Entiendo tu exposición, pero en términos hebreos y según la cultura/mentalidad judía, la shikutz meshomem (abominación asoladora) se refiere a algo horrible que asolaría el lugar. Los romanos no intentaron imponer una "religión" ni a judíos ni a nadie, toda vez que los romanos no tenía una religión en sí. Los romanos no estaban interesados en proselitismo religioso ni en que otros creyesen en sus dioses. No conozco ninguna mención histórica que sostenga que los romanos les pusieron a los judíos alguna estatua de César en algún sitio del monte Moria, al menos del 66 d. C. hasta la destrucción del templo en el 70 d. C. Eso no concuerda con la historia ni con la forma de actuar o pensar de los romanos. Los romanos ponían sus esculturas de César en muchas partes, pero pretender colocar alguna en el monte Moria sería una declaración de guerra si no era la guerra lo que se estaba buscando. Durante la abominación asoladora, Yerushalim (Jerusalén) estuvo bajo sitio, así que nadie salía y nadie entraba, por lo que no hay lugar para suponer que se trabajase en el montaje de alguna estatua dentro de la explanada del templo. El profeta Daniel es uno de los que aclara que la abominación estaría en el lugar santo, es decir, la zona de la explanada del Templo, y en términos del lenguaje y cultura hebrea, lo abominable es cualquier cosa que suponga profanación de algo santo (como la explanada del templo), sea de gente profana (extranjeros), comercio (por eso Yeshua les habría recriminado de convertir ese sitio en una cueva de ladrones), cosas muertas - fuera del sacrificio permitido -, o crímenes (violaciones a la ley). Ese lugar siempre se mantenía ajeno a estas cosas, y cuando algo se intentaba para profanarlo, toda la gente apedreaba a quien se atreviese a tal cosa. La imposición de los babilonio y de los griegos a eso fue lo que hizo que el uso de <<shikuzt meshomem ba al knaf>> se aplicara. El 'knaf' (ala) se refiere a la sección del monte Moria donde se erige el templo. Por ende, en argot hebreo-judío fueron abominaciones lo que hizo Antíoco IV Epífanes y lo que tuvo lugar durante el sitio de Yerushalem desde el 66 d. C., donde la gente se moría de hambre, se detuvo todo servicio sacerdotal, la gente lloraba y clamaba, se daban saqueos de todo tipo, la gente entró a robar los alimentos del templo a causa de la escasez, y finalmente los ejércitos romanos (profanos-infieles) entraron y pisaron el Lugar Santo, y además lo destruyeron (pese a que, oficialmente, esa no era su intención, sino que ardió por un accidente con fuego que cayó sobre unas telas en el Sancta Santorum).