Estimado Ricardo:
Quiero reemprender un tema que dejamos en suspenso hace más de una semana. Quiero reproducir una frase tuya:
Que el Señor Jesús y los apóstoles en sus epístolas enfatizaran la necesidad que tenemos de orar los unos por los otros, está relacionado al amor mutuo, a la sensibilidad hacia la necesidad ajena, a la esperanza
conque Dios nos oye y actuará, y a la fe que se afirma en el cumplimiento de todas sus promesas. Pero siempre llegamos a lo mismo: oramos los unos por los otros, pero jamás oramos los que acá quedamos a los que ya partieron. Si nuestros seres queridos y hermanos que ya están con el Señor, oran a Dios a favor de nosotros, es algo que no lo puedo asegurar, pero si tal ocurriera, no me parece mal, pues no recuerdo nada en la Escritura que se oponga a ello. Y al contrario, creo que en la plática que narra el Señor del hombre rico con Abraham en el Hades (Lc.16:27-30), preocupándose por sus cinco hermanos, tenemos un precedente de lo que con mayor razón podría ocurrir con nuestros seres amados en el cielo. Bueno, esto es lo que ahora veo. Ojalá mantengas tu buena disposición a examinarlo todo, y hacer cualquier rectificación que valga la pena hacerla .
Me parece que a lo largo y a lo ancho de todo el Nuevo Testamento la exhortación a rezar unos por otros y el modo en que vivió la generación apostólica ese encargo divino responde a algo más que "al amor mutuo, a la sensibilidad hacia la necesidad ajena".
Fíjate en la 1ª Carta de San Juan:
lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo (1 Jn 1, 3)
Ahí el apóstol habla de "comunión" (koinonía). Esa comunión se da entre el Padre y su Hijo Jesucristo. Y de esa misma comunión partiparéis "vosotros" (la comunidad destinataria de la carta)y "nosotros" (la comunidad que preside Juan).
Está claro que los cristianos no nos convertimos en Personas de la Santísima Trinidad, no aumentamos el número de Tres de la Trinidad, pero entramos, por decirlo así, en un club nuevo, en una realidad divina que nos relaciona a unos con otros de un modo nuevo.
Esa es la primera idea de "comunión de los santos", de los santificados, de los renacidos en Cristo.
La oración de unos por otros es algo querido por Cristo no porque le sea necesaria al Señor esa oración sino porque lo que quiere "construir" tiene una estructura de personas en comunión, en cuya construcción todos somos implicados por el mismo Cristo.
Espero tu contestación (y la de los demás foristas interesados en el tema) para comprobar si pisamos o no terreno común, al menos en este discurso compartido.
El Señor nos bendiga
Laurisilvo
Quiero reemprender un tema que dejamos en suspenso hace más de una semana. Quiero reproducir una frase tuya:
Que el Señor Jesús y los apóstoles en sus epístolas enfatizaran la necesidad que tenemos de orar los unos por los otros, está relacionado al amor mutuo, a la sensibilidad hacia la necesidad ajena, a la esperanza
conque Dios nos oye y actuará, y a la fe que se afirma en el cumplimiento de todas sus promesas. Pero siempre llegamos a lo mismo: oramos los unos por los otros, pero jamás oramos los que acá quedamos a los que ya partieron. Si nuestros seres queridos y hermanos que ya están con el Señor, oran a Dios a favor de nosotros, es algo que no lo puedo asegurar, pero si tal ocurriera, no me parece mal, pues no recuerdo nada en la Escritura que se oponga a ello. Y al contrario, creo que en la plática que narra el Señor del hombre rico con Abraham en el Hades (Lc.16:27-30), preocupándose por sus cinco hermanos, tenemos un precedente de lo que con mayor razón podría ocurrir con nuestros seres amados en el cielo. Bueno, esto es lo que ahora veo. Ojalá mantengas tu buena disposición a examinarlo todo, y hacer cualquier rectificación que valga la pena hacerla .
Me parece que a lo largo y a lo ancho de todo el Nuevo Testamento la exhortación a rezar unos por otros y el modo en que vivió la generación apostólica ese encargo divino responde a algo más que "al amor mutuo, a la sensibilidad hacia la necesidad ajena".
Fíjate en la 1ª Carta de San Juan:
lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo (1 Jn 1, 3)
Ahí el apóstol habla de "comunión" (koinonía). Esa comunión se da entre el Padre y su Hijo Jesucristo. Y de esa misma comunión partiparéis "vosotros" (la comunidad destinataria de la carta)y "nosotros" (la comunidad que preside Juan).
Está claro que los cristianos no nos convertimos en Personas de la Santísima Trinidad, no aumentamos el número de Tres de la Trinidad, pero entramos, por decirlo así, en un club nuevo, en una realidad divina que nos relaciona a unos con otros de un modo nuevo.
Esa es la primera idea de "comunión de los santos", de los santificados, de los renacidos en Cristo.
La oración de unos por otros es algo querido por Cristo no porque le sea necesaria al Señor esa oración sino porque lo que quiere "construir" tiene una estructura de personas en comunión, en cuya construcción todos somos implicados por el mismo Cristo.
Espero tu contestación (y la de los demás foristas interesados en el tema) para comprobar si pisamos o no terreno común, al menos en este discurso compartido.
El Señor nos bendiga
Laurisilvo