¿Qué es el bien, y qué es el mal? Son puntos de vista.
Lo que para unos es "malo" para otros puede no serlo; y lo que para unos es "bueno", para otros puede no serlo. Se trata de criterios, no de realidades.
Dios no creó el mal. ¿Acaso es Dios demente? "No puede una misma fuente destilar dos aguas: agua dulce y agua salada". O Dios es solo amor, o es demente, porque no puede un mismo ser que es UNO, ser, aparte de uno (unicidad absoluta y totalidad completa) tener, o crear, algo separado o diferente.
La pregunta correcta sería, ¿quién creó la aparente dualidad? La dualidad son los dos opuestos de una misma cosa, pero dentro de la demencia. ¿Dios está loco? Si creemos que no lo está, viene siendo hora de dejar atrás tantos paradigmas religiosos, cuentos tradicionalistas y novelas culturales atribuidas a Él, que, en último término, proceden de las mitologías, no de la realidad.
Dios es luz, y no hay tinieblas en Él. Asimismo en Él somos y existimos. Asimismo las cosas invisibles de Él se aprecian a través de las cosas visibles. Asimismo se dice que supuestamente él creó el abismo y tinieblas de las cuales se produjo el mundo. Hay que culturizarse, actualizarse y saber entender cada cosa tal como es, y especialmente a qué se referían las personas al decir lo que escribieron, y cuál era la idea correcta en ese idioma. Si Dios es luz, y estamos en Dios, no puede haber tinieblas. O es luz, o es tinieblas, pero no las dos cosas a la vez. O Dios es amor o es celoso, pero no las dos cosas. No puede el que es solo UNO y Perfecto ser demente o dual, ser espíritu y a la vez ser mundano, mostrar frutos del espíritu y frutos de la carne.
La palabra "dios" se refiere a un ser sobrenatural que juega un rol en la creación, y deriva del idioma griego, relativo a la deidad Zeus como señor de la luz del "día". En hebreo hay otras palabras más adecuadas, como Elohim, que se refiere a una conciencia colectiva que representa la idea o concepto de Dios. Esta palabra es más adecuada que la castellana "dios", porque es colectiva, no dual. Elohim define a Dios como una filiación, un conjunto donde todos son en realidad uno. Esa es la verdad: solo hay uno. Por eso dice el pasaje, "shmá israel, adonai eloheinu, adonai ejad", que traducido es "escucha Israel, el señor nuestro dios, señor UNO". Esto quiere decir que Elohim es UNO, no dos, porque en Él no hay dualidad. La dualidad es una proyección falsa que fue creada al margen de Dios, pero dentro de Dios. Por ello, Eloheinu también quiere decir "nosotros somos Elohim", como escribió el profeta, "amarti elohim atem", que traducido es, "dije sois Elohim", confirmando las palabras de Juan, "somos hijos de dios". Elohim significa tanto dios como dioses o hijos de los dioses o hijos de Dios, pues todas estas distintas apreciaciones en la traducción no son otra cosa que una en hebreo. No hay separación, no estamos separados de la Totalidad, pero creemos que lo estamos.
¿De dónde, pues, apareció dualidad en donde solo ha habido unidad? Lo dijo Moisés en el cuento metafórico del Edén al decir que Adam cayó en tardemáh. Adam no es un hombre en particular, sino la humanidad en su totalidad, sea en la Tierra o en otro planeta, sea en esta dimensión o en cualquier otra. Adam es la humanidad que estaba en la unicidad como UNO solo, el primer y original Elohim, pero proyectó un sueño irreal y fabuloso que consistía en SEPARACIÓN, ajeno a la unicidad, y eso produjo este universo dual. En realidad no existe, pero dado el poder de la mente, da la apariencia que existiese y que todo lo que vivimos en la ilusión de composición atómica y del tiempo y el espacio fuese real. La dualidad no existe, pero dentro de este inmenso sueño aparente da la apariencia de existir, como también nuestros cuerpos separados dan la apariencia de existir en este demente sueño dual. Elohim entró en esa Tardemah (sueño profundo) y se proyectó como millones y millones de conciencias separadas que en diversas dimensiones se focalizaron como "almas". Nada de esto fue, o es, real, pues solo está ocurriendo dentro de la mente de Elohim, que nunca ha salido de la unicidad con el UNO. Por ello parece que hubiese bien y mal, arriba y abajo, dentro y fuera, blanco y negro, masculino y femenino, vida y muerte, justicia e injusticia, amor y miedo, paz y odio, verdad y mentira, armonía y adversidad, ángeles y demonios, cielo y tierra, etc., etc., etc. Dios no creó nada de esto; lo creamos nosotros. Pero no es que esta creación sea real, sino que la mente de Elohim es tan poderosa, que este sueño proyectado dentro de su fantasía no carece de cierta ironía: de verse real para el propio que la está proyectando, y no se da cuenta de que es su propio auto-engaño.
Aquellos que son conscientes de que hay un velo entre las realidades ficticias y la realidad divina lo han descrito como una proyección a manera de velo, como los velos del Templo que había en Jerusalem, o el famoso velo de Maia del hinduismo, o el Anicca del budismo. Yeshua llamaba a ese velo, "el mundo", que en griego no es el planeta en el que estamos, sino que se dice "kosmon", o universo material, o que aparentemente es material. Hace más de una década que los científicos lo saben, y la física cuántica no ha hecho más que ratificarlo: vivimos dentro de un holograma, una proyección mental creada fuera del tiempo. Esto ha inspirado películas como Matrix, u Origen, basándose en que ya los grandes sabios del pasado conocían este misterio. Si uno estudia el misticismo judeo-cristiano de los siglos I y II d. C., descubre que Yeshua hablaba de esto, pero la ICAR destruyó todas sus referencias de los evangelios en el Primer Concilio de constantinopla (382 d. C.). Gracias al Dios, la escuela valentiniana, aunque fue perseguida por la ICAR, logró salvar algunos manuscritos, como las propias fuentes de los evangelios, tales como el evangelio de Tomás y de Felipe, donde aún sobreviven algunas palabras originales de Yeshua.