Ha sido muy interesante el desarrollo de mi participación en el foro.
Un día aporté acerca de la idea que yo tenía de mí mismo. Paralelalmente a la teología, de la que la mayoría de los foristas tratan casi siempre, corre la antropología.
Como todos sabemos, la primera es el estudio de DIOS, por mi parte asunto muy delicado y que lo tenemos que hacer escuchando al Mismo Dios a través del Espíritu Santo y de la Biblia (66 tomos y no más); la segunda, expuesta en la La Biblia.
El asunto lo tenía que presentar RADICALMENTE. Y así lo hice. La Biblia es muy explícita en cuando al hombre en se estado actual; ella lo declara una inmundicia, un cadáver, indigno de la presencia de Dios. ¿Cuál es la metáfora más desagradable que podría ser tomada en cuenta en toda su crudeza?
Escogí “el excremento”. Estaba seguro que a todos los dejé sorprendidos. ¿Cómo? ¿Ezequiel? ¿En el foro? Y muchas otras preguntas. Antes habíamos hablado de la vida sexual de María (la viuda de José), y de la de Jesús. Recuerdo que cuando hablé de la vida sexual de María, Luis Fernando(el expulsado) lanzó una exlamación de angustia. “¡Ojalá que próximamente no se abra un epígrafe de la vida sexual de Jesús!” Pues lo abrí porque ya lo tenía pensado abrir.
El tema del “antropos” es escabroso ya que en él se habla de una creatura creada por Dios, maravillosa, pero que se rebeló y perdió su relación con su Creador a Quien había ofendido grandemente. Aquí entra todo el tema de Satanás, el pecado, la tentación, la caída, el desafuero del Edén, la continua y universal rebeldía del antropos contra la Deidad, la respuesta de la Deidad, el trabajo de Jesucristo y del Espíritu Santo, la salvación del antropos, la Iglesia, el Cielo, etc.
La respuesta a mi auto-declaración de ser “excremento” fue cero. Nadie dijo nada. Después de un tiempo, el romanista de la argentina Juan Manuel me mandó una nota, muy delicada y frágil, diciéndome que “yo era un hijo de Dios”. Aparentemente, me trató de convencer que mejorara yo la idea que yo tenía de mí mismo. Fue muy dulce. La dulzura de ese ‘teólogo’ para mí es muy amarga ya que huele a sahumerio y está arropada de sotanas.
Después recibí consejos para que tal vez cambiara la palabra “excremento” a otra palabra no tan “soez”. Concedí. Comencé a usar “estiércol”. (La misma cosa es, tal vez más eufémica).
Más tarde alguien se atrevió a sugerirme otra vez que yo estaba equivocado en cuanto a “estiércol”. Como trató de hacer una defensa basada en la Escritura, yo le afirmé a esa persona que no sólo yo era un “e” sino todos los seres humanos.
Aquí está la pepa de la calabaza. Desde siempre yo entendí que Juan Manuel estaba defendiendo todo un aspecto de su teología al no aceptar que yo era “e”. Lógicamente, si él (o cualquiera) acepta que yo soy “e” (ante la exclusiva santísima presencia del Trino Dios), todos somos “e”. Y lógicamente si todos somos “e” (ante Dios), en esa canasta se van a encontrar Moisés, David, Jeremías, Isaías, María (la viuda de José), Pedro, Pablo, Juan, Jacobo, Esteban, todos los ‘papas de Roma”, todos los “beatificados” y “santificados” de Roma, Bill Clinton, Fujimori, Franco, Pinochet, Hitler, Milosovic, Barak, Haaz, Jetonius, en fin todos nosotros.
Por supuesto, el primer paso para no llegar a estos “extremos” es no permitir que la idea antropológica de Ezequiel sea aceptada.
Por eso, especialmente Luis Fernando Carvallo se empecinó a perseguir a Ezequiel Romero para hacerlo desaparecer de la órbita forística. Verdaderamente, a este Luis Fernando yo le demostré que en el foro dice cosas incoherentes; que es un ciego defensor de lo que su organización romanista le dicta.
Más tarde abrí el epígrafe “Hostia y Digestión”. Un tema acerca de la famosa “transubstanciación”. Aquí casi se los lleva el Diablo, con zapatos y todo. Especialmente Juan Manuel no ha podido contestar fehacientemente y con honestidad intelectual ni un ápice de los argumentos de “Hostia y Digestión”. Esto los debe tener muy atribulados.
Ya lo he dicho anteriormente, este foro es una tribuna muy importante en el desarrollo eclesiológico de este siglo, de manera especial en lo que toca al mundo de habla castellana. Es alarmante cómo Roma ha logrado enturbiar con su ‘teología’ paganizada las mentes de hombres que podríamos pensar que podrían emanar más luz evangélica. Lo he dicho mil veces, ahora Roma usa el Santo Libro que antes odiaba y quemaba para probar, torciéndolo, casi todas sus herejías. Como peruano nacido en la década de los años 30, tengo el deber de informar a los nuevos creyentes lo que Roma ha significado en el desarrollo socio-político-económico-religioso de nuestros pueblos de habla castellana.
Mi carácter “radical” Dios lo formó en el fragor de la lucha por las libertades en el Perú, y en toda América Latina. Fui influenciado por los grandes pensadores de la época que fueron perseguidos y maltratados porque querían una América Latina libre y fraterna. Roma se opuso tenazmente, coadyuvó con las fuerzas más retrógadas dueñas del poder. El primer año que yo asistí a la escuela elemental, las maestras romanistas quisieron obligarme a que hiciera “su primera comunión”, quisieron que yo fuera a misa, que me persignara, etc. Nunca lo hice y me rebelé contra el poder omnímodo de Roma en el Perú. Esto pasó en cada una de las tres escuelas elementales a las que asistí: Ramón Espinoza, República Argentina, y Ricardo Quimper. A todas fue obligada mi madre a ir a explicar la situación, y en todas salí triunfante.
En el Colegio Guadalupe todos los curas que enseñaban religión me temían ya que con la Biblia les demostraba que estaban en error. En la U. San Marcos fui un adalid de los estudios bíblicos y tuvimos un resonado triunfo cuando mostramos en el Salón General la película “Martín Lutero” el año 1957. Los niñitos “de la Acción Católica” quisieron oponerse; pero en ese año había brisas de libertad en el Perú y pudimos salir adelante.
También les he contado cómo el cardenal Guevara hizo todo lo posible para que el templo de la Iglesia en el Malecón Rímac no se construyera, y cómo un empleado de la municipalidad aprovechó de los funerales del cura Guevara para conseguir el permiso de la construcción.
Inclusive en los años 50, 60 y 70 la organización romanista en Lima quiso oponerse a la construcción del templo Maranata en la avenida Brasil (según ellos estaba muy cerca a su templo), y en también usaron toda su influencia para que el terreno donde está la Iglesia de la Alianza Cristiana y Misionera no se vendiera a los evanélicos. La dueña tuvo que venderlo a un tercero y así se pudo ser vendido a la Alianza. En los años 70 la Alianza encontró dificultades de la misma índole para la construcción de su templo en la Avenida Brasil.
Estas son historias de lo que yo he visto con mis propios ojos. ¿Ustedes se imaginan cuántas veces se habrá multiplicado esa misma maldad en todo el país peruano? ¿Y en los demás países?
Este es el trasfondo de mi estilo “bufonesco” que he usado en mi trato con estos bufones de la verdad.