¡¡Regocijaos!!

22 Abril 2003
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miarroba.com
La Epístola del Apóstol Pablo a los ROMANOS

Capítulo 8

1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. 7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.


Pablo hace una afirmación que debe inundarnos de gozo:

Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.

Pero este gozo parece esfumarse cuando comprobamos que no andamos plenamente en el Espíritu, sino que la carne nos arrastra por caminos equivocados. Es entonces cuando el 'enemigo' aprovecha para quitarnos esa alegría que debe permanecer siempre en el creyente, haciéndonos pensar que hemos perdido la salvación. El sentimiento de tristeza que producen nuestros pecados es por no andar plenamente en los caminos del Espíritu, pero la promesa sigue vigente. No demos crédito a las acusaciones del diablo, pues para esto murió y resucitó el Señor, para suplir nuestros fallos.

El mismo Pablo nos dice en Filipenses: "¡¡Regocijaos!!... el Señor está cerca" Sí, está muy cerca... a nuestro lado para ayudarnos por medio de su Espíritu a superar nuestras pruebas y darnos ese gozo de la salvación; gozo que nunca debemos perder.

Shalom