QUE SIGNIFICA PARA MI EL ADVIENTO

11 Diciembre 2007
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Ocurrió en el marco de una cafetería saboreando un café en compañía de mi amigo Ricardo. Comentábamos que junto al nuevo año litúrgico que comenzaría pronto, vendría la Navidad, bello y hermoso tiempo que vivimos con la impresión de que el mundo habitual se paraliza para mostrarnos otro mundo nuevo lleno de felicidad, paz y estupendos deseos de amor para todos incluso a veces, para aquellos que en el resto del año no gozan de nuestra estima personal.
La pregunta de Ricardo saltó de improviso. ¿Qué significa para ti la venida del adviento?
Si he de ser sincero al principio me quedé un tanto sorprendido. Sin embargo intenté satisfacer el deseo de Ricardo.
Yo lo definiría como la esperanza de una mujer embarazada que espera a su niño que se encuentra físicamente en su cuerpo y que para ella sería como un sol radiante que vendría a este mundo precedido por una bellísima aurora.
Lo contemplaría como una luz grande y hermosa en la cual se reflejara los sueños, anuncios y promesas que se personalizaran en la figura de un Mesías pacífico y salvador.
Un adviento que nos traerá a todos los hijos de este mundo, paz, justicia, libertad, salvación y amor. Y todo esto será posible, porque con el adviento nos viene el Príncipe de la paz que se llamará Enmanuel (Dios con nosotros) y que nos traerá el Espíritu Santo y el amor de Dios,
Un adviento que nos servirá para convencernos de que en evangelio existe esa frase que fue escrita por y para nosotros y averiguar el momento en que Jesús cruzándose en nuestro camino pronunció esa palabra.
Un adviento que nos enseñará a ser tolerantes con los que no piensan como nosotros, compasivos con los ancianos y comprensivo con los jóvenes, teniendo en cuenta que los que nos vean podrán dudar de nuestras palabras, pero con seguridad de siempre creerán en nuestras acciones.
Un adviento que buscaba aquel amigo soñador que decía que mientras el mundo contaba dinero, el gastaba el tiempo contando estrellas. El deseaba hacer un hombre de cada animal humano y el mundo práctico está convirtiendo en animal cada hombre, por lo que él prefería ser un soñador lejos de ser un hombre práctico.
En definitiva, yo pienso que el adviento es el momento en que debemos despojarnos de comodidades y apegos para caminar hacia quienes esperan nuestra ayuda y nuestro consuelo, con una dosis alta de misericordia que prevalezca sobre cualquier otra razón; con ojos y oídos nuevos para ver mejor a quienes nos necesitan y escuchar sus voces desde muy dentro de nuestros corazones y con una total entrega de amor hacia ese hermano que nos tiende su mano.
Amigo mío no olvides que la vida pasada ya no existe. La nueva está en nuestras manos.
Ignoro si mis argumentos llegaron a satisfacer las expectativas de mi amigo. En cualquier caso a la salida de la cafetería nos fundimos en un abrazo.