalena Bach" para darme cuenta de que en todo el ambiente familiar de Juan Sebastián Bach se respiraba un ambiente de profunda interioridad cristiana.

Respecto a lo que dice Haaz pienso en las palabras del Señor: "bien sabe vuestro Padre de qué tenéis necesidad antes de que se lo pidáis" (Mt 6, 7). Cuando pido por alguien (y debo pedir por todos y si tuviera enemigos, también por ellos) no necesito saber mucho de su interioridad. En la oración de petición no resolvemos nosotros las cosas como si se tratase de una operación mental; más bien , como dice varias veces Pablo, ponemos a esas personas en la presencia del Señor (asombroso poder el poder hacer eso). Si ni siquiera sabemos pedir lo que nos conviene a nosotros mismos y tiene que suplir el Espíritu con gemidos inenarrables, ¿qué necesidad tengo de conocer mucho de los demás para pedir por ellos?; aunque si conozco sus necesidades espirituales o materiales me será más fácil rezar por ellos.

De estoy de acuerdo con Chitoe de que una situación de pecado obstinado y sin arrepentimiento "nos salimos de esa realidad espiritual": "si dijéramos que tenemos comunión con él y camináremos en las tinieblas, mentimos y no obramos la verdad; mas si camináremos en la luz, como él (el Padre) está en la luz, tenemos comunión recíproca con él, y la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos purifica de todo pecado" (1 Jn 1, 5-6). Por eso hemos de orar por los pecadores impenitentes.

Un cordial saludo y en espera de nuevas aportaciones

Laurisilvo
 
<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR>Originalmente enviado por Laurisilvo:
Respecto a lo que dice Haaz pienso en las palabras del Señor: "bien sabe vuestro Padre de qué tenéis necesidad antes de que se lo pidáis" (Mt 6, 7). Cuando pido por alguien (y debo pedir por todos y si tuviera enemigos, también por ellos) no necesito saber mucho de su interioridad. En la oración de petición no resolvemos nosotros las cosas como si se tratase de una operación mental; más bien , como dice varias veces Pablo, ponemos a esas personas en la presencia del Señor (asombroso poder el poder hacer eso). Si ni siquiera sabemos pedir lo que nos conviene a nosotros mismos y tiene que suplir el Espíritu con gemidos inenarrables, ¿qué necesidad tengo de conocer mucho de los demás para pedir por ellos?; aunque si conozco sus necesidades espirituales o materiales me será más fácil rezar por ellos.[/quote]

Laurisilvo:
Sacando alguna conclusión de lo que afirmas, entonces es totalmente sin sentido rezar a los muertos (María, los santos, etc.) porque tenemos que no sería necesario pues como dices "Si ni siquiera sabemos pedir lo que nos conviene a nosotros mismos y tiene que suplir el Espíritu con gemidos inenarrables, ¿qué necesidad tengo de conocer mucho de los demás para pedir por ellos?", o sea, los difuntos no necesitarían de que les rezáramos para interceder (en el supuesto de que lo pudieran hacer).
Por otro lado, si la necesidad es específica, tampoco tendría sentido hacerla, porque no hay forma de "hacérsela saber".

PD: me podrías dar las citas para "como dice varias veces Pablo, ponemos a esas personas en la presencia del Señor"???
 
Hermano LAURISILVO: Tal como comienzas diciendo, el reconocer esa
carencia de la realidad de una comunión auténtica entre cristianos, es ya
un buen indicio de que no nos conformamos con la situación imperante, ya que esperamos en Dios revertir tal condición anómala, y
disfrutar de cuanto El ha provisto para la salud y crecimiento del cuerpo de Cristo que es su iglesia.
Creo que ha sido provechoso leer a Bernardo de Claraval, y sin cuestionar lo que él dice, tan sólo agregaré que para no pocos evangélicos -y algunos católicos, inclusive-, la que él toma como tercera y final venida de Jesucristo, acontecerá en dos etapas separadas
por no más de siete años. O sea, que previa su manifestación final,
vendrá por los suyos, a quienes resucitará y llevará junto con los que
todavía vivimos, transformando nuestros cuerpos. Este arrebatamiento
o rapto podría ocurrir en cualquier momento, de forma súbita, y luego
comenzará el período dispensacional conocido como "gran tribulación"
con la manifestación del Anticristo. De todos modos, no discutiremos
este asunto en este tópico, por ser tema ajeno al mismo, pero me sentí
obligado ahora de hacer esta precisión con la que no pocos concordamos.
En cuanto al asunto de esa otra manifestación personal de Cristo al
corazón de los suyos, creo que es algo que no está suficientemente entendido entre los evangélicos, e ignoro cual sea la situación entre los
católicos convertidos. El evangélico, cree que al momento de su conversión a Cristo, el Señor viene en su Espíritu a morar en él, lo cual
es verdad. Pero el disfrute de esta realidad lamentablemente no sigue
por mucho tiempo, pues suele descuidarse, convencido de que así como
la certeza y seguridad de su salvación es incondicional, también lo es
esta comunión íntima y espiritual con el Señor. En el pasaje de 1Jn.1:
6-10, hay nada menos que cinco "si" condicionales. Si andamos en luz,
tenemos comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo, y con cuantos
andan en la luz. Si mantenemos pecados inconfesados, estamos en
tinieblas, y mentiríamos si en tal estado dijéramos que tenemos comunión con Dios. Cristo mismo es, tanto nuestro abogado como la
propiciación por nuestros pecados (2:1,2), de tal modo que cuando confesamos nuestros pecados, la sangre de Jesucristo nos limpia de
toda maldad. La recomendación es: "no pequéis", sin embargo, lo
extraño no es que pequemos (pues somos naturalmente pecadores),
sino que permanezcamos en el pecado, sin arrepentirnos y pedirle perdón a Dios para ser limpiados con la sangre de Jesucristo. La luz, la
santidad y la pureza debe ser la condición estable y normal del cristiano, y el pecado, el accidente ocasional en el que por comisión u
omisión caemos diariamente, pues mientras estemos en este cuerpo de
carne no somos inmunes a la apetencia de la carne, las vanidades del
mundo y las tentaciones del maligno. Sin embargo, parece ser que hay
"cristianos" que viven al revés: normalmente en el pecado, y excepcionalmente son restaurados a la comunión con Dios y los hermanos.
Creo que hay muchas lecciones preciosas de este morar de Dios en
nosotros y nosotros en El, en los capítulos 14 al 17 de Juan.
Pero por ahora, creo haber dicho bastante.
Ricardo.
 
Hermano Ricardo:
Me dices, con razón, que:
Creo que hay muchas lecciones preciosas de este morar de Dios en nosotros y nosotros en El, en los capítulos 14 al 17 de Juan.
Pero por ahora, creo haber dicho bastante.
Ricardo


Como matizas "por ahora", entiendo que en adelante te queda mucho que decir sobre este tema.A mí me parece clave. Cuando hablamos de la fe en la Trinidad y la fe en la salvación mediante Jesucristo no nos referimos a dos verdades aisladas la una de la otra, como cuando decimos (guardadas las distancias) sé que existe Montevideo y sé que existe Madrid. Podría existir Montevideo sin Madrid y Madrid sin Montevideo (ambas hipótesis tristes en verdad). En el caso de la Trinidad no ocurre así. La Trinidad, (ésta es mi fe como católico), es el origen y el fin de la creación y de la redención del hombre y también el contenido de la salvación.

Esta es la vida eterna: que te conozcan a tí, único Dios verdadero y a tu enviado, Jesucristo (Jn 17, 3)
Que todos sean uno como tú Padre en mí y yo en tí(Jn 17,20).
Padre, quiero que donde yo estoy también estén conmigo los que tú me has confiado (Jn17,24)
,
La salvación tiene un aspecto negativo como liberación del pecado, de la muerte y del poder del demonio y una dimensión positiva:
El Verbo se encarnó para hacernos partícipes de la naturaleza divina[/b(2P,1,4)
En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo Único para que vivamos por medio de él (1Jn 4,9)
La dimension positiva de la salvación es trinitaria
-filiación al Padre (Abba)
-unión con Cristo
-transformación realizada por el Espíritu Santo.
El Espíritu mismo testifica a una con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Y si hijos.también herederos, coherederos con Cristo (Rm 8,15-17).
Por tanto, la vocación cristiana (que es una llamada divina dirigida a todo hombre) es vocación a vivir en comunión con Dios Uno y Trino.
De ahí mi extrañeza de que pueda haber cristianos que no crean en la Trinidad.
En espera de nuevas consideraciones tuyas.
Laurisilvo
 
Hermano Ricardo:

Pienso que un buen resumen de lo que te digo en el mensaje anterior es la despedida de Pablo al final de 2 Co:

La gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión (koinonía)del Espíritu Santo estén con todos vosotros

Esa realidad deseada por Pablo a sus hermanos en esta vida es el anticipo de la vida futura. Por tanto, la Trinidad es el hogar, el paraiso, cuyas puertas abrió Cristo con su sangre y su Resurrección.

Deseo para tí y para todos lo que Pablo nos dice.

Laurisilvo
 
Hermano LAURISILVO: Mis disculpas por mi demora en contestar.
Tienes mucha razón en cuanto a que la verdad trinitaria hace a nuestra
comunión unos con otros, y es así que tú dices no poder entender a
quienes no tienen esta doctrina, inclusive dentro del protestantismo.
Bueno, el católico español Miguel de Servet tampoco la tuvo, y si se
examinara al pueblo católico común haciendo un muestreo en cualquier
comunidad, quizá no podamos conseguir de la mayoría más que una
adhesión a la que sería mejor no pedirles más nada, pues de comenzar a
explicar lo que entienden podrían llegar a decir cualquier cosa. Una cosa es que el Magisterio de la Iglesia, desde el Papa a los catequistas,
puedan explicar la definición del dogma de acuerdo a Nicea I, y otra cosa es el lío que son capaces de hacer los feligreses si trataran de
decir lo que realmente creen.
De todos modos, en los Foros se da algo insólito: aunque las más
encarnizadas polémicas se den entre católicos y evangélicos, es posible
llegar a disfrutar de comunión espiritual con algunos de uno y otro
lado, mientras que no es posible tenerla con otros grupos dentros del
protestantismo, caso de los "Testigos de Jehová", "Adventistas" y otros unitarios. La unicidad y trinidad de la Deidad permite la comunión espiritual que de otro modo sería imposible.
En un próximo aporte pondré a prueba tu paciencia y tolerancia, ya
que me aventuraré en una empresa asaz riesgosa, pues conlleva el
peligro de ser mal entendido. Quienes pensamos con nuestra propia
cabeza somos propensos a desentonar con el pensamiento colectivo,
que por conocido y repetido, muchas veces se desvanece en el aire, no
quedando de él más que la fórmula de su enunciado.
Intentaré pues dar una explicación al por qué muchos que conocen
suficientemente las Escrituras, con todo rechazan el dogma de la
Santísima Trinidad.
El Señor te bendiga, guarde y prospere en todo.
Ricardo.
 
Laurisilvo, tendrías algunas palabras para contestarme a lo que te dije y pregunté????