Que llaman a la puerta
Mi profesor de literatura nos recomendó tan vivamente que aprendiéramos los
sonetos de Lope de Vega que todos los condiscípulos los sabíamos de memoria.
Hay uno que lo he repetido en mi conciencia cientos de veces, y siempre me
produce emoción y dolor de mis pecados. Es aquel que comienza así: "¿Qué
tengo yo que mi amistad procuras...?" Sobre todo llega al clímax la emoción
con aquellos versos: "¡Cuántas veces el Angel me decía: - alma, asómate
ahora a la ventana, - verás con cuánto amor llamar porfía! - Y cuántas,
hermosura soberana, - ¡Mañana le abriremos, respondía, - Para lo mismo
responder mañana"!.
Y la realidad es que Dios, de continuo, está llamando a la puerta de
nuestra alma. El Apocalipsis nos lo recuerda: "He aquí que estoy a la puerta
y llamo". (3,20).
¿Y cómo nos llama el Señor? Por las gracias actuales; los avisos de Dios.
He aquí unos cuantos:
- A propósito de una buena lectura, predicación, buen ejemplo de alguien, o
un buen consejo.
- A veces cuando el pecador realiza una buena acción Dios le premia con un
buen deseo de arrepentimiento.
- En las tribulaciones, muerte de amigos o familiares se nos plantea siempre
la brevedad de la vida y la conversión a Dios.
Hace falta estar atento a las llamadas del Señor y no endurecer nuestro
corazón, que se vive solamente una vez. JM.LORENZO
Mi profesor de literatura nos recomendó tan vivamente que aprendiéramos los
sonetos de Lope de Vega que todos los condiscípulos los sabíamos de memoria.
Hay uno que lo he repetido en mi conciencia cientos de veces, y siempre me
produce emoción y dolor de mis pecados. Es aquel que comienza así: "¿Qué
tengo yo que mi amistad procuras...?" Sobre todo llega al clímax la emoción
con aquellos versos: "¡Cuántas veces el Angel me decía: - alma, asómate
ahora a la ventana, - verás con cuánto amor llamar porfía! - Y cuántas,
hermosura soberana, - ¡Mañana le abriremos, respondía, - Para lo mismo
responder mañana"!.
Y la realidad es que Dios, de continuo, está llamando a la puerta de
nuestra alma. El Apocalipsis nos lo recuerda: "He aquí que estoy a la puerta
y llamo". (3,20).
¿Y cómo nos llama el Señor? Por las gracias actuales; los avisos de Dios.
He aquí unos cuantos:
- A propósito de una buena lectura, predicación, buen ejemplo de alguien, o
un buen consejo.
- A veces cuando el pecador realiza una buena acción Dios le premia con un
buen deseo de arrepentimiento.
- En las tribulaciones, muerte de amigos o familiares se nos plantea siempre
la brevedad de la vida y la conversión a Dios.
Hace falta estar atento a las llamadas del Señor y no endurecer nuestro
corazón, que se vive solamente una vez. JM.LORENZO