En días recientes, durante una reunión entre amigos, se generó un debate sobre la ayuda que el gobierno mexicano está ofreciendo a los migrantes varados en la frontera con Estados Unidos. Este tema ha cobrado relevancia debido al endurecimiento de las políticas migratorias en dicho país. Surgió una pregunta: ¿Es correcto utilizar los impuestos de los mexicanos para apoyar a ciudadanos de otros países?
Esta cuestión, como era de esperar, suscitó opiniones encontradas. Mis amigos expresaron su malestar, considerando esta medida como una injusticia que debería ser corregida. Sin embargo, mi perspectiva difiere en gran medida de este consenso mayoritario. En mi opinión, la ayuda a los migrantes es una medida necesaria y valiosa, que incluso debería ser ampliada.
Permítanme exponer mis razones para pensar así.
**1. Rompiendo Barreras:**
Considero que nuestra sociedad está basada en muchas mentiras arraigadas en nuestras mentes desde la infancia. Una de ellas es la idea de que el mundo está dividido por fronteras llamadas naciones o países. Sin embargo, esta noción es completamente falaz. Si bien existen límites geográficos, las divisiones políticas son construcciones humanas, y no hay una frontera real entre un país y otro.
**2. Igualdad de Derechos:**
Desde esta perspectiva, los derechos "por nacimiento" no deberían variar dependiendo del lugar de origen. Todos los seres humanos, independientemente de su nacionalidad, merecen igualdad de oportunidades y derechos. Los migrantes no deberían ser tratados como ciudadanos de segunda clase.
**3. Solidaridad y Responsabilidad:**
Aquellas personas que ya se encuentran en territorio mexicano, independientemente de cómo llegaron allí, tienen necesidades básicas que deben ser cubiertas para vivir con dignidad. Actualmente, dependen en gran medida de la ayuda brindada por algunos grupos civiles. Sin embargo, el costo social de esta situación recae injustamente en unos pocos, mientras que el resto de nosotros observamos desde la distancia sin contribuir a aliviar su carga.
**4. Responsabilidad del Estado:**
Los estados suelen afirmar su responsabilidad sobre lo que ocurre en su territorio. Siguiendo esta lógica, el gobierno mexicano tiene la responsabilidad de equilibrar la carga social de la inmigración y garantizar la dignidad y los derechos humanos de todos los que se encuentran dentro de sus fronteras.
**5. Justicia y Reciprocidad:**
La reciprocidad es fundamental en cualquier sistema justo. No podemos esperar un gobierno que promueva la justicia si se basa en la injusticia hacia los más vulnerables. Lo que damos, inevitablemente, repercute en lo que recibimos.
**6. Enriquecimiento Cultural:**
Los migrantes no solo son beneficiarios de la ayuda, sino también contribuyentes a la sociedad receptora. Su diversidad cultural enriquece nuestra experiencia colectiva y fomenta la creatividad y la innovación. Los países más progresistas son aquellos que abrazan la diversidad y se abren a la migración.
**7. Mandato:**
Por último, lo más importante, porque así lo manda Dios. Deuteronomio 24: “No torcerás el derecho del extranjero, ni del huérfano, ni tomarás en prenda la ropa de la viuda, sino que te acordarás que fuiste siervo en Egipto y que de allí te rescató Jehová tu Dios; por tanto, yo te mando que hagas esto”.
En conclusión, considero que la ayuda a los migrantes es una obligación; es la expresión de nuestra humanidad compartida y un compromiso con la justicia y la solidaridad global. En lugar de alimentar la división y el egoísmo, deberíamos trabajar juntos para construir un mundo más equitativo y compasivo para todos.
Esta cuestión, como era de esperar, suscitó opiniones encontradas. Mis amigos expresaron su malestar, considerando esta medida como una injusticia que debería ser corregida. Sin embargo, mi perspectiva difiere en gran medida de este consenso mayoritario. En mi opinión, la ayuda a los migrantes es una medida necesaria y valiosa, que incluso debería ser ampliada.
Permítanme exponer mis razones para pensar así.
**1. Rompiendo Barreras:**
Considero que nuestra sociedad está basada en muchas mentiras arraigadas en nuestras mentes desde la infancia. Una de ellas es la idea de que el mundo está dividido por fronteras llamadas naciones o países. Sin embargo, esta noción es completamente falaz. Si bien existen límites geográficos, las divisiones políticas son construcciones humanas, y no hay una frontera real entre un país y otro.
**2. Igualdad de Derechos:**
Desde esta perspectiva, los derechos "por nacimiento" no deberían variar dependiendo del lugar de origen. Todos los seres humanos, independientemente de su nacionalidad, merecen igualdad de oportunidades y derechos. Los migrantes no deberían ser tratados como ciudadanos de segunda clase.
**3. Solidaridad y Responsabilidad:**
Aquellas personas que ya se encuentran en territorio mexicano, independientemente de cómo llegaron allí, tienen necesidades básicas que deben ser cubiertas para vivir con dignidad. Actualmente, dependen en gran medida de la ayuda brindada por algunos grupos civiles. Sin embargo, el costo social de esta situación recae injustamente en unos pocos, mientras que el resto de nosotros observamos desde la distancia sin contribuir a aliviar su carga.
**4. Responsabilidad del Estado:**
Los estados suelen afirmar su responsabilidad sobre lo que ocurre en su territorio. Siguiendo esta lógica, el gobierno mexicano tiene la responsabilidad de equilibrar la carga social de la inmigración y garantizar la dignidad y los derechos humanos de todos los que se encuentran dentro de sus fronteras.
**5. Justicia y Reciprocidad:**
La reciprocidad es fundamental en cualquier sistema justo. No podemos esperar un gobierno que promueva la justicia si se basa en la injusticia hacia los más vulnerables. Lo que damos, inevitablemente, repercute en lo que recibimos.
**6. Enriquecimiento Cultural:**
Los migrantes no solo son beneficiarios de la ayuda, sino también contribuyentes a la sociedad receptora. Su diversidad cultural enriquece nuestra experiencia colectiva y fomenta la creatividad y la innovación. Los países más progresistas son aquellos que abrazan la diversidad y se abren a la migración.
**7. Mandato:**
Por último, lo más importante, porque así lo manda Dios. Deuteronomio 24: “No torcerás el derecho del extranjero, ni del huérfano, ni tomarás en prenda la ropa de la viuda, sino que te acordarás que fuiste siervo en Egipto y que de allí te rescató Jehová tu Dios; por tanto, yo te mando que hagas esto”.
En conclusión, considero que la ayuda a los migrantes es una obligación; es la expresión de nuestra humanidad compartida y un compromiso con la justicia y la solidaridad global. En lugar de alimentar la división y el egoísmo, deberíamos trabajar juntos para construir un mundo más equitativo y compasivo para todos.