Religión: ¿religare o religere?

27 Abril 2009
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Religión: ¿religare o relegere?


Se comenta que el primero que usó en nuestro idioma la palabra religión fue el poeta piadoso Gonzalo de Berceo que vivió entre 1220 y 1250 de nuestra era. Según refiere San Agustín, esta palabra deriva de religare que nos habla precisamente de “ligar, atar, asumir un compromiso”.
Esta acepción de la palabra religión ha sido profundamente cuestionada una y otra vez por pensadores cristianos. Más aun cuando, a la luz de la interpretación actual, la palabra religión está profundamente ligada con dogmas y estructuras eclesiales.
Sin embargo no es la única acepción de la palabra religión. Según cuenta Cicerón, religión deriva del verbo latino relegere que significa nada menos que re – leer. De ser así, vuelvo a reconciliarme con un término que me causaba antipatía.
Es necesario, imperioso que al menos cada generación haga una re lectura de sus principios y fundamentos. ¿Eso que era tan importante antaño, importa hoy? ¿Este principio es de gran utilidad para mi generación? No sea que como cristianos nos hallemos respondiendo preguntas que nadie se hace desde varias décadas; que nos salga al encuentro la famosa frase: cuando tuve todas las respuestas me cambiaron las preguntas.
Re leer al cristianismo para que no se convierta en una pieza arqueológica y pueda continúe siendo un organismo vivo. Ese es el desafío de cada generación.
Una de las cosas que a mí particularmente me gustaría releer es el tema de dividir al mundo en dos: “iglesia y mundo”. La iglesia es la que le da la cobertura al cristiano, lo representativo de lo bueno, y el mundo es sinónimo de maldad y perdición.
Sabemos que el hombre fue hecho a imagen y semejanza de su creador. Después del relato de la caída es de suponer que el diablo buscaría opacar esa imagen. Llevar al ser humano al punto de que se pregunte: ¿estás seguro que el hombre está hecho a imagen de un Dios amoroso y justo? Cuando vemos a Hitler, Videla o Pinochet nos vemos tentados a suponer el triunfo del enemigo. Todo lo que encamina al hombre a la auto destrucción; todo lo que lleva a la deshumanización, sin lugar a dudas no es de Dios. De la misma manera podemos decir que todo lo que busque la dignidad y valorización del ser humano; el bruñido de la imagen del creador en nosotros, pues entonces sin duda está proyectado a cumplir la voluntad del creador.
Pero vemos que muchos de estos proyectos destinados a humanizar la humanidad no surgen de la iglesia sino del mundo. Antaño hubiesen dicho: “es del demonio”. Hoy decimos: es la voluntad de Dios que se manifiesta afuera de las estructuras eclesiales. Y, aunque no queremos ser odiosos, todos sabemos que hay manifestaciones en la iglesia que van en camino contrario.
Es sabido que los primeros evangélicos que arribaban a estas costas del Plata, vivían una situación sumamente precaria. No podían casarse porque dicha ceremonia la oficiaba la iglesia oficial. ¡No podían morirse! Porque los cementerios eran católicos... fue gracias a la lucha de un ateo: Florentino Ameghino, junto con otros, que se estableció el registro civil para que en nuestra patria los no católicos pudieran dejar de vivir en concubinato con todos los problemas legales que de ello se desprendía. Sin duda: una obra de Dios realizada por un ateo...

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