Recomendación

2 Junio 1999
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Quisiera recomendar a todos aquellos que les gusta leer, y tienen un compromiso con el Señor a que visiten la página de la iglesia del hermano David Wilkerson, el que llevó a los pies de Cristo al famoso pandillero Nicki Cruz, y cuya vida y testimonios han sido de bendición a millones de personas.


http://www.tscpulpitseries.org/spanish.html

Webs como ésta, hay pocas. <IMG SRC="cuadrado.gif" border="0">
 
Originalmente enviado por Maripaz:
<STRONG>Quisiera recomendar a todos aquellos que les gusta leer, y tienen un compromiso con el Señor a que visiten la página de la iglesia del hermano David Wilkerson, el que llevó a los pies de Cristo al famoso pandillero Nicki Cruz, y cuya vida y testimonios han sido de bendición a millones de personas.


http://www.tscpulpitseries.org/spanish.html

Webs como ésta, hay pocas. <IMG SRC="cuadrado.gif" border="0">


EnriqueQ
Menos mal si hay pocas webs como esa.

Una frase que he leído:

Si eres miembro del cuerpo de Cristo, prepárate para enfrentar un diablo enojado. Quizás no quieras pensarlo ni aceptarlo - pero si has determinado seguir a Jesús con todo tu corazón, Satanás te ha marcado para destrucción. Y él va a inundar tu vida con toda clase de problemas.


Desde luego, si os creéis todo eso no me extraña que estéis como estáis.
La "Señora Bondad" no existe; existe la bondad.
Del mismo modo, "Satanás" no existe; existe el mal.


</STRONG>
 
Gracias por tus palabras Enrique


Dios te bendiga

Maripaz
 
Gracias Maripaz por tu recomendación!!!


conocí a Niky Cruz en el Valle de Texas
y si realmente ha sido de mucha bedición.

Dios te bendiga.

P.D. para mi también todas tus aportaciones han sido de mucha bendición, gracias!!

Aurora Clemente. ;) <IMG SRC="corazon.gif" border="0">
 
Originalmente enviado por ACLEMENTE:
<STRONG>Gracias Maripaz por tu recomendación!!!


conocí a Niky Cruz en el Valle de Texas
y si realmente ha sido de mucha bedición.

Dios te bendiga.

P.D. para mi también todas tus aportaciones han sido de mucha bendición, gracias!!

Aurora Clemente. ;) <IMG SRC="corazon.gif" border="0"></STRONG>

Gracias por tus palabras Aurora.


Un fuerte abrazo, hermana

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Times Square Church
NEW YORK CITY



LAS TORRES HAN CAIDO –PERO NOSOTROS IGNORAMOS EL MENSAJE

David Wilkerson



El martes, el 11 de septiembre de 2001, se destruyeron las torres gemelas del World Trade Center de Nueva York. Cinco días después, mientras preparaba este mensaje, miraba hacia fuera por la ventana de mi estudio en nuestro apartamento del 30º piso. Grandes nubes de humo aún se elevaban sin llamas de las ruinas. Subían del cascote y flotaban sobre el Río Hudson, pasando sobre la Estatua de Libertad.

El domingo siguiente, antes de predicar este mensaje a la iglesia de Times Square, lloré a la vista de la devastación absoluta. Clamé a Dios por misericordia: misericordia para las afligidas familias que perdieron a sus amados. Misericordia para los obreros todavía excavando a través del cascote, esperando localizar a los sobrevivientes, pero encontrando sólo cadáveres y partes de cuerpos. Misericordia para los policías, bomberos y voluntarios que lloraban abiertamente viendo horrores indescriptibles.

Se permitió a nuestra congregación instalar una tienda de ayuda en el sitio del desastre. Líderes del ministerio y voluntarios trabajaron incansablemente hora tras hora, ayudando con alimentos y animando a los obreros cansados.

Seis semanas antes del desastre, el Espíritu Santo previno a nuestro personal pastoral que una calamidad vendría. Nosotros habíamos programado varios eventos mayores para esos días, incluyendo nuestra Conferencia de las Misiones y Convención de Jóvenes. Pero el Espíritu de Dios nos movió a cancelar todo. En cambio, nos sentimos impulsados a llamar nuestra congregación a la oración.

Decidimos celebrar reuniones de oración cuatro noches en la semana. Desde el principio, cada reunión estuvo marcada por una quietud imponente que envolvía a la asamblea. Nos sentábamos calladamente en el la presencia de Señor, a menudo sin un sonido, por hasta una hora, seguido por suaves llantos y arrepentimiento del corazón. En una de estas reuniones, yo tenía que sostener mis rodillas con mis manos, temblando en la presencia imponente de Dios.

Durante esta visitación del Señor, su espíritu santo nos revelaba que había una razón para la aflicción de nuestros corazones. Estábamos siendo movidos así porque se avecinaba una gran tragedia. Una calamidad severa estaba viniendo a la nación. Y aunque nosotros no supimos lo que era, nuestros corazones fueron conmovidos para interceder en relación a ello.

Entonces, repentinamente, la calamidad golpeó. Y no sólo a nuestra ciudad, sino además a la capital de la nación. Una estación noticiosa declaró, “Piénselo, en una hora, nuestros dos símbolos de poder y prosperidad han sido golpeados con violencia.” Sin saberlo, estaba citando Apocalipsis 18:10: “¡Ay, ay, de la gran ciudad de Babilonia, la ciudad fuerte; porque en una hora vino tu juicio!”

A un policía, miembro de nuestra iglesia, evacuado del lugar, sus subalternos le consultaban: “¿Qué significa esto? Qué está pasando?” Entretanto, la nación entera ha estado preguntando, “Dónde está Dios en todo esto?”

Tenemos razón hacer esta pregunta. Necesitamos entender dónde está Dios en esta calamidad. Y para ello, tenemos que confiar exclusivamente en su santa Palabra. Hemos oído centenares de opiniones de los expertos de los medios de comunicación y políticos. Pero toda su retórica suena lo mismo. No hay una comprensión real del significado de esta súbita destrucción.

Una cosa puedo asegurarle: Dios no fue tomado por sorpresa. Él conoce los pensamientos de todos los seres humanos, incluso cada gobernante, déspota y terrorista. El Señor supervisa los movimientos de cada persona en la masa entera de humanidad. Él conoce nuestro sentarnos y nuestro levantarnos. Y puedo decirle, esta es una cosa segura: Dios tiene todo bajo control. Nada en la faz de la tierra tiene lugar sin su conocimiento, su consentimiento y, aun, su intervención oculta.


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Si usted es un cristiano, usted sabe que Dios ha entregado
un mensaje a América y el mundo a través de este desastre.


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Ministros y teólogos están diciendo por todas partes, “Dios no tuvo nada que ver con estos desastres. Él no permitiría tales cosas horribles.” Nada podría estar más lejos de la verdad. Este tipo de pensamiento está causando que nuestra nación rápidamente deje pasar el mensaje que Dios quiere darnos a través de la tragedia.

De hecho, hemos de tener una palabra de Dios. Como muchos pastores, me he afligido y he llorado por esta calamidad horrible. He buscado al Señor en oración y a través de su Palabra. Y, quiero decirle, he experimentado un pesar que es aún más profundo que el luto por la gente inocente muerta. Es un pesar que dice que si ignoramos el mensaje de Dios, si hacemos oídos sordos a lo que él está proclamando ruidosamente, entonces mucho peor es lo que nos está reservado a nosotros.

El profeta Isaías habla directamente de lo que nosotros hemos experimentado. (Si usted objeta usar el Antiguo Testamento para los ejemplos, considere las palabras de Pablo: “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos” [1 Corintios 10:11]. Pablo lo aclara: los ejemplos del Antiguo Testamento simplemente revelan cómo Dios se mueve en tiempos como el nuestro.)

En el tiempo en que Isaías profetizó, Dios había estado tratando pacientemente a Israel por aproximadamente 250 años. El Señor había enviado “las aflicciones ligeras” sobre su pueblo, llamándolos a arrepentimiento. Él estaba intentando atraerlos desde los ídolos de bronce hacia su bendición y favor.

Todos los profetas a lo largo de los años habían hablado a Israel la misma palabra esencial: “Humillaos”. La escritura dice, “Y servían a los ídolos... El Señor amonestó entonces a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y de todos los videntes, diciendo: Volveos de vuestros malos caminos, y guardad mis mandamientos y mis ordenanzas” (2 Reyes 17:12-13).

Pero la nación escogida de Dios rechazó su llamada a arrepentimiento. “Ellos no obedecieron, antes endurecieron su cerviz” (17:14). El pueblo se burló de los profetas que los llamaron a humildad. Y, en cambio, ellos “siguieron la vanidad, y se hicieron vanos... dejaron todos los mandamientos del Señor su Dios... y se entregaron para hacer lo malo ante los ojos del Señor... El Señor, por lo tanto, se airó en gran manera contra Israel” (17:15-18).


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Dios hace llamados de alerta a Israel


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El primer llamado de atención a Israel fue una invasión por Asiria. Este enemigo atacó dos provincias israelitas, Zabulón y Neftalí. Afortunadamente, los ataques se limitaron a estos dos puntos, y el daño fue mínimo. Dios estaba hablando claramente a su pueblo. La nación escogida del Señor perdió su sensación de seguridad. Mas, ellos todavía ignoraron el mensaje que Dios les estaba enviando.

Entonces, Israel recibió un segundo llamado de alerta. Este fue muy severo. Dos naciones que la Escritura denomina “los enemigos de Israel”—los sirios y los filisteos—combinaron fuerzas para un ataque sorpresivo. Según Isaías, este ataque vino de ambos “del oriente, y …del poniente” (Isaías 9:12). Esto significa que los invasores vinieron del este y el oeste, envolviendo a Israel. Y su ataque súbito fue absolutamente devastador.

Venimos ahora al corazón de este mensaje, y a la pregunta que la mayoría de los americanos se está haciendo: ¿Dónde estaba Dios en esta invasión súbita de su tierra escogida? ¿Qué hizo su pueblo para el que le sobreviniera este desastre? Isaías nos dice Dios es fiel para hablar a su pueblo: “El Señor envió palabra a Jacob, y cayó en Israel” (Isaías 9:8).. Dios habló una palabra clara. Y envió el mensaje a la nación entera.

Amado, este versículo nos menciona algo muy importante en nuestro propio tiempo de devastación. Simplemente dice, “Dios siempre envía su palabra.” Nunca en historia ha dejado el Señor en ignorancia en tiempo de calamidad. Nunca nos ha abandonado y ni nos ha obligado a explicarnos las cosas hipotéticamente. Siempre ha provisto una palabra de sabiduría.

Aun en este tiempo el Señor está levantando a sus atalayas, sus voceros. Hombres que buscan el rostro del Señor en aflicción y arrepentimiento. Y yo creo que ellos están oyendo y entendiendo el mensaje de Señor detrás de los eventos presentes. Es más, no temen proclamar solemnes advertencias, porque saben que han oído Dios. Han sido impulsados para hablar de los propósitos divinos detrás de nuestras calamidades.


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Tengo que hablar una palabra que ninguno de nosotros quiere oír


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Muchos lectores no recibirán esta palabra. Pensarán que es sin corazón, cruel y dura para un tiempo de afligir. Pero, digo, si no oímos la verdad de Dios y la asumimos, nuestra nación está condenada. Esta es la palabra que oigo al Señor hablarnos ahora mismo: “El Señor levantará a los enemigos de Rezín contra él, y juntará a sus enemigos… pero el pueblo no se convirtió al que los castigaba, ni buscó al Señor de los ejércitos” (Isaías 9:11, 13).

La Biblia es clara como el cristal: Dios usó naciones enemigas para castigar a su pueblo. El Señor manejó a estos enemigos como un instrumento de advertencia a Israel, llamándole al arrepentimiento. “Oh Asiria, vara y báculo de mi furor, en su mano he puesto mi ira. Le mandaré contra una nación pérfida, y sobre el pueblo de mi ira le enviaré, para que quite despojos, y arrebate presa, y lo ponga para ser hollado como lodo de las calles” (10:5-6).

Dios armó esta coalición de los enemigos de Israel para castigar a su pueblo escogido. El Señor estaba intentando advertir Israel, “Te has alzado con orgullo. Ahora yo te derribaré. Voy a permitirte ser disciplinado por tus enemigos.”

La coalición enemiga lanzó su ataque macizo. Y, de repente, los israelitas vieron con horror cómo sus edificios empezaban a derrumbarse. Fuegos impetuosos a lo largo de las ciudades, quemando las majestuosas estructuras. En un tiempo corto, Israel estaba en llamas. Y el pueblo de Dios empezaba a lamentarse, “Los ladrillos cayeron... cortaron los sicómoros” (9:10).

Después del testimonio de los recientes desastres en Nueva York y Washington, podemos empezar a imaginar las emociones del antiguo Israel. Mas, ¿se arrepintió Israel después de este horrorizante ataque? ¿Hubo un reconocimiento nacional de la advertencia que Dios les enviaba? ¿Oyeron los gobernantes al Dios que habla a través de la calamidad? No. La reacción de Israel fue justo la opuesta. El miedo inicial de las personas dio paso rápidamente a una marea de orgullo nacional. “Todo el pueblo... con soberbia y con altivez de corazón” (9:9).

La palabra hebrea para ‘altivez’ en este versículo significa un sentimiento de grandeza. En otras palabras, cuando el ataque cesó, los israelitas recobraron su confianza. Y declararon, “Los ladrillos cayeron, pero edificaremos de cantería; cortaron los cabrahigos (sicómoros), pero en su lugar pondremos cedros” (9:10). Ellos estaban diciendo, en otras palabras, “Estas calamidades no vienen de nuestro Señor. Es sólo el destino, los desastres infortunados que no pueden explicarse.

“Somos una nación grande y poderosa. Un pueblo orgulloso, resuelto. Y vamos a mostrar al mundo que nos levantaremos. Reconstruiremos todo más grande y mejor. Donde antes usamos ladrillos, usaremos piedra. Y donde edificamos una vez con construcción barata, usaremos los materiales mejores. Somos una nación bendita de Dios. Y vamos a salir de este desastre más fuertes que nunca.”

¿No nos suena esto muy familiar? El Señor usó a un enemigo cruel para enviar una advertencia de castigo a su pueblo. Él quiso despertarles, volverles a sí mismo, derramar sobre ellos bendición y rodearles con su protección. Mas, a lo largo de sus días de pesar y horror, el pueblo de Dios no reconoció Su mano. Ninguno preguntó: “Qué está diciendo el Señor a través de todo esto? Está intentando él hablarnos?” Nadie pensó por un momento que semejante nación orgullosa, grande pudiera ser humillada ser castigada. Al contrario, el pueblo personas rechazó tal pensamiento. Se negaron a oír la advertencia de Dios.

Pregunto: ¿Asimila usted el ejemplo de Israel, después de cuanto hemos sido testigos en estas semanas? Por favor, no me entienda mal. Doy gracias a Dios porque tenemos un Presidente moral que gobierna nuestro país. Agradezco al Señor por todos los cristianos fieles que sirven en altos cargos. Nuestra iglesia ora diligentemente por los líderes de nuestra nación. Y agradecemos por este tiempo de oración en toda la nación. Es alentador ver a las personas serenándose y volviendo a pensar sus estilos de vida.

Mas, aun así, arriesgamos pasar por alto el mensaje de Dios a nosotros. Piense esto: cuando nuestras asambleas públicas requieren un momento de silencio, pensamos que es verdadero arrepentimiento. Cuando vemos a políticos que cantan “Dios bendiga a América,” pensamos que nuestra nación se ha vuelto a Dios. Cuando vemos en eventos deportivos observar un minuto silencioso al medio tiempo, pensamos que es una experiencia espiritual.

¿Pero es esto todo lo que va a salir de nuestro reciente desastre? ¿Guardarán las personas un minuto de silencio en los estadios, para luego pintar sus cuerpos en colores salvajes, beber cerveza tras cerveza, y gritar como locos por su equipo favorito?

Como la mayoría de los americanos, lloré cuando vi a Senadores y líderes del congreso de pie en las escalinatas del Capitolio, cantando, “Dios bendice a América… permanece con nosotros, y nos guía…” Mas, cuando yo estaba llorando, el Señor me recordó, “Muchos de los líderes que ves cantando han trabajado para dejarme fuera de la sociedad americana. Están determinados incluso a quitar mi nombre de los libros de la historia americana. Y han permitido el asesinato de millones de bebés a través del aborto.”

De repente, fui golpeado por la hipocresía absoluta de todos. Servimos a Dios de labios, pero continuamos deslizándonos en el fango de la inmoralidad.


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Cuando una nación está bajo la corrección divina,
reaccionará en una de dos maneras


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Una nación bajo el castigo puede humillarse y arrepentirse, como hizo Nínive. O, puede honrar a Dios de labios, pero volverse a su propia fuerza y pasar por sobre la corrección, declarando, “Nosotros tenemos la fuerza para soportar cualquier desastre. Tenemos la habilidad y resolución para superar cualquier problema. Somos de verdad una gran nación.”

Soy tan patriota como cualquier americano. Y estoy estremecido como cualquiera en la unidad que nuestra nación está experimentando. Doy gracias a Dios por los esfuerzos heroicos y los sacrificios increíbles que hemos visto tras los ataques terroristas. El mundo entero está impresionado por la fortaleza y amor desplegado por las personas de Nueva York, Washington, D.C. y América en general.

Pero enfrentamos el mismo peligro que Israel. En nuestro patriotismo ardiente, nosotros podríamos fácilmente ignorar el mensaje de Dios a nuestra nación. Y hoy, estamos de pie en la misma encrucijada donde estuvo Israel.

Me pregunto: si hubiéramos vivido en los días de Isaías, ¿habríamos escuchado sus advertencias proféticas? ¿O habríamos hecho oídos sordos? Jerusalén y la nación de Judá se negaron a creer que podrían ser derribados. Mas, Isaías profetizó, “Como hice a Samaria y a sus ídolos, ¿no haré también así a Jerusalén y a sus ídolos?” ([Isaías] 10:11). Dios estaba diciendo, en esencia, “yo he juzgado otras naciones por la misma idolatría que tú estás practicando. ¿Por qué no te juzgaría yo? ¿Qué te hace estar fuera de mi ley?”

En toda América, las personas están celebrando reuniones para “oración y recuerdo.” Es correcto y loable (y totalmente escritural) recordar a quienes han muerto. Pero, ¿por qué estamos nosotros tan temerosos para llamar también a reuniones de “oración y arrepentimiento?” Ahora mismo, la mayoría de los americanos se concentra en el recuerdo y la venganza. Mas, ¿dónde está el llamado en América para volverse a Dios?

En cuanto al castigo de los terroristas, Isaías se dirige también a este problema. Él declara, “Pero acontecerá que después que el Señor haya acabado su obra en el monte de Sion y en Jerusalén, castigará el fruto de la soberbia del corazón del rey de Asiria” (Isaías 10:12). De hecho, cuando Dios terminó de utilizar a Asiria como “la vara de mi enojo”, él los destruyó. Igualmente, Dios derribará a cualquier terrorista que ataca y asesina personas inocentes. Vendrá el tiempo en que ellos cumplan su destino eterno en el infierno.


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Este es el mensaje que creo está trompeteando Dios en nuestras calamidades


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Profundo en mi espíritu, oigo al Señor decir, “Te he prosperado sobre todas las naciones. Mas, durante años has persistido rindiendo culto a ídolos de oro y plata. He soportado su sensualidad desvergonzada, tu burla de las cosas santas, tu derramamiento de sangre inocente, tus esfuerzos incansables por quitarme de su sociedad. Ahora tiempo está corriendo contra ti.

“Te he enviado profeta tras profeta, atalaya tras atalaya. Has sido advertido una y otra vez. Mas, aún no abrirás los ojos a tus malos caminos. Te he herido, con la esperanza de salvarte. Quiero sanar tu tierra, destruir a tus enemigos, restaurarte mi bendición. Pero no tienes ojos para verlo.”

¿Si Dios no se compadeció de otras naciones que lo abandonaron, por qué habría él de perdonar a América? Él nos juzgará así como juzgó Sodoma, Roma, Grecia y cada cultura que lo desechó.

Considere lo que Dios habla a través de Ezequiel: “Echad de vosotros todas vuestras transgresiones... y haceos un nuevo corazón y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel? Porque no quiero la muerte del que muere, dice el Señor Dios; convertíos, pues, y viviréis” (Ezequiel 18:31-32).

Para cualquiera que duda que Dios siente dolor, aquí es prueba positiva de su gran compasión. Él siente pesar también y se aflige por la muerte. Él está diciéndonos en este pasaje, “Yo no tomo placer viéndote sufrir y morir. Por eso te suplico: Arrepiéntete de tu pecado y vive”.

Dios llora sobre todo por esas calamidades que ocurren a los inocente. En estas últimas semanas, usted puede estar seguro que Jesús ha estado llorando por las víctimas de los ataques terroristas. Él es “la redoma de las lágrimas de sus santos.” De hecho, creo que muchas de las lágrimas vertidos por los cristianos son las propias lágrimas de Dios, impulsadas por su Espíritu en nosotros.

Mas, en momentos, la justicia de Dios y rectitud lo llevan a refrenar su compasión. Y le obligan a que lleve a cabo sus rectos juicios como un último recurso. El mayor ejemplo de esto es el sacrificio de su Hijo, Jesús. La justicia exigió que los pecados del mundo entero fuesen puestos en un hombre inocente, y que este hombre fuera condenado a morir por todos. Dígame, ¿quién podría ser más inocente que el propio Hijo de Dios? Mas, Cristo se dio de buena gana en sacrificio, para liberación y salvación de toda humanidad.


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¿Qué sucederá a América si ignoramos el mensaje de Dios?


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¿Cuál será el destino de nuestra nación si rechazamos el llamado de Dios para volvernos totalmente a él? ¿Qué pasará si los abortos continúan y se usan fetos para la investigación científica… si seguimos borrando el nombre de nuestro Salvador de la Historia americana... si reconstruimos todas las cosas más grandes y mejores, sólo para enriquecernos más... si confiamos más en nuestro poderío armado que en el Dios todopoderoso?

Isaías describe lo que pasa a cada nación que rechaza Dios y se jacta de su propia grandeza: “Porque la maldad se encendió como fuego... y serán alzados como remolino de humo. Por la ira del Señor de los ejércitos se oscureció la tierra, y será el pueblo como pasto del fuego; el hombre no tendrá piedad de su hermano. Cada uno hurtará a la mano derecha, y tendrá hambre... cada cual comerá la carne de su brazo” (Isaías 9:18-20).

Los fuegos devoradores subirán a los cielos. La oscuridad cubrirá la tierra. La economía será golpeada y se tambaleará. Y habrá discordia en la nación, en las comunidades, los barrios, las familias. Las gentes mirarán sólo por sí mismas, en una lucha desesperada para sobrevivir. Y Dios te amparará si tú vienes a él.

Me fue dado un mensaje profético hace nueve años, y yo lo entregué a la Iglesia de Times Square el 7 de septiembre de 1992. Permítame compartirlo ahora con usted:

“Esta advertencia no es para asustarle. Sólo significa para usted acercarse al Señor y orar. Esto es lo que creo que Dios me ha mostrado:

“Treinta días de castigo caerán sobre la ciudad de Nueva York como el mundo nunca ha visto. Dios va a derribar los muros. Habrá violencia inimaginable y saqueo. La violencia es tan feroz que conmoverá el mundo entero. Nuestras calles no serán vigiladas sólo con la Guardia Nacional, sino con el ejército.

“Mil fuegos arderán al mismo tiempo a lo largo de la ciudad. Los fuegos en Los Ángeles se confinaron a algunos sectores de esa ciudad, pero Nueva York estará ardiendo en todos sus distritos municipales. Times Square estará ardiendo, y las llamas ascenderán en el cielo y las verán por millas. Los carros de incendio no podrán controlarlos todos.

“Los trenes y autobuses se detendrán. Billones de dólares se perderán. Los espectáculos de Broadway se detendrán completamente. Los negocios huirán de la ciudad en una hemorragia imparable. Se esperan tales cosas en países tercermundistas, pero no en una nación civilizada como los Estados Unidos. Mas, poco tiempo después, la ciudad de Nueva York quebrará completamente. La Ciudad Reina se lanzará en la suciedad, volviéndose una ciudad de pobreza.

“Usted puede preguntar: ¿cuándo pasará todo esto? Todo cuanto puedo decir es que creo que yo estaré aquí cuando pase. Mas, cuando suceda, el pueblo de Dios no tendrá pánico ni temor.”

Han inundado nuestras oficinas las llamadas y mensajes, preguntando, “¿Era el ataque terrorista el 11 de septiembre la calamidad que usted estaba profetizando en 1992?” No es así. Lo que yo vi venir será mucho más severo. De hecho, si América rechaza la llamada de Dios para volverse a él, enfrentaremos los mismos juicios que Israel enfrentó. Y ellos no sólo golpearán Nueva York, sino cada región del país. Ni siquiera el corazón del país será perdonado. La economía de la nación se derrumbará, y emergerá la violencia. Fuego consumirá nuestras ciudades, y los tanques retumbarán a través de las calles.

Quizás usted se pregunte, como yo: “¿Puede esto ser evitado?” Sí, absolutamente. Yo creo que nosotros nos daremos un indulto si nuestro Presidente demuestra ser un Josías. Usted puede recordar bien a Josías como el rey que buscó al Señor con todo su corazón. Todos debemos orar para que Dios le dé a nuestro Presidente el mismo espíritu que tuvo Josías, para temblar a su Palabra. El Señor habló lo siguiente a Josías:

“He aquí yo traigo sobre este lugar, y sobre los que en él moran, todo el mal... por cuanto me dejaron a mí, y quemaron incienso a dioses ajenos... Mas al rey de Judá que os ha enviado para que preguntaseis al Señor... y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante del Señor, cuando oíste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que vendrán a ser asolados y malditos... También yo te he oído, dice el Señor. Por tanto... no verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar” (2 Reyes 22:15-20).

Dios dijo al rey, en esencia, “Mientras estés en el poder, temblando a mi Palabra y confiando en mí, no verás los juicios que han de venir. Ellos no pasarán durante tu reino.”

Creo que nuestra oportunidad de responder al llamado de Dios es breve. Todos debemos orar para que nuestra nación se arrepienta y vuelva al Señor. Pero nuestras más intensas oraciones deben ser por nuestros propios corazones: “Señor, permítame temer, no a los desastres, sino a tu Palabra. Quiero oír su voz en todo esto. Muéveme a volverme totalmente a ti.”





COPYRIGHT:

Propiedad de la iglesia de Times Square. Puede imprimirse en su integridad por los lectores para uso personal. No puede alterarse o revisarse de forma alguna y todas las reproducciones deben contener este aviso:

Copyright [©] 2001, Times Square Church, 1657 [Broadway], New York City, NY 10019
 
¿ A nadie interesó la web de Wilkerson ?



¿ o están..............?

:dormido2: :dormido:
 
Gracias .....!!!!!

Gracias .....!!!!!

Saludos Maripaz,

El sitio del Hno Wilkerson ha sido de bendicion para mi y para otros a los que se los he compartido.

Por otra parte....no te cause curiosidad...el "dormir" es la constante de hoy...pero como sabes...pronto sera el despertar.

Bendiciones,

Hcch.=
 
Gracias Maripaz,

Estoy leyendo los mensajes de David, incluso conseguí una emisora radial en ese site con muy buenos sermones y prédicas en Espaõl, ya que estraño mi idioma...
 
Re: Gracias .....!!!!!

Re: Gracias .....!!!!!

Escrito originalmente por hcch
Saludos Maripaz,

El sitio del Hno Wilkerson ha sido de bendicion para mi y para otros a los que se los he compartido.

Por otra parte....no te cause curiosidad...el "dormir" es la constante de hoy...pero como sabes...pronto sera el despertar.

Bendiciones,

Hcch.=




Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir. (Mateo 25:3-13)





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