Renunciando al Engaño: Caminando en la Verdad de Cristo

La Palabra es clara: no hay lugar para la astucia ni el engaño en la vida de un hijo de Dios. Somos llamados a vivir con un corazón limpio, sin recurrir a la manipulación o las “trampas” que el mundo suele aplaudir. El objetivo del creyente no es "ganar" una discusión ni buscar el éxito a cualquier costo, sino reflejar la verdad de Cristo en cada paso.
Una historia que lo ilustra: El León, la Zorra y el Ciervo
Se cuenta que un león, enfermo y hambriento, pidió ayuda a su amiga la zorra para atraer a un ciervo. Con su astucia, la zorra le mintió al ciervo, prometiéndole honores y hasta un trono de rey. El ciervo, cegado por el orgullo y los halagos, cayó dos veces en el engaño, hasta que perdió la vida.
La zorra concluyó: “Ese ciervo ingenuo no tenía corazón, ¿qué clase de corazón puede tener alguien que cae dos veces en la misma trampa?”

La verdad de Cristo frente al engaño
- El diablo es el gran engañador (Apocalipsis 20:10).
- Sus hijos practican el engaño, como Elimas (Hechos 13:10).
- Pero en Cristo no hubo engaño alguno (1 Pedro 2:22).
- Y Natanael fue hallado “sin engaño” (Juan 1:47).
Por eso, el llamado es claro: “Desechad la mentira, y hablad verdad cada uno con su prójimo” (Efesios 4:25).
Una ilustración actual
Imagina que estás en un examen. Podrías copiar para sacar una buena nota y nadie quizás se enteraría. Pero, ¿qué sucedería dentro de ti? Esa pequeña “astucia” embota tu conciencia. Lo mismo pasa en la vida con Dios: cada mentira, manipulación o truco es como un veneno sutil que endurece el corazón.
El engaño puede parecer más fácil, pero la verdad siempre trae paz y libertad.
Oración sugerida
“Señor, limpia mi corazón de todo engaño y ayúdame a vivir en la verdad. Que mis palabras y acciones reflejen siempre tu luz, sin astucia ni manipulación. Hazme un verdadero hijo tuyo, sin sombra de falsedad. Amén.”

El ciervo de la fábula perdió todo por dejarse seducir por halagos y engaños. El creyente que vive engañando o dejándose engañar también pierde su libertad espiritual. Dios nos llama a una vida sin doblez, donde lo que somos en secreto es lo mismo que mostramos en público.

Preguntas para reflexionar
- ¿En qué áreas de tu vida el orgullo o la astucia todavía buscan abrirse paso?
- ¿Estás dispuesto a renunciar a lo “oculto y vergonzoso” para caminar en la luz de Cristo?